Empresas como churros

En el primer semestre de 2016, la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife ha contribuido al inicio de 620 nuevas empresas. Equiparándonos a países europeos y, a Estados Unidos, el 92% de estos emprendedores, según datos de la propia Cámara, han logrado en menos de una hora dar de alta su actividad. Es importante que se creen empresas y que existan nuevos emprendedores dispuestos a crear empleo. Es más importante aún que la burocracia se reduzca y no se eternice la puesta en marcha de un negocio. Pero yo me pregunto ¿es mejor crear empresas como churros sin saber si pueden o no ser viables o comprobar primero que esos negocios tienen un índice de éxito aceptable? Mandar a autónomos al matadero en un país donde las segundas oportunidades están mal vistas no sé si es una buena idea. En países como Estados Unidos aquellos que han cerrado varios negocios y han vuelto a levantarse son vistos con buenos ojos, sobre todo por su capacidad de superación. En España, en cambio, aquel que ha fracasado es mal visto. Por eso digo que, teniendo en cuenta que la mayoría de los emprendedores que se acercan a la cámara son novatos, ¿no es mejor supervisar concienzudamente su proyecto e incluso mejorarlo para que la idea tenga éxito, en lugar de crear empresas como rosquillas para incrementar las estadísticas y después comprobar como ese pequeño emprendedor se tiene que enfrentar a ese gigante que es el banco o la seguridad social? Hay ocasiones en que las cosas es mejor hacerlas poco a poco, porque si el éxito es desmesurado, la caída será peor. La propia Cámara de Comercio tardó 100 años en crearse y en estos últimos años hemos visto como ya va perdiendo su fuerza. No cometamos los mismos errores. Agilidad sí, pero no a costa del emprendedor.