Un país de ignorantes

Este país es tan ignorante que podría votar por dos partidos que han paseado por el Parlamento Europeo, como si fuera un héroe, a Arnaldo Otegui, que tiene más muertos en la mochila que el estrangulador de Boston

Este país es tan ignorante que podría votar por dos partidos que han paseado por el Parlamento Europeo, como si fuera un héroe, a Arnaldo Otegui, que tiene más muertos en la mochila que el estrangulador de Boston. Este es un país de retrasados. Da igual; por mucho que yo escriba no van a variar las cosas. Si les digo la verdad, estoy tan harto, y lo manifiesto continuamente, que hasta me recriminan mi hastío compañeros de profesión que me dicen que lo mejor es que me retire, por viejo carrucho. Puede que tengan razón. Yo sé que me lo dicen con cariño, pero ellos saben que yo soy como aquella canción de rock que se llamaba Todos los ahorcados mueren empalmados. Inasequible al desaliento. El 26 de junio se verán ustedes en las urnas, porque yo me quedo en mi casa. A mí no me toma más el pelo Rajoy con sus mentiras ni el tonto inútil del PSOE arrastrándose como una culebra para intentar gobernar. No, eso se acabó. Si quieren hacer santo a Otegui, allá ellos con el Vaticano. Y en el otro extremo, si quieren resucitar al innombrable, pues que lo hagan. Yo ya no tengo ninguna influencia en este país y dudo que alguna vez la tuviera. El domingo les contaré por qué no se ha cubierto, ni se va a cubrir hasta después de las elecciones, el puesto de director/directora de la Oficina de Canarias en Madrid. Se van a descojonar de cómo funcionan los nacionalistas nuestros. Estos sí que han encontrado un verdadero chollo repartiendo prebendas a los afines. Hay que joderse y yo con estas greñas.

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