Uno de cada cinco japoneses puede morir por exceso de trabajo

Los japoneses, a pesar de los riesgos para su salud, siguen pasando más horas en la oficina que en ningún otro país con una economía desarrollada
TRABAJADORES JAPÓN
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Karoshi es la palabra que en español significaría “muerte por exceso de trabajo”. / Chris 73 / Wikimedia Commons

Una quinta parte de los japoneses pueden morir por un exceso de trabajo. De hecho, tienen una palabra que refleja esta situación ya reconocida desde hace 40 años: ‘karoshi’ y que se cobra cada año miles de vidas.

Karoshi es la palabra que en español significaría “muerte por exceso de trabajo” y ya es un fenómeno reconocido desde 1987 en el país del Sol Naciente.

Cada año se acreditan cientos de muertes al año como ataques cardíacos, cerebrovasculares e incluso suicidios causados por el exceso de horas de trabajo extraordinarias y la presión a la que se ven sometidos los trabajadores. Con unas exigencias altísimas y unos periodos de descanso muy cortos.

De hecho, si un juez determina que alguien murió por karoshi, su familia recibirá una compensación económica de unos 20.000 dólares por parte del Gobierno y pagos de hasta 1,6 millones por parte de la compañía.

El número de víctimas por exceso de trabajo alcanzó las 2.310 personas reconocidas por el propio Ministerio de Trabajo Japonés, aunque la verdadera cifra puede llegar a alcanzar las 10.000 víctimas anuales, según Hiroshi Kawahito, secretario general del Consejo Nacional de Defensa para las víctimas de karoshi quien considera que el Gobierno no está haciendo lo suficiente.

Las demandas causadas por el exceso de horas extras se incrementan cada año a pesar de los intentos que tienen algunas empresas para establecer un mejor equilibrio entre la vida laboral y la personal. Los japoneses, a pesar de los riesgos para su salud, siguen pasando más horas en la oficina que en ningún otro país con una economía desarrollada.

El Gobierno ha presentado su primer libro blanco sobre este fenómeno y en el informe se destaca que aproximadamente el 21,3% de los empleados japoneses trabajan 49 o más horas a la semana en promedio, muy por encima del 16,4% registrado en los EE.UU., el 12,5% en Gran Bretaña y el 10,4% en Francia, según datos que refleja el diario británico The Guardian.

Más de 100 horas de trabajo extra al mes

En el informe se registra que el 22,7% de las empresas encuestadas entre diciembre de 2015 y enero de 2016 reconocían que algunos de sus empleados registraban 80 horas de trabajo extra cada mes.

Para que una víctima cuente como un caso de karoshi tiene que haber trabajado más de 100 horas extraordinarias el mes anterior a su muerte o 80 horas en dos o más meses consecutivos de los últimos seis meses.

Los riesgos para la salud asociados a las interminables jornadas laborales se recogieron a principios de octubre después de una inspección de las normas laborales efectuadas en Tokio y se puso de manifiesto que muchas empresas ponen el rendimiento del negocio antes que el bienestar de sus empleados.

Las crecientes demandas por karoshi están provocando que el Gobierno nipón haga algo más que recomendaciones a la hora de aliviar la presión que padecen los empleados, tanto del sector público como privado, aunque insuficientes para las asociaciones de víctimas de karoshi.

En declaraciones recogidas por el diario británico, el político conservador Yomiuri Shimbun reconocía que la ley de 2014 que fue diseñada para evitar karoshi “no había cambiado la cultura del trabajo en vigor, de la dedicación y el sacrificio, incluso a expensas de la salud de los empleados”.

¿Qué lleva a los japoneses a morir por trabajar?

Lo cierto es que fueron los primeros en tener una palabra que definiera el asunto pero ya no son los únicos. Países de economías emergentes comienzan a registrar cifras preocupantes, al igual que en el país nipón. Pero ¿qué condujo a Japón a desarrollar una cultura que te lleva a poder morir por trabajar en exceso?

La historia viene desde hace muchos años. Lo cierto es que ya después de la Segunda Guerra Mundial la “adicción” al trabajo de los japoneses era algo conocido. Tenían las jornadas laborales más largas y las empresas potenciaban no sólo con compensaciones económicas sino también psicológicas, por lo que la vida giraba básicamente en torno al trabajo.

A mediados de los años 80 el crecimiento económico se disparó provocando lo que se conoce como “burbuja económica” y los salarios de los japoneses alcanzaron el límite. No obstante, tenían una agobiante carga de 60 horas semanales de trabajo, reconocido por más de siete millones de japoneses. En esa misma época, países como Estados Unidos, Reino Unido o Alemania los empleados mantenían horarios de 8 horas al día, cinco días a la semana, cumpliendo unas 40 horas a la semana, 20 menos que los japoneses.

Ya en 1989 se reconocía en un informe que los jefes de secciones y responsables de grandes compañías, entre el 45,8 y el 66,1% pensaban que iban a morir de tanto trabajar. En ese momento las muertes por karoshi de altos directivos no suponía una cifra tan elevada para que el gobierno se decidiera a prestar atención al asunto.

La cuestión es que cuando esta burbuja estalla, la situación empeora y la cifra de muertes alcanza ya niveles sorprendentes y de las que aún no se ha recuperado.

¿Cuál es la causa?

Diferentes estudios ya han demostrado que el Karoshi no se produce por falta se sueño, exceso de estrés o infelicidad. Analizando los hábitos y la salud de 600.000 personas, un grupo de investigadores encontró que quienes trabajaron 55 horas a las semana tenían un tercio más de probabilidades de sufrir un infarto que aquellos que trabajaron menos de 40 horas.

Los autores del informe que recoge la BBC especularon con que la causa podría encontrarse en pasarse ‘demasiado tiempo en la oficina’ o en ‘estar sentado demasiado tiempo frente al escritorio’. Sumando a ello el estrés, la falta de sueño y la infelicidad que pueden conducir a la depresión, la angustia y todos los problemas y síntomas que se derivan de este exceso de trabajo.

En Japón muchos empleados se sienten incómodos si se marchan de la oficina antes que el jefe y no siempre emplean esas horas de más de manera productiva. Simplemente exploran internet, actualizan redes sociales o están por estar. Pero su jornada de alarga y alarga hasta que su vida puede acabar en una palabra: karoshi.

El karoshi además ya no es un drama exclusivamente japonés. Al parecer, el ranking mundial en horas extras lo encabeza México y en China existe otra palabra que define lo mismo y que se conoce como ‘gualaosi’.

Morir por exceso de trabajo es algo también común en economías emergentes como India, Corea de Sur, Taiwán.

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