Listo el proyecto para convertir la cueva de Bencomo en el primer museo de sitio de Tenerife

La propuesta del historiador Ramón Cebrián para dignificar la cultura aborigen y proteger el BIC se presenta el 1 de febrero en Presidencia
Imagen del interior del a cueva de Bencomo | DA
Las cuevas han sido utilizadas durante año como aprisco de ganado por eso resultará difícil encontrar restos arqueológicos. M.P.P.

Después de más de 30 años de abandono, esperando por medidas que protejan un Bien de Interés Cultural (BIC), y una actuación que permita dignificar la cultura aborigen, la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Canarias ya cuenta con el proyecto para actuar en la cueva de Bencomo y convertirla en el primer museo de sitio de Tenerife con un centro de interpretación.

Su autor es el historiador e investigador de la Universidad de de La Laguna (ULL) Ramón Cebrián y no hay cambios a último momento, se presentará el día 1 de febrero en la sede de Presidencia de Gobierno.
El documento que Cebrián elaboró durante siete meses por encargo del citado departamento y al que tuvo acceso DIARIO DE AVISOS, parte de identificar la cueva con Bencomo, un personaje “real e incontrovertible” para la historia canaria dado que así está registrado en diferentes textos administrativos, como las datas de repartimiento, los primigenios acuerdos del Cabildo de Tenerife y las crónicas guanartémicas.

Una vez demostrada la certeza histórica de la unión de las cuevas -ya que en realidad son dos oquedades naturales basálticas unidas por un pasadizo- con la figura del penúltimo mencey de Taoro, se pretende impulsar su recuperación como parte esencial del patrimonio histórico de las islas.

Pese a que no hay señalización que lo indique, se accede a ellas por una vereda que viene por el margen derecho del barranco del Pino, justo en el mismo punto kilométrico de la Carretera General TF-21, que lleva a la Orotava y en el que se encuentra emplazado el Mirador de Humboldt. Pese a tratarse de un BIC, no cuenta con un plan de protección y su entrada está al alcance de cualquiera. Por eso lo primero que se propone es la adopción de una serie de medidas cautelares que apunten a restringir el acceso al lugar, al menos con un acotamiento mínimo, por el riesgo enorme que supone para la seguridad de las personas, y para la protección del bien y del entorno en el que se encuentra.

El proyecto contempla que el mirador de Humboldt sea el centro de interpretación del museo por su ubicación. M. P. P.

En este sentido es importante aclarar que las cuevas no albergan elementos culturales ni estratigrafía por sí mismas, su valor radica en el lugar y en la historia del mencey. Por eso el entorno natural de la ladera de Tamaide resulta, a juicio de Cebrián, imprescindible para entender lo que se quiere hacer en el museo de sitio, dado que ayudará a demostrar a los futuros visitantes la manera en la que vivían los aborígenes antes de la conquista.

“Las cuevas son un sitio mágico. Es una pena que su estado de conservación sea tan grotesco, porque entrar y ver el paisaje de todo el Valle de Taoro, con el Teide encima y un marcador solsticial de La Palma delante para el control de las fechas y los calendarios, es impresionante”, relata Cebrián. Además, uno comprueba no solo que desde ahí el rey podía tener el control estratégico visual de Taoro sino que él también era visto desde todos los puntos de su dominio.

Por fortuna, los preliminares burocráticos tendentes a proteger el BIC lo antes posible ya están en marcha, asegura el historiador. El espacio comprende el acceso (incluyendo los restos de la vieja fuente del Tamaide y las vetas de arcilla), la totalidad del cabuco en la parte inferior del auchón y parte del pasaje de la Resbala colindante, y su acceso por la parte superior del barranco del Pino.

Sugiere que el acotamiento se realice desde aquellos senderos que puedan conducir a las cuevas, ya sea desde la calle Taoro, la Carretera General TF-21 o Carretera del Pinito, o desde la ladera Noroeste que une La Resbala con el cabuco del Barranco del Pino.

Asimismo, considera la posibilidad de cerrar mediante vallado o puerta la entrada a la bocana noreste y la ventana situada en este mismo punto para impedir el acceso en cualquier caso.

La segunda acción importante a acometer es la limpieza de la cueva para extraer todo el sedimento animal, consecuencia de haber sido utilizada como aprisco de ganado durante cinco siglos.

Esta tarea no resultará sencilla por dos razones fundamentales: por un lado, los riesgos que supone para los trabajadores actuar en el terreno y requiere de un plan específico en el que participen técnicos de las administraciones implicadas. Por otro, porque la degradación de la zona es enorme. No obstante, se hará con metodología arqueológica, con el mayor de los cuidados, y teniendo en cuenta que el lugar nunca fue objeto de una intervención arqueológica profunda, y por eso no descarta encontrar nuevos elementos históricos o etnográficos.

Imagen del interior del a cueva de Bencomo | DA
Imagen del interior del a cueva de Bencomo | DA

Una vez dados estos pasos, se propone la constitución de un centro de interpretación en el mirador de Humboldt que incluya elementos didácticos que faciliten la explicación y comprensión de los procesos históricos relacionados con la cueva de Bencomo.

La originalidad del proyecto de Cebrián reside también en vincular al legendario mencey de Taoro con el naturalista alemán Alexander Von Humboldt. Aunque se trata de dos figuras que no tienen nada que ver entre sí, ambas están en el imaginario de la cultura canaria, el primero como partícipe directo y el segundo, como uno de sus grandes divulgadores.

Utilizar las instalaciones del mirador reduciría el coste del proyecto que, como declaró a este periódico el director general de Patrimonio, Miguel Ángel Clavijo, no tiene por qué ser elevado. Pero la utilización del edificio también evitaría una intervención arquitectónica de muy difícil desarrollo en un paraje natural protegido.

Allí se instalarían paneles explicativos con imágenes y textos alusivos a la vida cotidiana de los aborígenes de Tenerife, de la figura de Bencomo y el menceyato de Taoro, con elementos materiales de la cultura canaria preconquista. Su visita sería previa a la de las cuevas, concebidas como un aula práctica, con acceso limitado a un número máximo de personas establecido en base a un criterio de carga diaria.

De hacerse finalmente realidad el proyecto de Ramón Cebrián, se saldaría una deuda histórica con un BIC que desde 1986, momento de su declaración, está aban

“Me cuesta creer que no haya algo más en una zona tan importante”

Ramón Cebrián considera “fundamental” hacer una gran prospección del entorno natural de la ladera de Tamaide ya que “le cuesta trabajo creer” que al lado de una cueva de habitación como la de Bencomo, cuya importancia es innegable, no se encuentre “algo más” de la cultura aborígen, ya sean grabados o alguna estación de plazoleta. No obstante, resultará difícil dado que el uso de la ladera para el aprisco de ganado, sobre todo caprino, desde el siglo XVI, ha supuesto una degradación “enorme”.

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