Aprendiendo

Lo absurdo no libera; ata. Me hubiera encantado escribirlo yo pero no pudo ser, lo escribió antes Albert Camus

Lo absurdo no libera; ata. Me hubiera encantado escribirlo yo pero no pudo ser, lo escribió antes Albert Camus. Lo cierto de esta aseveración es que es real como la vida misma, y lo peor es que el nudo que crean los absurdos es poco menos que imposible de deshacer, no se logra ni con paciencia cisterciense. Este es el problema de la existencia humana, un sinfín de nudos resultado de una inmensidad de absurdos a lo largo de la historia.

A las pruebas me remito ¿Cómo es posible que un fulano como Trump, macarra de salón con avión y dólares pueda llegar a presidir su país? ¿Cómo puede ser que un tipo como Maduro gobierne Venezuela? ¿Cómo es posible que un pelado como Kim Jong-un lidere un país tal que Corea del Norte, de la mano del español, Alejandro Cao de Benós de Les y Pérez (en coreano: 알레한드로 까오 대 베노스), el que tiene los bemoles de decir que en su Corea del alma se vive mejor que en España? ¿Cómo es posible que el exalcalde y expresidente del Gobcan firme el manifiesto contra la nueva ley del suelo de Canarias, quizás asesorado por Falo Castellano el que lo fue de gesplan y hoy en día dirige su auto consultoría? ¿Cómo es posible que el alemán de Alemania en vez de poner una piedra sobre el papel con el que se limpió sus nobles, pretendiera volatizarlo con lo mal que huele? ¿Cómo es posible que denuncien al empresario del ruedo de Palma por dejar entrar a la nieta y sobrina de su Majestad el Rey con su madre a una corrida? ¿Cómo es posible que sea problema el uso del burkini? ¿Cómo es posible… ?

Podría morir escribiendo absurdos, es más, he llegado a la conclusión de que somos absurdos y lo vamos a seguir siendo, es una parte intrínseca de la condición humana. Lo estoy viviendo estos días en mis propias carnes profesionales, hay gente capaz de arrancarle un ojo al vecino a pesar de poder quedar ciego por el solo hecho de darle gusto al cuerpo. Absurdos.

Frente a esto no basta con estudiar, hay que aprender. No solo es una cuestión de codos hay que pensar a la vez para entender. En un bello texto, Jorge Luis Borges nos contó con su meridiana lucidez la importancia de vivir aprendiendo, el mérito de reconsiderar la vida en cada instante, el valor de tragar saliva y sabernos capaces, escribió: “Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma. Y que una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender… Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es atributo sólo de almas grandes. Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas y forzarlas a que pasen, ocasiona que al final no sean como esperabas. Con el tiempo aprenderás a perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, pues ante una tumba ya no tiene sentido. Desafortunadamente, sólo con tiempo”.

Puede que duela pero tantos absurdos, nos hacen ser idiotas. Leyendo frases de Platón leí esta que coincide con lo que pienso: “Cuando la multitud ejerce la autoridad, es más cruel aún que los tiranos”. Pá la playa o pál charco que se cortan el agua…

TE PUEDE INTERESAR