La Joven Orquesta de Canarias debuta a lo grande y con futuro

La Jocan, dirigida por el maestro Víctor Pablo Pérez, deleitó al público en el capitalino Teatro Guimerá, con el estreno de ‘Obertura Canaria’, de Emilio Coello, y ofreció obras de Mozart y Dvorak

POR ZENAIDO HERNÁNDEZ

La Joven Orquesta de Canarias (Jocan) se estrenó ayer en el Teatro Guimerá con un concierto de Año Nuevo que registró lleno absoluto y que sirvió para mostrar el buen hacer y el talento de sus músicos, jóvenes artistas, todos ellos canarios o residentes en las Islas.

La nueva formación, bajo la dirección de Víctor Pablo Pérez, inició el concierto con el estreno de Obertura canaria, encargada para este debut al compositor Emilio Coello.

Obertura canaria se inspira en el folclore canario. La sonoridad que evoca no queda en lo meramente nostálgico, pues trasciende para retener la belleza ante la inmensidad del caudal ingente que se realza pleno en identidad oceánica. El autor ha vuelto a sorprender, en esta ocasión con el desenfado, la luz y la energía que dan paso al “amor activo”. No pudo comenzar el concierto con mejor pie. El público, entregado, disfrutó a continuación de la interpretación de las obras Rondó para piano y orquesta, de W. A. Mozart, con el pianista grancanario Iván Martín como solista. Iván Martín está reconocido por la crítica y el público internacional como uno de los músicos más brillantes de su generación.

La Joven Orquesta de Canarias, formación creada por iniciativa del Gobierno de Canarias, eligió para cerrar el programa previsto en su estreno la Sinfonía número 9 en mi menor, Op. 95, más conocida como la Sinfonía del Nuevo Mundo, de Antonín Dvorak, una de las obras fundamentales de la historia de la música.

Virtuosismo, complicidad, emoción y entrega

La Joven Orquesta de Canarias recibió anoche una ovación de lujo. El público, puesto en pie, aplaudió durante más de 10 minutos su presentación. La emoción, unida al buen hacer de los músicos que derrocharon complicidad y maestría, les invitó a responder con mayor excelencia ofreciendo Lo Divino, de F. Cedrés, con el sello virtuoso en los arreglos de Emilio Coello, y la socorrida marcha Radetzky.

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