¿Será Presidente? ¿Tendrán vacaciones?

Interrogante sencillo, el primero, pero con difícil respuesta. Si nos prestamos a hacer una lluvia de respuestas sustraídas de titulares de periódico del pasado viernes, se nos complica aún más la solución: “Rajoy deja en el aire su investidura si no consigue apoyos”, la primera en la frente, en nuestro DIARIO DE AVISOS

Interrogante sencillo, el primero, pero con difícil respuesta. Si nos prestamos a hacer una lluvia de respuestas sustraídas de titulares de periódico del pasado viernes, se nos complica aún más la solución: “Rajoy deja en el aire su investidura si no consigue apoyos”, la primera en la frente, en nuestro DIARIO DE AVISOS; “Rajoy duda en ir a la investidura pese a que el Rey le designa candidato”, El Mundo; “Rajoy acepta el encargo de buscar apoyos para formar Gobierno, pero no aclara si se presentará a la investidura si no consigue los respaldos”, El País; “Rajoy acepta el encargo del Rey pero deja la investidura en el aire”, La Vanguardia; “Rajoy pide tiempo para intentar la investidura”, La Voz de Galicia; y las primeras de toda España señalan en la misma posición y se repite: “¿Será Presidente?”.

Aún así, señalo otro interrogante más largo, pero con una incógnita igual de simple: ¿Se irán de vacaciones los miembros de las Cortes Generales sin haber investido un Presidente? Preguntas podríamos hacer miles sobre esta situación, aunque la respuesta siempre va a ser la misma, “no sé”, por lo menos por mi parte.

Entre los compañeros, en Educación, sin ir más lejos, la situación de desconcierto es la misma, pero así y todo, la valentía y responsabilidad siempre alumbra, y aunque llevamos nueve meses, más que un embarazo, con gobierno en funciones, en Educación se sigue trabajando y se prepara el próximo curso 2016-2017, llueva o salga el sol. Lo mismo sucede en todos los ámbitos profesionales del territorio nacional.

A veces, no soy el único, seguro que se cuentan por millones, me levanto de madrugada y digo qué va a suceder mañana. Amanece y ya nos estamos acostumbrando a que el país sigue, la cesta de la compra continúa haciéndose en los mismos lugares, los precios suben y bajan, las familias se llevan a casa más o menos viandas para llevar a la mesa, el verano ha llegado, entramos en agosto, y todo sigue igual. Es una auténtica situación de desconcierto, sin embargo el reloj y todo su engranaje prosigue con el movimiento de la maquinaria. En la vida, en el día a día, sucede lo mismo. Nada para, haya Gobierno o no, en funciones o sin funcionar. El carro camina, como decía el otro día un buen señor en una cafetería. Sí, el carro camina, pero quién tira del carro, quién dirige a los bueyes.

No se trata de ser derrotista. De ponernos una lápida encima y meternos en el nicho. Al contrario, debemos ser realistas y hacer lo que estamos haciendo desde nuestros ámbitos –permítanme el atrevimiento-. Es decir, debemos seguir trabajando, siendo valientes, diría hasta Quijotes, por el año en el que estamos, pero déjenme decir –nuevamente con atrevimiento- que estamos escribiendo un capítulo bastante incoherente para los libros de Historia. Nuestros nietos estudiarán dentro de unos 20 años este tema, el de la primera vez en que la Democracia Española tuvo que pasar por dos Elecciones Generales, 2015 y 2016, –esperemos que solo sean dos- para conseguir que hubiese un partido vencedor y proclamar un Presidente de España. Les llamará la atención, seguro, que un partido ganó, pero no lograron, con la lógica de la Democracia, elevar un mandatario para iniciar Gobierno. Ven, cómo en el fondo hay otra cosa positiva, hemos creado, sin saberlo, un nuevo tema para que las generaciones venideras analicen en Ciencias Sociales una parte de nuestra larga historia. La pregunta para ellos, entre muchas, será otra: ¿Por qué no hubo Presidente tras el 20 de diciembre de 2015? Esperemos, por cierto, que no tengan que reflexionar sobre lo ocurrido después del 26 de junio de 2016 y la ausencia de un Presidente.

Nuestra incógnita ahora sigue siendo: ¿Será Presidente? Esperemos que sí, y si se van de asueto unos días, sea tras haber dejado un poco de orden en esta España nuestra.

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