Javier Espinosa: “El noventa por ciento de los cadávares que deja Estado Islámico son musulmanes”

"El ISIS es un síntoma de una enfermedad muy profunda; se puede destruir a bombazos, pero su idea, no”
Javier Espinosa comenzo como periodista en Tenerife y lleva un cuarto de siglo siguiendo conflictos bélicos / Reuters
Javier Espinosa comenzo como periodista en Tenerife y lleva un cuarto de siglo siguiendo conflictos bélicos / Reuters

Javier Espinosa ha cubierto, primero como freelance y luego para El Mundo, una quincena de conflictos armados desde que se adentró en la guerra del Golfo en los noventa, entre ellos, la guerra de los Balcanes, el genocidio de Ruanda, la guerra civil de Sierra Leona -donde vivió su primer secuestro durante dos semanas-, y hasta marzo de 2014, en que fue liberado tras estar secuestrado 194 días por Estado Islámico, siguió in situ las consecuencias de la llamada Primavera Árabe y la devastadora guerra civil de Siria. Tras unos días de descanso en Cantabria junto a su compañera Mónica y sus dos hijos -el mayor de nombre Yeray para no olvidarse de Canarias- , Javier Espinosa regresa estos días a China, su nuevo destino periodístico desde hace un año.

-¿Cómo fue el tránsito del Javier Espinosa periodista deportivo en Tenerife al especialista en conflictos bélicos?
“Yo empecé con un notable éxito en dos periódicos, La Tarde y Hoja del Lunes, que a los tres meses de empezar en ellos cerraron. Fue un inicio meteórico y pensé que iba a ser una carrera de largo recorrido. Luego pasé a El Día y ese parece que sigue aguantando. Han pasado muchos años, pero como yo siempre digo aprendí a ser periodista en Tenerife, en donde seguí haciendo prácticas mientras estudiaba la carrera en Madrid”.

-Su primera incursión en el periodismo bélico fue en la guerra del Golfo, pero recuerdo que le marcó mucho la guerra de los Balcanes. ¿Qué hacía un hijo de un general de la Guardia Civil metido en tanto jaleo?
“Empecé en la primera guerra de El Golfo en Israel en los noventa, pero nada que ver con la guerra de los Balcanes, un pedazo de conflicto, en donde se mezclaban conflictos nacionalistas con los étnicos, todo muy complicado, mi verdadera universidad de la guerra. Este tipo de conflictos donde se mezcla la religión con las razas y los odios ancestrales, porque lo que pasaba en Bosnia era un conflicto dormido entre croatas y serbios de décadas y décadas que tarde o temprano iba a estallar, es también lo que ocurre en Oriente Próximo entre los chiíes y suníes , en permanente conflicto durante siglos. Yo digo que todo esto es cíclico, que se reactiva con el tiempo, demostrando que el ser humano no tiene memoria, que debería comer más fósforo. El ser humano no aprende y vuelve a tropezar una y otra vez en la misma piedra. Esa es la principal lectura que he sacado en los 15 grandes guerras en los que he estado”.

-En el libro que ha escrito con su mujer, Mónica García Prieto, habla de la semilla del odio.
“En este libro hablamos del inicio de las revueltas en Siria en 2011 cuando se pedía democracia, justicia y derechos humanos y que derivó en una guerra civil alentada desde el gobierno que lo que quería era un conflicto más sectario y religioso en donde se pierden los valores. Los que iniciaron aquella revuelta, dentro de la llamada Primavera Árabe, hoy están muertos o exiliados y solo quedan aquellos que hacen de la guerra un negocio y de su propia vida. Cuando hablamos de la semilla del odio es porque en este libro es la primera parte de un segundo libro que sacaremos sobre la guerra de Irak, el real inicio de la catástrofe que se vive hoy en la zona y en todo el mundo. Nadie duda que Hussein era un sanguinario asesino y cuya muerte pocos pueden llorar. Pero esa invasión ilegal de Irak, porque fue ilegal, destruyó el país, porque se disolvió el ejército, los partidos, el funcionariado, arrinconó a la minoría suní y cuando creas una situación de sectarismo ya sabes lo que va a pasar: guerra civil y caos y cuando tu creas el caos lo lógico es que te salga algo como el Isis, donde el deseo de venganza es muy fácil de manipular”.

-¿Cómo surge el ISIS? ¿Quién está verdaderamente detrás?
“Estado Islámico es un síntoma de una enfermedad muy profunda. Es el resultado de una población árabe -no confundir con la musulmana, porque yo vivo ahora en Asia y por ponerte un ejemplo en Indonesia hay doscientos millones de musulmanes y los combatientes del Isis son cincuenta- cabreada con el legado colonial de una Europa que dividió con escuadra y cartabón Oriente Próximo para crear países a su antojo, donde no le importó poner a dictadores sanguinarios al frente de ellos. Estado Islámico se puede destruir a bombazos, pero su idea no. Para combatir una idea hay que tener una alternativa y la hipocresía no es defendible. Mientras los occidentales sigamos dando prioridad a nuestros intereses y no a los valores que se supone que defendemos, el caldo de cultivo seguirá latente. Además hay un tercer factor, que son los saudíes, esos a los que les ponemos alfombras en Marbella y que tienen una ideología radical que les lava el cerebro a su gente. Siempre en esos conflictos hay un elemento saudí, por algo será”.

-Supongo que no le gusta recordar esto, pero ¿qué secuestro le marcó más, el de Sierra Leona o el de Siria?
“Desde luego que el de Siria. Esto fue un accidente laboral y no tiene más, si lo ponemos en contesto. Les pasa a los sirios a diario, les sigue pasando en lo que llaman la pesca milagrosa, que no es otra cosa que poner controles en la carretera y secuestrar a todo el que pasa por allí, y en muchos casos a los sirios lo que le espera es un tiro en la cabeza y sanseacabó. Las principales víctimas del Isis son musulmanes, más del noventa por ciento de los cadávares son musulmanes. Bashar Al-Asad genera venganza, y Estado Islámico usa esto para dirigir a la gente, creando un terror irracional que acabará siendo desterrado por los propios musulmanes, como pasó con Estado Islámico en Irak”.

-¿Y por qué en Occidente no hacemos minutos de silencios por los muertos de Damasco, Alepo, Kabul o Bagdad?
“Lo de Niza fue terrible, repugnante. Murieron unas ochenta personas, pero unos días antes mataron a 280 en el centro de Bagdad cuando explosionaron un camión en pleno mercado, como lo viví a a diario durante la guerra ilegal de Irak, donde cada día se recogían trozos de cadáveres desperdigados por el suelo, pero esos muertos están lejos, no son de los nuestros y no merecen un minuto de silencio. Esa es la hipocresía de la que hablo cuando me refiero al mundo occidental”.

-Y ahora en China, ¿más tranquilo, supongo?
“China es el futuro. No digo que sea bueno, pero si los americanos lograban su dominio a través de los tanques, los chinos lo están haciendo a base de chequera. Ellos invaden a base de dinero y no les importa saquear materias primas en Afric, por ejemplo. Es un fenómeno super interesante, pero terrible. En China cuando alguien se suicida, que es a menudo, el cuerpo lo tiran al río y hay quienes recogen esos cadáveres y los cuelgan a la espera de cobrarle su recuperación a los familiares. Hay una gran crisis de valores, porque lejos de ser comunistas se han convertido en los mayores capitalistas que yo haya conocido jamás”.

-Dame una nota de optimismo. ¿Qué periodismo nos espera?
“Si buscabas optimismo no me deberías haber preguntado eso. No soy nada optimista sobre nuestra profesión. No estoy de acuerdo con el nuevo sistema que se está empleando ahora. La dictadura del click se está imponiendo sobre el contenido, yo siempre estudié que el periodismo era sota caballo y rey, aunque no se le pusiera un envoltorio bonito. Nuestra labor es concienciar, no solo publicar lo que quiere la gente. Hay que dar contenidos que formen a la sociedad, no solo mercantilismo, si no hagamos como la prensa de alcantarillas de Inglaterra, pongamos una tía en bolas en portada y seguro que vendemos medio millón de periódicos”.

Libro de Javier y Monica

‘Siria, el país de las almas rotas’

Siria, el país de las almas rotas (Editorial Debate) salió a la luz hace unas semanas. Conscientes de la dimensión de la guerra de Siria, Javier Espinosa y Mónica G. Prieto cubrieron desde 2011 los entresijos de la tragedia, cruzando ilegalmente fronteras y exponiéndose a la salvaje represión del régimen de Al-Asad hasta que el extremismo devoró la revolución y el secuestro de Javier Espinosa, a manos de EI, elevó hasta lo insoportable su nivel de implicación.La pareja prepara un segundo libro, sobre la guerra de Irak.

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