Fue el 24 de diciembre de 1970 cuando Carmen Suárez García, vecina de San Juan de la Rambla, preparaba la cena para ir a ver el belén en la plaza de Icod el Alto y se puso de parto. Estaba con su suegra, Juana, y su marido, José Luis. Este último llamó al médico quien les aconsejó que fueran directamente para el hospital de La Candelaria porque el bebé iba a nacer en la madrugada y no había nadie para atenderlos.
Juana no lo dudó y fue a la casa de Cecilio Hernández, uno de los dos vecinos de la zona que tenían coche. Este último llevaba una semana en cama con una gripe tremenda, pero no dudó en hacerles el favor. Se puso una chaqueta y en medio de un temporal de agua y viento los llevó al hospital, al que no llegaron nunca porque poco antes de llegar a Guamasa el vehículo se averió y Carmen se puso de parto.
Mientras su suegra y su marido la ayudaban, Cecilio corrió hasta una gasolinera cercana. Grande fue su sorpresa cuando se encontró que ya estaba cerrada. Tanto le insistió a su dueño para que llamase a una ambulancia que éste se puso en contacto con la Policía local. A los diez minutos estaban en el lugar dos agentes que, al igual que el sargento de la época, se llamaban Ramón. Este último era de apellido Hernández, pero fue Ramón Martín quien cortó el cordón umbilical, mientras que Ramón Afonso, conocido en la plantilla como Tito, se quitó la chaqueta para abrigar a una niña que nació de nalgas y a la que le pusieron de nombre María Jesús.
Casualidades aparte, Ramón Nonato es el patrón de las embarazadas y las matronas.
46 años después, el hijo de Ramón Martín, Antonio, encontró un recorte del desaparecido diario La Tarde contando el suceso y como es amigo de la alcaldesa de San Juan de la Rambla, Fidela Velázquez, le pidió si podía ayudarlo a cumplir un viejo sueño: conocer a aquella niña. Fue él quien le contó que el 24 de septiembre de 1970 una vecina del municipio había dado a luz en la carretera y había sido auxiliada por una serie de ángeles, entre ellos, su padre, ya fallecido.
Toni, como lo conocen sus allegados, tenía diez años aquella Nochebuena en la que su padre se fue a trabajar por la noche y siempre se preguntaba qué había sido de aquella niña porque en su casa nunca dejó de contarse la historia.
La tarea de localizar a la familia no fue sencilla porque el periódico se equivocó de apellido. Hubo que indagar en el censo y en el Juzgado de Paz y aún así no fue posible hasta que la alcaldesa optó por el boca a boca. Fue este contacto directo con los vecinos el que permitió encontrar a Carmen y organizar el lunes un emotivo homenaje en el Ayuntamiento con algunos de los protagonistas de este singular nacimiento y cumplir el sueño de Toni: conocer a María Jesús, a quien su madre le regaló un cuadro con el retrato de su abuela Juana, la mejor de las matronas que haya podido tener.
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