El día en que conocí a Robert Mitchum

La verdad es que yo jamás conocí a Robert Mitchum, el actor norteamericano que murió en Santa Bárbara (California), en 1997

La verdad es que yo jamás conocí a Robert Mitchum, el actor norteamericano que murió en Santa Bárbara (California), en 1997. Pero he soñado tropecientas veces con él, que ni siquiera era un actor que me agradara especialmente. En uno de estos sueños, Robert Mitchum y yo hablamos animadamente del cine americano mientras yo le enseñaba esta isla. El sueño se ha ido repitiendo, con matices, siempre con unas tías despampanantes acompañándonos a todas partes. Bueno, pues hace unas noches volvió el sueño y él se quejaba de que se había convertido en un actor olvidado y me decía que, por nuestra amistad, yo le debía un artículo en el que fabulara sobre él o sencillamente contara su vida. Confieso que no sé nada de su vida, ni creo que le interese a nadie, pero no quiero perder su amistad y, por si acaso me lo encuentro en el túnel, cumplo con su deseo de dedicarle unas líneas, que no podrá leer por dos razones: una, que los muertos no leen; dos, que no sabía español. Es curioso esto de los sueños: te van cercando, sin que te des cuenta, porque la mayoría no los recuerdas al día siguiente. Pero al final acabas atrapado por ellos. Existen lugares y personas que se repiten en esa otra vida que vivimos por las noches. Personas lejanas en el tiempo y lugares que en la vida de hombre despierto te pasaron desapercibidos. Hay uno que es constante en mis sueños: la puerta del parque del Taoro, la “puerta de arriba”, la de la Cruz del Ñuñú, no la de la Punta de la Carretera. Siempre estoy allí. ¿Por qué? Eso no lo voy a contar.

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