Las Fuerzas Armadas

El otro día estuve en Segovia y mi estancia breve coincidió con la procesión de su patrona, la Virgen de la Fuencisla, que es mariscal de campo y luce junto a ella la enseña nacional.

El otro día estuve en Segovia y mi estancia breve coincidió con la procesión de su patrona, la Virgen de la Fuencisla, que es mariscal de campo y luce junto a ella la enseña nacional. Ha sido emocionante ver cómo la gente de Segovia aplaudía a los sargentos de la Academia de Artillería que la acompañaban, en su procesión desde la catedral hasta el acueducto, que fue el tramo que yo seguí. Todas estas tradiciones, hermosas, se la quiere cargar la izquierda ramplona, que incluso pretende sustituir (los sandalios de la CUP, como dice Carlos Herrera) la estatua de Cristóbal Colón de Barcelona aprovechando el mismo pedestal, pero colocando, en vez de Colón, a un indígena en taparrabos. Estos tipos son horteras hasta en la elección de motivos de las estatuas. Cuando se aplaude al Ejército por las calles, como ocurrió el otro día en Segovia, para mí es una buena señal.

Una señal de que la gente de este pueblo es sensata. Nuestro Ejército (incluyo a todas las Fuerzas Armadas) es una institución ejemplar, llena de disciplina y de valores. ¿Por qué los sandalios y demás familia detestan a las Fuerzas Armadas, porque son pacifistas? Yo también soy pacifista y admiro a nuestra institución militar, sobre todo por su historia, por su sacrificio al servicio de la patria -una palabra olvidada-, por su heroísmo y por su entrega. Donde hay un militar hay también una persona decente. Me emocioné escuchando el himno nacional, por cierto primorosamente interpretado por la banda municipal de la ciudad castellano-leonesa. Y pasé un día agradable en Segovia, rodeado de esa gente sensata y de muchísimos extranjeros educados que vivieron las celebraciones con inmenso respeto. Da gusto estar entre gente civilizada y lejos de los idiotas que quieren convertir España en un erial.

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