Infoxicación

Se calcula que cada lustro se duplica la información científica de la que disponemos, y que desde hace un siglo vivimos un incremento exponencial del volumen de datos que manejamos. Lo que en principio puede considerarse como un logro de la civilización tiene una consecuencia indeseable: la “infoxicación”. Tú y yo nos estamos convirtiendo en “info-obesos”: personas a las que impacta cada día tantísima información que sufrimos una agotadora sobrecarga cognitiva.

Medios de comunicación, redes sociales o publicidad nos transmiten mensajes constantemente, la mayor parte de las veces inútiles, incorrectos o parciales, hasta el punto de generarnos agobio, parálisis y desconcierto.La psicóloga Almudena Sánchez explica que no elegimos, sino que tragamos información sin conciencia priorizando cantidad sobre calidad y dividiendo la atención en varias tareas en lugar de focalizarnos en una. Pone el siguiente ejemplo: imagina que están oyendo cinco canciones a la vez, todas al mismo volumen. ¿Serías capaz de procesarlas, de distinguirlas o de disfrutarlas? ¿Y si en vez de cinco fueran cien? ¿Cómo te sentirías?

¿Cuántas veces, por ejemplo, has recibido por whatsapp o por e-mail la “noticia” de que unos perritos van a ser sacrificados o de que hay un niño con leucemia en un hospital valenciano que necesita sangre? ¿Y cuántas veces la has reenviado a tus contactos de forma casi automática sin verificar su autenticidad? Este es otro de los efectos de la infoxicación: el “hoax” o bulo re-transmitido a través de las redes sociales.

Como coach te formulo preguntas:¿qué vas a hacer para noinfoxicarte? ¿Para qué necesitas estar en conexión permanente con el mundo a través del móvil o del ordenador? ¿Qué criterio seguirás para evaluar, clasificar o desechar la enorme información que recibes?

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