el charco hondo

Rumba

Vamos, con David y José Muñoz, rumba a lo desconocido. España es, ahora mismo, cansancio y hastío; y algunos sonríen secretamente porque el agotamiento y la resignación huelen a desmovilización.

Vamos, con David y José Muñoz, rumba a lo desconocido. España es, ahora mismo, cansancio y hastío; y algunos sonríen secretamente porque el agotamiento y la resignación huelen a desmovilización. Estos candidatos son una factoría de abstencionistas, de desentendidos; y eso interesa, viene bien, les ayuda a rascar escaños sobre las cenizas del desencanto. España da pena. Va rumba a lo desconocido porque quienes gestionan la política del XXI con las líneas rojas del siglo XX son garantía de incapacidad, fracaso e inmadurez. Estamos en manos de quienes no saben, no se atreven o no pueden; en definitiva, no quieren. Estos meses son papel mojado. Hemos asistido a los minutos de la basura del baloncesto, semanas en las que diputados y senadores han echado el rato (echado y también cobrado, claro está) simulando acuerdos que no irán a ninguna parte. Apunta Gutiérrez-Rubí, con razón, que los prejuicios de los actores principales y secundarios de la escena política asfixian la comprensión de la realidad, la capacidad para cambiar, corregir o enmendar la circunstancia que pisan. Es ahí, en el prejuicio, donde se sienten seguros, ahí donde tienen su zona de confort. El germen del bloqueo que condena a otras elecciones hay que buscarlo en ese vicio, en el mal que los ahoga, en su incapacidad para abrir puertas. La inteligencia política está en funciones. Doblando la esquina -en España, y en Canarias- nos esperan turbulencias, recortes, problemas presupuestarios, enfriamiento económico. Como los hermanos Muñoz, y al ritmo que marcan los tambores, el yambú, la columbia y el gauguancó de estos candidatos, vamos rumba a lo desconocido.

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