El milagro Vollmer

El empresario venezolano propietario de Ron Santa Teresa lidera un proyecto, estudiado en Harvard, basado en invertir en la regeneración social para lograr el progreso de la comunidad y del negocio

Alberto Vollmer nunca pensó en trabajar en la hacienda Santa Teresa, cuna del ron venezolano, y propiedad de su familia. Tenía solo 28 años cuando su padre le pidió que reflotara la empresa ya que se encontraba en una situación económica difícil. Y así lo hizo. “Teníamos muchas deudas. Tuve que tomar decisiones complicadas. Rebajar casi a la mitad los sueldos y despedir a empleados, pero hoy tenemos más de 500 trabajadores y somos una de las principales empresas exportadoras del país. Estamos en más de 30 mercados. Después de Venezuela, España es nuestro mejor cliente”.

Hoy, a sus 44 años, este empresario venezolano preside Ron Santa Teresa y es el propietario de la hacienda del mismo nombre. Más de 3.000 hectáreas de terreno con 200 años de historia dedicados a la plantación de caña de azúcar para elaborar ron situados en el Estado de Aragua, al norte de Venezuela. También lidera el proyecto Alcatraz, una organización no gubernamental que trabaja sobre todo en la rehabilitación de delincuentes y regeneración social a través del deporte. Un modelo que está siendo estudiado por la Universidad de Harvard y que demuestra que invertir en cuestiones sociales no solo logra el progreso de la empresa sino también de la sociedad.
Vollmer asistió esta semana en Tenerife a las jornadas de Empresa Familiar y allí explicó este modelo que tantos beneficios ha reportado al Estado de Aragua. DIARIO DE AVISOS tuvo la oportunidad de charlar con él y constató que, a pesar de toda su riqueza e influencia social, Vollmer no es un aristócrata tradicional. Está absolutamente convencido de que los nuevos empresarios deben vincularse con los asuntos sociales de su comunidad “porque esto repercutirá en sus negocios”.

El comienzo

En febrero del año 2000, casi 500 familias invadieron sus tierras y establecieron un campamento. El líder de este grupo era un hombre que había participado en el golpe de Hugo Chávez en 1992. Estaba apoyado por el gobernador y además por la policía, “con lo que mucho no podía hacer”. Vollmer cuenta que en el primer encuentro que tuvieron le pidió que se marchara, que ésas no eran sus tierras, y éste le dijo que de allí no se iban. “Pues bien, le dije: Tú me invades las tierras y yo te invadiré tu mente”. Hoy son compadres y grandes amigos y de esta estrecha colaboración nació un proyecto llamado Casas Blancas. Se construyó en la zona invadida una urbanización de viviendas unifamiliares y todas se pintaron de blanco. “Entendí desde el principio que no podía hacer nada y decidí entonces darle la vuelta al problema, generando sinergias entre el negocio y el valor social que podía aportar”. Ahora cada vez que hay un barrio seguro, se regenera y se pinta de blanco. “Éste es el éxito”.

Después nació Alcatraz. Un proyecto de rehabilitación de delincuentes extraordinario y que ha conseguido reducir en más del 90% la delincuencia en uno de los municipios más inseguros del Estado de Aragua.

Todo comenzó una noche de diciembre cuando unos maleantes dejaron moribundo a uno de los miembros del personal de seguridad de la hacienda. “Lo primero que pensé fue en llamar a la policía, pero la policía aquí es tan corrupta que no iba a servir de mucho, así que le dije a mi jefe de seguridad que encontrara a los asaltantes”. Así lo hizo y en una semana, Jimin, como se llama el jefe de seguridad de Vollmer, entregó el malhechor a la policía. “Pero Jimin me llamó y me dijo que lo iban a matar, así que le dije: negocia con la policía para que lo suelten y tráemelo aquí. Cuando me senté frente a él, le quité las esposas y le dije: Tengo dos opciones, una es la legal que es entregarte a la policía; y la otra que te ofrezco es que trabajes para mi gratis durante tres meses. Nosotros te damos alojamiento y comida, pero tu trabajaras para rehacer tu culpa. Eligió la segunda”. “Todos pensaban que estaba loco”, explicó, “pero sabía que si la acción quedaba impune de alguna de las maneras no tardarían en volver”.

Foto FRAN PALLERO
Foto FRAN PALLERO

Al poco tiempo, este malhechor, que tenía varios asesinatos a sus espaldas, “me pidió que si podía venir a trabajar un miembro de la banda a la que pertenecía. Después otro, y así sucesivamente hasta que vinieron casi 22 Entonces empecé a ver en un problema una oportunidad para que todos estos muchachos que no habían visto otra cosa que violencia y muerte en su vida tuvieran otra opciones. Les enseñé a jugar al rugby y al final recluté a las dos bandas enemigas del barrio”, que solo en pensar en el nombre se le pone a uno los pelos de punta: el Cementerio.

Nace así el proyecto Alcatraz por el que han pasado y pasan miles de chicos que antes sólo veían pistolas “y ahora ven balones”. El resultado es una reducción brutal de la violencia en el municipio. Los alcatraces, como se llama a los que están dentro del programa y quieren ayudar a los que se están iniciando en las calles, también acuden a las cárceles, “porque hay muchos jóvenes que ingresan en prisión con 18 años y no salen hasta los 30, pero en ese período ocurren muchas cosas en prisión. De allí salen con más asesinatos aún”.
Al final, asegura, “si inviertes como empresa en tu peor dolor de cabeza, estas invirtiendo en tu mayor oportunidad”. El proyecto tuvo tanta repercusión en Venezuela que el propio Vollmer cuenta que Chávez pensó que lo que estaba haciendo era reclutando para formar un ejército en contra suyo. “Aún así”, declaró, “nunca lo cuestionó”.

Chávez y Podemos

Vollmer es un empresario que ha vivido y sufrido de cerca el chavismo. Asegura que Venezuela tiene tres problemas fundamentales: uno, el económico, con una inflación galopante y una destrucción de la economía productiva. El otro es la inseguridad, y el tercero, la escasez energética. “Se invirtió mucho a mediados del año 2005 para plantas energéticas, pero nunca se supo donde está la inversión. Así que si sumas que no tienes comida, una inseguridad disparada y que se puede ir la luz en cualquier momento sin un plan de contingencia claro, el ejército lo vas a tener en la calle”.

Vollmer entiende que la política se está “reformulando”. “Los políticos tienen que entender que hay más información y que ésta está globalizada. Podemos se ha dado cuenta de eso y son una expresión de esa tendencia. Lo que están haciendo es retando al sistema. ¿Cuál es mi recomendación? Si yo estuviera en los zapatos de los adversarios de Podemos me sentaría con ellos, fuera de medios, y mantendría una discusión productiva para entender exactamente lo que quieren y proponen. Es absurdo no querer sentarse con ellos. Hay que discutir y ver lo que piden y rebatirlo. Si yo no me hubiera sentado a hablar con quien invadió mis tierras probablemente la historia hubiera sido otra”.

Una hacienda venezolana con más de 200 años de historia y éxito

El primer Vollmer que llegó a Venezuela fue un joven comerciante alemán, originario de Hamburgo llamado Gustav Julius Vollmer en 1826, tatarabuelo de Alberto. Contrajo matrimonio en 1830 con Panchita Ribas y Palacios, prima hermana del Libertador y sobrina del General en Jefe José Félix Ribas. Fue el hijo menor de ambos,nacido en 1847- quien compró en 1885 la Hacienda Santa Teresa.

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