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Julio Iglesias: “No me imagino vivir sino sobre el escenario”

Está a un paso de medio siglo sobre el escenario. Un caso único de éxito mundial en un país que se minusvalora
JULIO IGLESIAS
JULIO IGLESIAS
Julio Iglesias, cantante. / ARCHIVO

Justamente, el domingo, Julio Iglesias que se encuentra en Canarias -actuó en La Palma-, cumplió 48 años de carrera musical. Está a un paso de medio siglo sobre el escenario. Un caso único de éxito mundial en un país que se minusvalora. Los directivos de Columbia, la casa discográfica que lanzó a aquel cantante introvertido en la España de los 60, recuerdan ver entrar en las oficinas a un chico flacucho, con muletas, que trastabillaba. Lo atendieron con desgana, hasta que escucharon La vida sigue igual, la canción que compuso en la convalecencia de un grave accidente de tráfico y con la que iba a ganar el Festival de Benidorm, en su debut, el 17 de julio de 1968.

El verano pasado no pudo reaparecer en el Festival Starlite de Marbella. Fue operado de la espalda cuando ya los dolores lo mortificaban – “era como si me clavaran un puñal”- y después sufrió una leve ciática que pospuso sus planes.

Ha vendido más de 300 millones de discos y triunfado en Estados Unidos y China. Pero no se detiene. Ahora vuelve como una puncha con esta turné -que en Canarias organiza ArteValle Producciones- y un inminente álbum de duetos, tras editar México. En la entrevista que concedió a DIARIO DE AVISOS, opinó sobre un tema tabú: la relación entre Isabel Preysler y Vargas Llosa. Su matrimonio con ella apenas duró seis años, pese a su onda expansiva. En cambio, lleva junto a Miranda Rijnsburger, madre de cinco de sus ocho hijos, más de tres décadas discretas.

Mientras habla, Julio esconde la edad -y la timidez- debajo del sentido del humor, pareciendo frívolo, aunque algunas sentencias de este doctor honoris causa de la Universidad de Berklee, licenciado en Derecho que quería ser diplomático, se salten ese cliché, como la que cierra esta entrevista.

Isleño de vocación – vive en islas como Indian Creek, Miami, y República Dominicana-, ha diseñado una gira “por la España insular”. No hace mucho, pidió a un amigo tinerfeño que le consiguiera la discografía de Los Sabandeños, y el exproductor del grupo, Alberto Segura, se la recopiló.

Tras cantar en La Palma, lo hará el miércoles en Gran Canaria y el sábado en Tenerife. Pasará diez días entre nosotros, dentro de la gira mundial que inició en mayo en Sharjah (Emiratos Árabes Unidos). Es su manera de resistir a las secuelas de aquel percance en la carretera.

-Era muy joven y casi le cuesta la vida.

“Me la cambió. El accidente, no solamente quebró mi vida, también provocó, en efecto, una circunstancia maravillosa. Si yo no hubiera sufrido aquel accidente, nunca hubiera cantado. Porque yo no nací cantante. Yo aprendí a cantar. En realidad, aprendí a todo después de mi accidente”.

-Usted quedó semiparalítico, pensaban que no volvería a andar. ¿Tiene grabadas las escenas del hospital?

“Claro, por amor de Dios, esas imágenes, las camillas hacia la morgue y los niños llorando en maternidad, las tengo grabadas. La constante de saber la pequeña línea que separa la vida de la muerte la conozco de memoria. Por mí no pasa desapercibido nadie que tenga escrita ya en su cara la muerte, ni nadie que tenga bastón, ni nadie que atraviese por una circunstancia trágica y dolorosa. Los accidentes gravísimos nos dejan una huella imborrable en los seres humanos. Y en la fragilidad de la vida, sobre todo cuando eres una persona sensible, esos episodios extremos alertan todos los sentidos para siempre”.

-En el hospital, le pusieron una guitarra en las manos. Es tremendo, sin ese hecho, nada habría sido “igual”.

“Esa es la historia. Me dieron una guitarra y con ella compuse La vida sigue igual, un pequeño himno sobre la vida tras ver pasar la muerte. Sales de ella y dices: “siempre hay por qué vivir, por qué luchar, siempre hay por quién sufrir y a quién amar”. Lo canta de memoria el mundo hispano”.

-Cuando empezó componía canciones como esa. ¿Dónde quedó el poeta?

“Yo era poeta, pero el árbol se quedó sin hojas. Los poetas simples de la vida, no los genios, perdemos la emoción de componer a los 35 o 40 años. Ese Abrázame, ese Hey, La vida sigue igual…, son momentos únicos en la vida de un artista. Grandes como Paul McCartney o Billy Joel han dejado de escribir o escriben cosas menos relevantes”.

-¿Entonces, si las musas dan calabazas, el duende se rinde?

“A veces me salen tonterías, pero sigo escribiendo experiencias de mi vida”.

-En Benidorm cantó sin muletas, tal día como hoy, en 1968. Allí acuñó un gesto, se llevó la mano al estómago. ¿Por qué?

“Me cogía el estómago para guardar el equilibrio. Me cojo el estómago porque es la parte de mi cuerpo con la que he cantado toda mi vida. Para mí las tripas han sido la base fundamental de mi música. Hay una anécdota que no es conocida: cuando Sinatra cumplió 70 años yo canté en su fiesta, y cuando se acercó para darme un abrazo me dijo: “Tienes las mismas tripas que yo”.

-Hacer un dueto con él, voz con voz, debe de ser único.

“Es algo impresionante. Sinatra fue para mí un gran ejemplo. Un amigo. Aprendí mucho de su vida. Era muy cariñoso y generoso. Yo lo quería muchísimo”.

-¿48 años después, cómo vive hoy el escenario?

“Cumplo 48 años sobre el escenario, el mejor lugar de mi vida. Llevo casi medio siglo cantando por el mundo entero y salir al escenario es salir al lugar al que pertenezco. No me imagino vivir sino sobre el escenario”.

-¿En 2018, cuando cumpla 50 años cantando, de quién se acordará?

“De la gente. Cumplir años sobre un escenario es un privilegio, un regalo. El éxito de mi vida es que voy a cumplir 73 años y sigo cantando. Y se lo debo a la gente, nada más que a la gente”.

-¿Le gustaría cantar toda la vida?

“Voy a cantar toda la vida que quiera la gente que cante”.

-¿Qué hace cuando no canta?

“Cuando no canto, canto, que es mi manera de pensar. Cuando no canto estoy cantando, pensando lo que tengo que hacer que es cantar”.

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Julio Iglesias, cantante. / ARCHIVO

-Prepara un nuevo disco.

“Sí, estoy haciendo un disco de duetos con Sabina, Alborán, Plácido Domingo, gente maravillosa”.

-¿Y qué otros proyectos tiene?

“Tengo un proyecto muy grande que es seguir vivo”.

-¿La rivalidad con su hijo Enrique es infundada?

“Es mentira, una leyenda. Mi hijo Enrique es un artista pop campeón. Y yo estoy feliz de que juegue al tenis tan bien como yo o mejor. Él es más joven y me gana. Al ajedrez tengo más posibilidades”.

-¿Dolores? ¿Cómo anda de salud?

“A mí lo que más me duele es el tiempo. Hace siete, ocho meses, me he hecho amigo del tiempo y no me aparto de él, voy a donde me lleva. Me fío más del tiempo que me queda que del tiempo que ha pasado”.

-¿A los 72 años a qué sabe la vida? ¿De qué color es?

“De muchísimos colores y muchísimos sabores, con muchísimas experiencias, pero con menos fuerza física, aunque el intelecto mantiene firme tu cuerpo. Sin una cabeza aprendida mi cuerpo ya no respondería”.

-No se puede quejar, siempre le respondió. La periodista Barbara Walters decía que a las mujeres les atraía de usted su tristeza, porque pensaban que podían hacerle feliz. ¿Es cierta su fama de latin lover?

“Esa leyenda no me he ocupado de desmentirla como debiera. Hay que ir casa por casa, mirar a los ojos a la gente, y decir: no se crean ustedes que yo he dormido con 3.000 mujeres. Eso era en el 76, ahora son 10.000”.

-¿Con qué canción las enamoraba?, ¿cuál ha sido su preferida?

“¡Qué pregunta más difícil! ¡He escrito y cantado tantas canciones! Son como hijos. Aunque tengas debilidades, no las puedss decir en público”.

-¿Es cierto que Elizabeth Taylor intentó besarle?

“¿Quién te ha contado esas cosas? Yo quería mucho a Elizabeth, era mi amiga, venía a casa. Cuando la conocí, ¡uf, hace treinta años!, era una mujer bellísima. Tuvimos una relación de mucho cariño. Comí y cené con ella cuarenta o cincuenta veces en mi vida”.

-¿Cómo ve el amor de Isabel Preysler con Vargas Llosa?

“Me parece que es un amor intelectualísimo”.

-Hablemos de amores políticos. ¿Cree que Rajoy conseguirá novia para la investidura?

“A mí me da mucha pena, porque Rajoy es un buen tipo, un buen administrador. Y yo creo hoy mucho más en los administradores que en los políticos. Hablan del carisma. El carisma para los artistas. Y los políticos lo que tienen que ser es buenos administradores. Un gobierno de Rajoy con una oposición sensata del PSOE sería perfecto en estos cuatro años de transición”.

-¿Cómo ve al PSOE, la novia imposible?

“Me gustaría que volviera a ser un partido fuerte, que no lo es ahora, y que, dentro de cuatro años, tuviera la sabiduría de gobernar. Los socialistas no deberían permitir que Rajoy volviera a gobernar con el absolutismo de los últimos cuatro años. El absolutismo siempre lleva a cometer errores. Pero una oposición constructiva del PSOE, con crítica y apoyo a las leyes que deben aprobarse, sería lo mejor en este país confuso”.

-¿Confuso pese a dos elecciones en seis meses?

“Pues sí, yo a España la veo como un país confuso, como en los años 70 italianos.Han surgido otras motivaciones ideológicas y gentes nuevas, me parece lógico. Es eso, un país confundido, a la italiana. Un país que tiene 50 equipos nacionales en la mente de las personas es muy difícil que se junte en momentos cruciales. La selección española antes de jugar con Croacia era la mejor del mundo, y, después, la peor. Así es mi país”.

-¿Habrá gobierno en esta prórroga o, en noviembre, a penaltis?

“Es que si no hay gobierno, vamos a hacer el ridículo delante del mundo entero”.

-Lo dice alguien que tutea al mundo entero. ¿Cómo se las ingenió para llevarse al huerto a los Estados Unidos, ahora que vino Obama?

“El artista es una mezcla de cerebro y pasión. Cuando el cerebro manda más que la pasión es un error. Cuando la pasión manda más que el cerebro es otro error. Cuando se juntan y se casan, puedes ir a Estados Unidos”.

-¿Y siente que logró calar en el alma americana?

“No sé si he entrado en el alma americana, pero sí he aprendido muchas cosas de Estados Unidos, de su esfuerzo por juntar tantas culturas y religiones diferentes. Es un país que se llama Estados y Unidos”.

-¿Se considera el cantante latino más célebre de la historia, como sostienen en Berklee?

“No, no soy el más célebre, pero sí el más importante de mi casa. Tengo cinco perros y cada vez que me ven, todos mueven la cola”.

-¿Lo de China es la hazaña titánica de un escalador nato?

“Quizá lo de China sea lo más difícil de mi vida: sin cantar en chino, llevo cantado a los chinos 40 años. Es una motivación muy grande, porque es un país inmenso, donde la música occidental tenía pocas opciones. Todavía hay una censura fuerte. Para mí es un gran privilegio cantar en China. Vuelvo allí a final de año”.

-Un amigo común, el periodista Feliciano Fidalgo, ya desaparecido, admiraba de usted la vitalidad, con asombro.

“Me nombras a uno de mis grandes cómplices en la vida. Yo amaba a Feliciano Fidalgo. Él y yo éramos compinches. Y cuando se logra esa complicidad es una atadura que dura toda la vida. Mucho más que el amor”.

-Hablando de buenos amigos. Usted conoció bien a Michael Jackson. Aquí ofreció un concierto memorable.

“¡Estuvo por aquí!, ¡qué bueno! Él vivió en mi casa de Miami un mes entero con Diana Ross. Tuvimos una gran conexión. Todos los años, mandaba regalos a los niños y mi mujer le tenía un gran aprecio. He querido mucho a Michael, porque ha sido un tipazo conmigo. Yo le entregué el Grammy por la Mejor Canción del Año. Tengo un gran respeto y un gran cariño por él. Todas esas leyendas de su vida privada no me interesan porque no las viví; lo que viví con él son recuerdos imborrables”.

-Vivimos una atrofia de la civilización con atentados como el de Niza. ¿Cómo ve el mundo, cómo va?

“Es terrible el hecho de que haya gentes que matan y se matan, que infligen tanto daño, eso en el siglo XXI es horrible. Más propio de la época de los templarios, ¿cómo es posible que se de en nuestra era?”.

-El secuestro de su padre por ETA le afectó, se llevó a sus hijos a Miami…

“Pero al que le afectó sobre todo fue a mi padre. A mí me afectó muchísimo el mes que estuvo secuestrado. Pasé horribles dudas. Pero al que le hizo daño en su alma y en su vida fue a él, me consta”.

-Usted iba para portero del Real Madrid. ¿Siente nostalgia por el fútbol?

“No, no, al fútbol le tengo muchísimo amor, pero no añoranza. Yo nunca hubiera podido ser un gran portero. Era muy flaquito. Tenía muchas ilusiones, pero no hubiera sido nunca una estrella en el fútbol. Dios me dio otra oportunidad y ahora no sé si soy una estrella, pero estoy en La Palma, que tiene un convenio con el cielo y las noches son maravillosas. Yo estoy ahí metido”.

-De La Palma al cielo.

“Cantar en La Palma me hace felicísimo. No creas que es una cosa que digo por decir. Yo canté en La Palma en el 72, en Tazacorte, me acuerdo perfectamente como si fuera hoy, era un chiquillo jovencito, pequeñajo. La Palma es un sitio maravilloso y, como era consciente de que hay más de un 30% de paro en la isla, pedí que pusieran entradas baratas”.

-Hubo una época en que frecuentaba Tenerife.

“Yo he vivido muchas experiencias en Tenerife, en estas islas. Tengo entendido que la situación económica en Tenerife está mejor que en La Palma. Es una gira de islas por decisión mía. Solo he añadido para agosto el Festival de Cambrils, en Tarragona, porque soy íntimo amigo del que lo organiza. Este año he querido cantar solo en la España isleña; soy muy isleño. Vivo en islas. Siempre me han gustado las islas. Bali… Me gustan los isleños, la gente que está continuamente mirando al mar”.

-Hace años, en Bali comprobé que allí lo veían como un vecino, con mucho afecto.

“Es que viví en Bali. Tenía una novia balinesa, que cada vez que me miraba yo me volvía loco. Voy a cantar allí el 12 de noviembre. El 9 en Kuala Lumpur. Estaré en Indonesia, Singapur, Camboya y Vietnam”.

-En Gran Canaria pasó la luna de miel con Isabel Preysler.

“Claro, en Maspalomas. Es que en Canarias yo he pasado tantas cosas. Yo soy palmero, chicharrero, canarión y de Lanzarote, porque he estado centenares de veces”.

-¿Es verdad que tuvo una novia en Canarias?

“Varias novias he tenido en Canarias; es una tierra con unas chiquillas guapísimas. Yo adoro a Canarias, no a las mujeres canarias, que las amo, sino a la gente canaria, el aire de Canarias. Ese tránsito maravilloso que tiene del Atlántico al Caribe es único”.

-¿Desde Canarias, en este día de aniversario, cómo ve el futuro?

“Si no piensas que el futuro es maravilloso, eres una mierda. El futuro lo creamos nosotros. No está escrito. Nadie lo va a escribir. El futuro es un paso a paso que se va haciendo todos los días y te lo vas creando tú. El día que no crees tu futuro, el futuro se va de tu vida”.

El lado bueno

En 1962, Julio Iglesias de la Cueva se jugó la vida. La madrugada en que casi la palma junto a unos amigos en la carretera de Majadahonda, era la víspera de su diecinueve cumpleaños. Julio cumple en septiembre (el 23) 73 años, pero también 54, los vividos desde el accidente en que volvió a nacer. Ese día abandonó los sueños de guardameta para ser cantante. No cualquiera. El cantante. Aquella fue la parada de su vida: detuvo a la muerte. Como quiera que el éxito se le adapta como un guante a la mano, y el éxito no se perdona en este país, ha soportado el mohín de un sector del público que se disimula fan por un prejuicio intelectual. Los años lo reivindican como artista, como a Sinatra, su amigo. Julio Iglesias no es un mero crooner estandarizado. Más de 80 discos despiden el mismo aroma en todo el mundo. La cocacola en botella de esmoquin se escucha trajeada, con tez morena y pelo ondulado. Julio inventó el hilo musical consensuado en las carreteras. Es intemporal y abuelo. Un producto acabado como Ronaldo (“lo aprecio, es más humilde de lo que se cree”), pero Julio ya era viral antes de que llegaran las redes: hoy un gesto suyo ilustra el meme “y lo sabes”. ¿Existe algún rincón donde sea un desconocido? El secreto de su marca (¿la sonrisa de la voz?) no ha sido desvelado; en Asia acaban de declararlo marca legendaria como Mandela o Steve Jobs. Llegó a la fama por accidente y de un fracaso (cuarto en Eurovisión con Gwendolyne) sacó un éxito europeo de la chistera. Quizá lo explique su teoría del lado bueno (el derecho). De su rostro. Y de sus canciones. Todas lo tienen.

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