Complejo de pueblo nacionalista

Canarias perdió hace 10 años el tren de la prosperidad y ahora está pagando las consecuencias. Y es que los trenes, como bien dice el refrán, no siempre pasan dos veces

Canarias perdió hace 10 años el tren de la prosperidad y ahora está pagando las consecuencias. Y es que los trenes, como bien dice el refrán, no siempre pasan dos veces. Uno decide subirse o no y, cuando toma la decisión de quedarse tiene que asumir las consecuencias. Hace 10 años, en el año 2006, la Confederación Provincial de Empresarios de Santa Cruz de Tenerife, elaboró un plan de desarrollo que presentó a la sociedad y a las instituciones públicas con una serie de medidas que, a su juicio, contribuirían a mejorar la economía de las Islas y a hacerla más competitiva. Trabajo en vano, porque dichas medidas cayeron en saco roto y ahora los canarios estamos pagando las consecuencias. El otro día, durante un Congreso al que asistí, uno de los ponentes que escuchaba la presentación de un político (no voy a decir nada más para evitar poner en un compromiso al ponente) me dijo: “Hace 10 años escuché la misma historia. ¿no se ha hecho nada aún? Es que dentro de 10 años tendré 90 años y ya no podré asistir a otro Congreso”, ironizó. La frase de este ponente lo que viene a demostrar es que sobre el papel somos capaces de señalar y hasta de poner soluciones a los problemas, pero en la práctica somos incapaces de tomar la iniciativa y de poner en marcha la maquinaria. Un ejemplo, el puerto de Granadilla tendría que estar funcionando ya en el año 2010. Yo recuerdo aun cuando publique en La Gaceta de Canarias el proyecto. Pues bien, todavía se habla sobre el escarabajo. No nos damos cuenta de que determinadas infraestructuras como ésta son esenciales para que Canarias consiga ser competitiva y, en consecuencia, generar empleo. El gas natural con el que a partir del año 2020 deben funcionar de manera obligada todos los buques tiene que estar en algún lado. Los barcos tendrán que ir a algún sitio a suministrase y Canarias está en el lugar idóneo, además de tener las infraestructuras adecuadas. Por desgracia, después de tantos años estoy convencida de que tenemos alguna tara que nos impide evolucionar y ver más allá de las aguas que nos rodean. Sacamos las uñas, o mejor dichos, algunos políticos nacionalistas sacan las uñas, cuando alguien de fuera (o políticos de partidos nacionales) viene a las Islas. ¡Nos tratan como una colonia¡, dicen.

Pero es que son esos mismos partidos políticos los que en su discurso tratan a las Islas como si fueran un pueblo y hasta que esto no cambie, seguiremos teniendo un complejo de inferioridad que nos impide evolucionar. Una prueba: ¿Alguien recuerda cuando los coches iban con megáfono por los barrios con los mensajes electorales? Pues en 2016, aun lo hacen. Yo lo oí ayer. Y esto no es una cuestión de la identidad canaria o del bocadillo de mortadela, es cuestión de evolución. Los tiempos han cambiado. Ha cambiado hasta el Papa, y algunos discursos políticos acomplejados, también deberían cambiar. Esto no es un problema de colonias ni de identidad, es un problema de complejo, y hasta que no lo superemos, seguiremos dejando pasar los trenes y perdiendo decenios de prosperidad.

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