Estado Islámico impide la huída de miles de civiles para usarlos como escudos humanos

Los milicianos del grupo terrorista Estado Islámico están impidiendo la huída de miles de civiles para utilizarlos como escudos humanos y tratar de frenar la ofensiva de las fuerzas iraquíes sobre la ciudad de Mosul, el principal bastión de la organización en Irak.

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Los milicianos del grupo terrorista Estado Islámico están impidiendo la huída de miles de civiles para utilizarlos como escudos humanos y tratar de frenar la ofensiva de las fuerzas iraquíes sobre la ciudad de Mosul, el principal bastión de la organización en Irak.

Así lo han denunciado fuentes militares y varias personas que han logrado escapar del control yihadista. Estas fuentes, citadas por el periódico estadounidense ‘The Washington Post’, relatan cómo los milicianos secuestran a los civiles de zonas que están a punto de perder –hasta siete– para que vayan retrocediendo con ellos.

“Nos dijeron por los altavoces que quien se quedara sería ejecutado”, ha explicado Mohamwed Alí, un residente en la localidad de Tulul al Nasir que tuvo que caminar junto a varias decenas de personas hasta Hamam al Alí, otra zona que aún seguía bajo control de Estado Islámico.

Según el coronel iraquí Faisal Alí Abdellatif, más del 90 por ciento de la población de Tulul al Nasir, compuesta por un total de 5.000 habitantes, fue secuestrada. Este oficial ha advertido de que “se llevan a los civiles para usarlos como escudos humanos”.

Bushra Hussein recorrió este camino cargando durante varios días con su hijo discapacitado en silla de ruedas. Los milicianos dejaron que pudiese caminar por la carretera, donde permaneció hasta que llegaron las fuerzas de seguridad, mientras que varios miembros de su familia le llamaron dos días más tarde ya desde Mosul.

“Se llevaron a miles de familias”, ha denunciado esta mujer. “Nadie quería ir”, ha asegurado, al relatar una táctica de guerra especialmente cruel. Las fuentes consultadas por el diario norteamericano han confirmado que los yihadistas mataron a quienes no acataron sus órdenes, mientras que numerosos civiles lograron ocultarse o huir.

EJECUCIONES MASIVAS

Moyad Atalá perdió a tres de sus hermanos, ejecutados junto a su vivienda después de protestar. Los milicianos se llevaron también el dinero y el coche y secuestraron a otro hermano, aunque parte de la familia logró escapar y esconderse en una casa abandonada cercana.

“Mataron a 20 personas delante de mí”, ha contado un joven de 19 años de la localidad de Safina y que permaneció durante tres días retenido antes de poder escapar y llegar a una zona controlada por las fuerzas leales al Gobierno iraquí.

El presidente de la comisión de Derechos Humanos del Parlamento iraquí, Abdulrahim al Shammiri, ha informado de que 190 civiles fueron ejecutados el miércoles en Hamam al Alí tras haber sido “secuestrados” de zonas aledañas.

La subdirectora de la oficina de Amnistía Nacional para la región, Lynn Maalouf, ha alertado en un comunicado de que la ofensiva ha puesto a los civiles “en un riesgo todavía mayor” y también se ha referido a la utilización de la población como escudos humanos, algo que la ONG ha podido constatar en los campamentos de desplazados de Zelikan y Jazer.

“Usar civiles para protegerse de un ataque es un crimen de guerra”, ha señalado Maalouf. No obstante, también ha recordado a las fuerzas oficiales que esto no les “absuelve” de la necesidad de tomar “todas las precauciones posibles” para minimizar los daños sobre la población.

Antes de que el Gobierno iraquí lanzase la ofensiva sobre Mosul, el pasado 17 de octubre, las autoridades estimaban en 1,8 millones el volumen de la población de esta ciudad. La ONU advierte de que, en el peor escenario, más de un millón de personas podrían verse forzadas a abandonar sus hogares.

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