La Palma, caso singular, donde gays y lesbianas se tienen que marchar

No hay programas específicos en esta materia en una isla que sufre una "diáspora" de gays y lesbianas por su condición sexual
Denuncian una agresión lesbófoba en La Palma

La Palma carece de los recursos necesarios para atender la realidad LGTBI (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales) en la Isla, ni se ha conformado en el seno de la sociedad civil un colectivo que represente la defensa de sus derechos. Una situación “preocupante”, como destaca el vicepresidente del colectivo canario Algarabía, Francisco Mesa, quien señala que “en La Palma falta un acuerdo político y social para destinar recursos públicos a la protección de los derechos de las personas LGTBI y la atención de las mismas”.

Mesa, que conoce de primera mano la situación de la Isla en esta materia porque ha intervenido en distintos institutos palmeros con un programa regional en favor de la diversidad, señaló que La Palma es “paradigmática en Canarias” en el proceso de “emigración” de las personas LGTBI, que en el caso del territorio continental se da del campo a la ciudad, mientras que en el Archipiélago ocurre de las islas menos pobladas a las capitales de provincia, en cuyo seno también se produce este paso del entorno rural a la urbe.

“La Palma es de las islas donde más sangrante es la diáspora de las personas LGTBI y esto es muy grave”. “Si pudiéramos hacer la estadística de personas de La Palma de gran valor que viven en otras islas o en Madrid o Barcelona, nos echaríamos las manos a la cabeza”, añadió.

El carácter rural y la escasa población de la isla de La Palma dificultan la situación de las personas que viven esta realidad. “En las ciudades grandes, la gente pueda sentirse más protegida en la masa para poder desarrollar una vida autónoma o encontrar otros iguales y mantener vínculos y comunicación. La Palma es una isla muy rural y los pueblos marcan muchísimo, por lo que tienen que buscar otros espacios”, sostiene Mesa.

Sucede también en algunos casos que salir fuera de la Isla para realizar los estudios universitarios es la oportunidad de “salir del armario”. “Qué bueno que voy a salir a estudiar porque así, en el doble forro de la maleta, llevo la verdad radical de la persona”, comenta el vicepresidente de Algarabía, quien señala además que esto conduce, en ocasiones, a la paradoja de llevar una vida en Tenerife o Gran Canaria y otra en La Palma. “Esto genera mucha infelicidad para sí mismo y para la persona con quien quieres convivir”, porque la orientación sexual no es algo colateral en la biografía, sino “central”. “No se puede entender la vida de las personas sin su orientación sexual”, sentenció

Otra muestra de esta situación es que tampoco existe ningún colectivo social en la Isla al que puedan recurrir las personas LGTBI. Francisco Mesa considera necesario establecer recursos dirigidos a tratar aspectos psicosociales. Unos recursos que deben ser permanentes y estar presentes en la realidad que tratan, con personal técnico, formado y de manera continuada, y para ello “se necesita estar presente en el lugar”. Es decir, que los talleres que se imparten de vez en cuando en los centros educativos, por ejemplo, son importantes de cara a la formación en valores de los alumnos, pero insuficientes para abordar esta situación con la implicación que se merece.

Mesa advierte de que todavía existe en el seno de la sociedad “muchísima LGTBfobia y LGTBfobia interiorizada, que es cuando un gay o una lesbiana se mete en su propio armario por sentirse culpable, y es muy difícil intervenir sin generar un espacio de confianza en el que esta persona pueda visibilizarse, una situación que sentimos que en La Palma es muy grande”.

De ahí que reitere su preocupación por la “falta de recursos para atención de las personas gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, para poder ser atendidos en sus particularidades”. Dejando claro que el problema está “en la actitud que adoptan determinadas personas sobre esta realidad, la conducta social que se tiene sobre ellos e incluso la tradición cultural en la que viven, que requiere una atención y sensibilidad particular para que formen parte de la comunidad con todos sus derechos”.

 

El periodista palmero Javier Rodríguez. | DA

El periodista palmero Javier Rodríguez lleva viviendo en Madrid más de un lustro, pero conserva vivo el cordón umbilical que le une a su isla natal, donde viaja con frecuencia y además colabora con algún medio de comunicación. En ese ir y venir de la capital de España a Los Llanos de Aridane, ha intentado en alguna ocasión poner en marcha una asociación que represente a las personas LGTBI en la Isla sin éxito, sobre todo por la dificultad que representa mantener algo así desde la distancia.

En la primera edición del Love Festival fue uno de los ponentes en la convención que se celebró para reflexionar sobre la situación de este colectivo y la promoción de sus derechos, en particular en el caso de la Isla Bonita, que conoce bien porque lo ha vivido en primera persona.

Afortunadamente, su caso no fue traumático, porque encontró siempre el respaldo familiar para vivir con libertad su sexualidad. Pero sí conoció de cerca otros casos marcados por la discriminación. Personas que por cuestión de género, padecieron un rechazo social importante en el colegio y en el seno de la sociedad, sufriendo insultos y agresiones por su condición sexual.

De ahí que considere urgente que las familias puedan disponer en La Palma de recursos especializados y una asociación donde puedan acudir cuando ocurra una situación así por su condición sexual. “Las familias necesitan pautas para afrontar el rechazo, para entender y normalizar la diversidad e incluso para saber qué hacer cuando su hijo llega a casa diciendo que en el colegio se ríen de él, le pegan y le llaman maricón”.

Además subrayó que esta falta de recursos se hace todavía más grave para los casos de las personas transgénero. “¿Dónde acude una familia en La Palma cuando uno de sus hijos nace niño pero en realidad es una niña?; ¿qué recursos existen en la Isla para dar pautas a esa familia?”. La pregunta lleva implícita la respuesta: ninguno.

Advirtió además de que “los colegios carecen de los recursos especializados y las familias, en muchos casos, no saben cómo afrontarlo, lo que acaba generando mucho sufrimiento y mucho dolor en esas familias”. No ocultó además la realidad de muchos menores que en este proceso acaban por tomar la determinación de suicidarse por la presión que sufren. Un fenómeno que, aseguró, “es cada vez más habitual”.

En este sentido, valoró el trabajo que realiza el colectivo Algarabía, que sin tener representación en la Isla, “hace un gran trabajo y más de lo que puede”.

LOVE FESTIVAL

Imagen de la presentación de Love Festival. | DA

Javier Rodríguez defiende la celebración del Love Festival como un evento que “ha servido para abrir por primera vez este debate en la isla de La Palma”. Una iniciativa de la Consejería de Desarrollo Económico y Empleo del Cabildo palmero, en el que articularon una apuesta por la moda, la artesanía, gastronomía, música, con la visibilización y el debate sobre la realidad LGBTI en la isla de La Palma. Promocionar una sociedad cada vez más tolerante e integradora era el horizonte ético y social que encerraba esta apuesta del consejero Jordi Pérez Camacho.

Javier Rodríguez valora la iniciativa, si bien apuesta porque en la próxima edición se generen mesas de trabajo con las personas que “viven en primera línea de fuego estos casos, como los directores de centros educativos, servicios sociales, para que puedan sentarse con gente del colectivo para debatir sobre esta realidad” y dotar presupuestariamente las actuaciones necesarias para afrontar esta problemática.

“Hay que reivindicar la diferencia, la singularidad, la diversidad”, sostiene Rodríguez, quien planteó además la necesidad de poner en marcha una campaña contra la homofobia que reivindique la diferencia.

Un análisis con el que coincide el vicepresidente de Algarabía, Francisco Mesa, que considera también fundamental que en esta segunda edición se realicen mesas de trabajo y se avance hacia acciones concretas, manteniendo también el aspecto socioeconómico que impulsa esta iniciativa, como una apuesta “por la inteligencia”.

Francisco Mesa consideró “una buena estrategia” la establecida por el Love Festival para promocionar La Palma como “una isla creativa, que fomente su desarrollo socioeconómico y aprovechar esa inercia para desarrollar un movimiento social, de conciencia y de visibilidad del colectivo LGTBI”.

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