Serenateando a su Luna

Un paseo por La Laguna, el miércoles, me llevó al mercadillo de antigüedades a beneficio de la Lucha contra el Cáncer (calle Herradores, junto a Wehbe)

Un paseo por La Laguna, el miércoles, me llevó al mercadillo de antigüedades a beneficio de la Lucha contra el Cáncer (calle Herradores, junto a Wehbe). Además de cosas muy interesantes, junto a otras que no valen para nada, el mercadillo se organiza con un estupendo fin y felicito a todas las personas implicadas en la muestra. Pasear por La Laguna es instructivo y evocador. He visto en la ciudad tienditas que todavía usan la cortina y el cuarto de mercancías no expuestas, que a mí de niño me llamaba siempre la atención. ¿Qué se esconderá tras esa cortina? ¿Qué es lo que no se expone en la tienda?

Esas cortinas son infinitamente más interesantes que las de los aviones, tras las cuales se reúnen los auxiliares de vuelo para darle al bistec y las corren y las descorren con una asiduidad y un ruido que no te dejan dormir. La Laguna es una ciudad con muchísimo encanto. Mi amigo Braulio hablaba, en una de sus canciones, de serenatear a su Luna. El brillo de la Luna de La Laguna nos llega, a estas alturas del año, siempre atenuada por una pátina de llovizna, casi invisible, cuando no le da por diluviar, que entonces ni Luna, ni nada. He paseado por Herradores y aledaños, viendo las tiendas y algunas cosas interesantes encontré, que no cito para no dar alas a los envidiosos; sobre todo en aquel mercadillo y por un precio muy barato. En Tenerife tenemos algunos anticuarios con mucho gusto, que venden cosas curiosas. Vi objetos navales antiguos preciosos y Mayte García-Yanes tiene en su estand antigüedades muy interesantes. No digo nada de Damián, relojero, que expone unas excelentes piezas art-decó a unos precios que no están nada mal. Vayan a ese mercadillo, vale la pena. Y, de camino, serenatean un poco a la Luna lagunera de diciembre.

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