Tigalate y Montes de Luna reviven la peor pesadilla, su tercer incendio en siete años

Los vecinos subrayan que, una vez que pase este nuevo siniestro y si se salvan sus casas, habrá que trabajar mucho para evitar una riada
La Montaña del Cabrito es una zona muy compleja, donde la entrada del viento la noche del sábado complicó la situación y obligó a redoblar los esfuerzos. / CARLOS ACIEGO
La Montaña del Cabrito es una zona muy compleja, donde la entrada del viento la noche del sábado complicó la situación y obligó a redoblar los esfuerzos. / CARLOS ACIEGO

Los vecinos de Tigalate y Montes de Luna revivieron ayer su peor pesadilla. El reencuentro con el miedo al fuego, pero también a las consecuencias derivadas del mismo por el daño medioambiental que este causará y la posibilidad de una nueva riada por la destrucción de la masa forestal que permite frenar futuros volúmenes de lluvia en las precipitaciones del invierno. Matrimonios jóvenes con hijos, personas mayores, familias enteras. Hasta 500 personas desalojadas en un nuevo episodio de un incendio forestal en Mazo que ya se ha cobrado 5.000 hectáreas, una afección de espacio natural y medianías en la Isla solo comparable al gran incendio que afectó, en 2005, a Garafía.

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Algunos de los 500 vecinos evacuados están siendo atendidos en el Centro Andares. / CARLOS ACIEGO

“Lo temíamos; desde que este miércoles supimos del fuego en Jedey, los que sabemos cómo va esto y lo que puede hacer el viento, éramos conscientes de que si no se frenaba en la cumbre y saltaba a la Montaña del Cabrito, las cosas aquí se pondrían feas. Todavía tenemos la esperanza de que no se quemen nuestras casas, pero no las tenemos todas con nosotros”. Son las palabras de uno de los vecinos que ayer llevaba a casa de su madre a sus hijos mientras él volvía sobre sus pasos para estar “al tanto de lo que ocurre”. No podemos estar de brazos cruzados, pero tampoco podemos irnos sin más. No quiero irme, quiero refrescar mi casa, pero la policía te insiste y hasta quiere obligarte. Puedo quedarme en mi casa bajo mi responsabilidad”.

Tigalate y Montes de Luna viven un infierno desde la tarde del sábado, aunque fue en la madrugada de ese día cuando la situación se complicó. La entrada del viento en la intrincada orografía de la Montaña del Cabrito a partir de las 23.00 horas del sábado cambió el moderado optimismo por una alarma generalizada. Los vecinos recordaban, en corrillos en el Centro Cultural de Andares, en Mazo, donde se ha montado un amplio dispositivo de Cruz Roja con voluntarios para atenderles, que “lo peor es que después de esto vendrá el invierno y de nuevo, más miedo”.

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Melo: “El fuego no es cosa fácil; cuando te quieres dar cuenta, lo tienes encima”

Melo, como se le conoce popularmente en su barrio, Montes de Luna, conoce a sus más de 70 años el espanto de las llamas y el miedo a perder la casa. En el bar de Montes de Luna, a primera hora de la mañana y débil por la artritis en sus piernas, sabe que el fuego “no es cosa fácil” y que “es imprevisible y se mete por cualquier orilla, cuando te quieres dar cuenta, lo tienes encima. Uno no controla el viento, ni cómo va a cambiar de un momento a otro”.

Melo ya sufrió en 2009 las consecuencias del incendio declarado en Tigalate, cuando una noche de agosto de ese año, y con las fiestas del barrio en plena celebración, el fuego que originó un volador arrasó todo lo que encontró a su paso y pasó, como “si corriera a mucha velocidad y estuviera vivo”, a Fuencaliente. Más miedo, confiesa, pasó con la riada que llegó con el invierno y que arrasó todo lo que encontró a su paso. Luego vendría el incendio que asoló durante cinco días el municipio, en 2012, otra circunstancia muy adversa en la que Melo, como ya en dos ocasiones anteriores, volvió a verse obligado a salir de su casa sin saber si la encontraría en pie tras el control de las llamas.

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