De lo dicho a lo no hecho un año y cinco meses después

Clavijo fue investido presidente del Gobierno de Canarias con la mochila cargada de piedras, porque llegaba con un programa diseñado para pactar con el PP, y ahora las va soltando en el camino del PSOE
Fernando Clavijo, investido presidente del Gobierno de Canarias. / FRAN PALLERO
FRAN PALLERO

Fernando Clavijo (CC) fue investido presidente del Gobierno de Canarias, el 7 de julio de 2015, con la mochila cargada de piedras, porque llegaba con un programa electoral diseñado en realidad para pactar con el PP. Como le cuesta subir la pendiente, las va soltando en el camino del PSOE. La crisis por la distribución de los recursos del IGTE a través del fondo de desarrollo (FDCAN) es un ictus político de complejo tratamiento, que viene de un diagnóstico equivocado de la enfermedad: el médico que miente para curarse en salud y que el paciente se sienta motivado en su recuperación, cómodo en el diván del psicoanalista que receta pastillas timoteo para el cabreo.

El mandato de Clavijo se caracteriza por una suerte de dimes y diretes que ponen a los socios del pacto en un brete. Entre lo dicho y lo no hecho media un tramo estrecho.

Al solicitar la confianza del Parlamento, el candidato proclamó que lo que hiciera la Cámara sería “mucho más importante” que lo que emanara del Ejecutivo. “Va a ser fundamental para transmitir credibilidad a la ciudadanía”, afirmó. Al grupo Nacionalista (CC-PNC) le atribuyó un “gran papel” y la responsabilidad de articular “puntos de encuentro” con un “incesante” trabajo “para que el pueblo canario recupere la esperanza y la ilusión”. Un año y cinco meses después, la Asamblea regional ha tramitado seis proyectos de ley y diez proposiciones. Ninguna de estas últimas procede del bipartito (CC-PSOE).

“Esta legislatura es crucial para garantizar el crecimiento económico y social”, profirió en su discurso. “Una prueba para todos, señorías, de que debemos ejemplificar ante toda la sociedad la práctica del diálogo y la búsqueda del máximo consenso posible entre las fuerzas políticas, la sociedad civil organizada en Canarias, cabildos y ayuntamientos”.  El proceso de elaboración de la nueva Ley del Suelo echa por tierra ese axioma. Al menos, eso le reprochan quienes reclaman una mayor transparencia y participación. Antes de que fueran rechazadas las enmiendas a la totalidad, Podemos censuró el “secretismo selectivo” de Clavijo por compartir el borrador con sectores empresariales y “ocultarlo” al PSOE. La campaña de promoción de la iniciativa le explotó en la cara y a los socialistas ya no se les ocurre acercar la mano al fuego por él. “Informar está bien, aunque el momento no es el adecuado”, manifestó  la diputada Nayra Alemán en un pleno. “Es evidente que existen diferencias de concepto. El PSOE ha hecho un esfuerzo para asumir este proyecto, pero amor no quita conocimiento”.  Fernando Clavijo se defendió: “Es un ejercicio de transparencia y coherencia”.

La ley turística de las islas periféricas occidentales se aprobó no sin polémica, puesto que el texto enviado por el Cabildo de La Palma se transformó en “un fraude y una infracción de las normas y directivas comunitarias en materia de evaluación ambiental y participación ciudadana”, a juicio de los promotores de la denuncia entregada a la Comisión Europea para que inste al Gobierno central a suspenderla.

Más contradicciones. El PSOE fue mero espectador en el discreto acuerdo fraguado entre CC y el PP para el reparto de cargos directivos en Radiotelevisión Canaria (RTVC), con un Consejo Rector en cuadro, que no pinta nada, a la espera de que se revise la ley 13/2014.

El plante de los cuatro consejeros del PSOE -incluida la vicepresidenta, Patricia Hernández- en la sesión donde se cerró la fórmula de aplicación del FDCAN obedeció a la “imposición” de los criterios de proporcionalidad territorial, “en contra del compromiso de Clavijo de que primaran las inversiones que cambiaran el modelo productivo”. La triple paridad multiplica la disparidad. “Nos ha engañado una vez más”, se queja amargamente el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales (NC). “Prevalece la intencionalidad en la compra de voluntades”, ha largado el portavoz parlamentario del PSOE, Iñaki Lavandera.

Algunos de los lemas de Clavijo son estos concatenados: “Si hay una propuesta mejor para los canarios, me da igual que me corrijan. Mi autoestima la satisfago con mi vida personal”. Razón no le falta, como cuando planteó a los cuatro vientos la implantación de una tarifa plana para los vuelos interinsulares y rectificó sin haber aterrizado: “Una subida del descuento de residente al 75% no requeriría de una autorización de la Comisión Europea”. También anunció un crédito extraordinario de 123 millones de euros que menguó hasta los 107.

Entre tanto descontento, el Partido Socialista celebró que Clavijo reculara en los ajustes previstos en Sanidad y subsanara la afrenta a Jesús Morera. “Todo el mundo tiene derecho a equivocarse”,  apostilló Lavandera.

Fernando Clavijo se implicó en la organización de una conferencia “informal” de presidentes autonómicos y se complicó su prestigio como prestidigitador.  El 12 de octubre, en los actos de la Fiesta Nacional, quedó con doce homólogos. Hasta la fecha. No hay noticias de que la andaluza Susana Díaz los haya invitado a un recorrido por el Guadalquivir o a la Alhambra.

Decepciones mayúsculas, los incumplimientos en el ámbito local. A Marco González habría que prepararle una moción de censura en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz a semejanza del anuncio de Loterías del Estado. ¿Disfrazar la verdad procura felicidad? Él está convencido de que Clavijo le ofreció el puesto que hoy ocupa Lope Afonso (PP) con el apoyo de CC. Adquirió un décimo en Granadilla de Abona, pero el sorteo del amor está amañado: casi siempre les toca a los mismos. A Jaime González Cejas le afeitaron las pestañas.  José Domingo Regalado (CC) se llevó el premio gordo. Nicolás Jorge (PSOE) se pregunta de qué vale la palabra de un presidente: “Ni un clavijo. Y su firma, ni el folio”. La adenda es una errata.

En Arico se comieron la s intercalada. Gracias o por culpa de los humos de Elena Fumero (CC), Olivia Delgado (PSOE) gana peso en el Senado.

De aquel “CC y el PSOE van a construir juntos el futuro y la historia de Canarias en los próximos cuatro años” a “los socialistas deberán explicar si están cómodos o a disgusto y tomar ellos la decisión” han transcurrido unos quinientos días. La demostración de que Fernando Clavijo quiere merendarse al PSOE es que acaba de cenar con Asier Antona (PP).

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