Caminito

Teresa de Lisieux (1873-1897) es un caso extraordinario entre los santos venerados en la Iglesia Católica

Teresa de Lisieux (1873-1897) es un caso extraordinario entre los santos venerados en la Iglesia Católica: una pobre monja carmelita que muere tuberculosa a los 24 años en un olvidado convento de la Francia decimonónica y que, sin embargo, es proclamada en 1927 copatrona de las misiones junto a San Francisco Javier y en 1997 Doctora de la Iglesia, honor sólo reconocido a una treintena de cristianos en los últimos veintiún siglos. Lo curioso es que logró vivir como heroína de las virtudes a base de hacer las cosas más sencillas (barrer, fregar, coser o rezar) poniendo en ello todo su amor, método que ella misma denominó “el Caminito” y que describe en su autobiografía como el único modo que halló de servir a todos sabiéndose desprovista de cualquier talento destacable.

Al poner en marcha un proceso de coaching, es preciso mantener un equilibrio entre la necesaria ambición que muestra el cliente por alcanzar su objetivo y la prudencia que requiere modular a la baja sus pretensiones, so pena de convertir la meta en una fuente de frustración si la plantea como inalcanzable.

Si lo que desea es abandonar su vida sedentaria, por ejemplo, de nada sirve que se marque como plan de acción hacer dos horas de gimnasia al día porque, por lógica, si hasta ahora le ha sido difícil sacar tiempo para moverse, nada hace pensar que de la noche a la mañana establecerá un nuevo hábito que le cuesta incluso a quienes ya están acostumbrados al entrenamiento.

El “Caminito” de Teresa de Lisieux nos habla de no medir las cosas cotidianas como grandes o pequeñas, sino como efectivas para conseguir nuestro ideal, porque el primer paso no nos llevará instantáneamente al final del camino, pero tiene la virtud de sacarnos de la zona de confort.

¿Qué necesitas conseguir tú siguiendo tu propio “caminito”?

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