Sánchez a ninguna parte

Es lo que él argumentaba, pero al revés. No a Rajoy, ha insistido Sánchez, una y otra vez, así, a secas, no hay más, eso era todo. Su propuesta ha comenzado y terminado en ese mensaje, corto, de whatsapp.

Es lo que él argumentaba, pero al revés. No a Rajoy, ha insistido Sánchez, una y otra vez, así, a secas, no hay más, eso era todo. Su propuesta ha comenzado y terminado en ese mensaje, corto, de whatsapp. Y así ha sido, solo que al contrario. Ese no a Rajoy de Sánchez construyó y dió forma a un efectivo Sí a Rajoy. Así lo siga repitiendo mil veces, una mayoría por el lado izquierdo era y es inviable, no se puede; ignoró o mintió a sabiendas cuando ganó tiempo con esa ficción. Así lo silencie otras mil, ir por tercera vez a las urnas solo serviría para regalar al PP otro puñado de escaños. Así lo esconda mil más, si un inevitable gobierno del PP se apoya en la abstención del PSOE los socialistas saldrían ganando doblemente, porque suya sería la medalla al sentido de Estado y también suya la llave de una legislatura (presupuestariamente endiablada para el gobierno) que ellos pilotarían desde la oposición. Tal ha sido su miopía que, huyendo hacia la nada, no reparó en que una abstención lo habría convertido en actor principal y en un par de años, con el PP ya moribundo, incluso en un probable candidato con posibles. Sánchez no lo olió. No lo ve.

Abandonado en el pozo del no a Rajoy ha sido él, Sánchez, el abanderado del Sí a Rajoy. Eso, no otra cosa, es lo que realmente ha representado el secretario general socialista; porque ha sido él, Sánchez, quien al enrocarse en una estrategia solo conjugable en primera persona del singular ha regalado respiración asistida a Mariano Rajoy y su banda. Ha sido él, Sánchez, quien no ha entendido que su partido necesita a alguien que seduzca a millones de electores y no solo a cuatro afiliados. Sánchez ha sido, y es, una baza para el PP y un lastre para el PSOE. Es él, y no sus críticos, quien juega a favor del PP. Él quien con sus pasos ha enarbolado el Sí a Rajoy. Sánchez -desde ayer atrincherado- ha sido la principal carta que el PP ha tenido para seguir respirando.

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