La pobreza en Santa Cruz “se cronifica” y repunta a cifras de 2013

La Asociación Kairós, que entregó alimentos a 2.981 personas en la capital en 2016, denuncia la precaridad laboral que sufren las familias
La Asociación Kairós atendió en 2016 a más de 1.000 familias, lo que se traduce en casi 3.000 personas. / S. M.

En 2013, los efectos de la crisis económica iniciada años antes, se dejaron sentir con virulencia entre las familias. Se acabaron las prestaciones de desempleo y la posibilidades de encontrar trabajo eran prácticamente nulas. Entonces, la Asociación Kairós atendió a más de 3.000 personas en Santa Cruz de Tenerife, a las que entregó alimentos de manera regular. Tres años después, y cuando parece que los vientos de recuperación económica comienzan a soplar, la misma asociación constata que no lo hacen con igual fuerza para todos y que, incluso, después de dos años de descenso en el número de familias atendidas, 2016 ha supuesto un repunte, al tener que entregar alimentos a 2.981 personas, “apenas 100 menos que el peor año”, reconoce preocupado el presidente de esta ONG capitalina, Benjamín Barba. El motivo lo encuentra Barba en la precariedad laboral y la falta de perspectivas de las familias para encontrar un trabajo digno que cubra las necesidades básicas.

“Nos preocupa cómo las familias se van acomodando al asistencialismo ante la falta de opciones de futuro”, reconoce Barba. Los datos que maneja Kairós sirven de termómetro en la capital, donde una treintena más de asociaciones también entregan alimentos de manera regular. Las cifras sirven para hacerse una idea de lo que muchas familias chicharreras (más del 90% de las 1.010 que Kairós atendió en 2016 proceden de Santa Cruz) han debido pasar. Pone como ejemplo las 24 familias que en diciembre acudieron por primera vez a la asociación para recibir alimentos, o las casi 300 que han tenido que hacerlo de manera regular durante todo el año.

Barba destaca que otro de los datos que refleja la cronificación de la pobreza y la precariedad de los ingresos es el tipo de familia que acude por primera vez a la asociación. “Han descendido las familias con mayor número de miembros y aumentado por contra las más reducidas. Esto nos muestra que los ingresos ni siquiera alcanzan ya para atender a familias de uno o dos miembros”. También es reflejo, asegura Barba, del envejecimiento de la población, “nacen menos niños y las atenciones a personas mayores aumentan”. En conjunto, el 50% de las unidades atendidas tenían algún menor a su cargo. “Un dato que nos ayuda a entender cómo se ha ido normalizando la pobreza durante 2016, es la frecuencia con la que las familias han venido a recoger alimentos. De las 1.010 familias atendidas, 170 unidades familiares (16,9%) lo han hecho cada mes. Las que han venido en 11 ocasiones son 78 (7,8%). Las que han acudido diez veces son 48 (4,8%). Esto supone que casi 300 familias (29,3%) han venido de forma regular, diez o más meses al año”. En este sentido, desde Kairós se defiende que “lo normal” sería que una familia que se encuentra en una situación de precariedad, “viniera, una, dos o quizá tres veces al año”, pero la tendencia indica que cada vez son más las familias que acuden de forma regular a buscar alimentos, “lo cual nos lleva a pensar que la pobreza está cronificada”.

Dignidad

El presidente de Kairós expresa su preocupación por el círculo vicioso en el que caen estas familias que ven como no solo sus condiciones económicas se van deteriorando sino también las personales. “En el último reparto tuvimos que llamar a la atención a una persona que se presentó en estado de embriaguez. Es algo muy penoso porque ves que su situación les lleva a buscar refugio en cosas como el alcohol”, explica Barba. Para Kairós la solución a lo que están viviendo estas familias es clara: trabajo digno.

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