Demasiados pistoleros

Lamentablemente el discurso, las formas y los intentos de resolución de conflictos entre las personas hoy en día se parecen cada vez más a aquellos duelos al sol tan propios de las películas del oeste

Lamentablemente el discurso, las formas y los intentos de resolución de conflictos entre las personas hoy en día se parecen cada vez más a aquellos duelos al sol tan propios de las películas del oeste. Como testigo diario de lo que acontece a través de los medios de comunicación y las redes sociales, al menos en el plano local, he percibido la creciente tendencia a esos combates a muerte figurada y en defensa del honor mancillado. Dicen los textos históricos que desde el siglo XV datan este tipo de enfrentamientos que derivaban de aquellas justas medievales. El caso es que hoy asistimos al abandono de la espada o la pistola y preferimos Facebook, Twitter o directamente otras herramientas digitales encapsuladas en internet para batirnos a duelo.

En ese nuevo escenario o plaza pública se producen las ofensas, las críticas y las disculpas a una trepidante velocidad; además muchas aplaudidas, corroboradas, engrosadas o denostadas por los espectadores. Aun así lo importante para que el espectáculo no decaiga es golpear al otro siempre con un gramo más de violencia verbal, alargar la pelea, herir en los puntos sensibles pero sin poner en peligro la vida del contrincante, básicamente porque ahí se acabaría la fiesta. Diría que ya no basta con la versión de aquellos duelos a primera sangre, eso es poco, hay que batirse hasta que al menos el contrincante quede herido gravemente.

La verdad es que sentado en el sofá todo este espectáculo, ya sea asistiendo como público privilegiado, participante o cizañero acuciante parece un buen entretenimiento. Además, gracias a la escalada verbal y dialéctica cotidiana a la que ya estamos acostumbrados debido a los programas “Deluxe”, que tanto éxito tienen entre el público de todas las edades, lo divertido es gritar, acusar, indignarse e insultar al contrario. Y eso también se puede hacer por las redes sociales con solaz alegría por parte del respetable.

Siempre recuerdo a un viejo compañero de profesión que cuando salíamos de alguna rueda de prensa plagada de frases gruesas, acusaciones y sobreactuaciones, tratando de buscar mi complicidad me decía: “ya tenemos el tema para hoy; mañana preguntamos por la réplica y dos días menos de la semana para rellenar el periódico”. Curiosamente el tiempo, la involución de esta sociedad y la precariedad de la profesión periodística le está dando, demasiadas veces, la razón.

@felixdiazhdez

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