Tercer tiempo

Si hablamos de rugby, y no de política local, es importante saber qué es el tercer tiempo, la third half. Finalizadas las dos partes de cuarenta minutos arranca el momento en que los jugadores de ambos equipos, invitados por los locales, comen, beben, bromean, cantan y confraternizan, limando así las tensiones que han surgido durante el partido. Si hablamos de política local, y no de rugby, es fundamental no perder de vista el tercer tiempo (ese que comenzará cuando se sepa si el PP sigue, o no, en Moncloa), porque puede que a la tercera sea la vencida, es posible que, esta vez sí, se den las condiciones para algunos cambios en el tripartito más o menos virtual sobre el que ha pivotado el Gobierno de Canarias en este primer año de legislatura interina; de tal forma que si Rajoy sigue siendo presidente, en fin, ya tú sabes, yo qué sé, lo suyo es que el PP entre por la puerta coincidiendo con la tarde en que los socialistas salgan por la ventana. Cierto es que sin Soria no es lo mismo; pero no lo es menos que, ya tú sabes, lo suyo es pactar en las Islas con quien gobierne en Madrid.

Cuando Carlos Alonso defiende un cambio radical mirando a la vicepresidenta, olor, sabor y tacto animan a pensar que están sembrando un árbol argumental, generando ambiente por si, llegado el caso, a la vuelta de las generales deciden romper el acuerdo CC-PSOE porque, en fin, yo qué sé, hay que dar un cambio radical a las políticas sociales del Gobierno. Y es que, si hablamos de política y no de rugby, en las Islas el juego de los pactos no ha terminado, el partido sigue, estamos a las puertas del tercer tiempo, pendientes de saber quién gobernará España.