Mahamadou ‘Camara’, Cheikne Samoura y Elhadij Diouf, ejemplos de integración

Desde hace más de diez años miles de jóvenes han llegado buscando una nueva vida en Canarias; la lucha sirvió de nexo de unión de decenas de ellos con la sociedad canaria
Mahamadou ‘Camara’, Cheikne Samoura y Elhadij Diouf
Mahamadou ‘Camara’,  Cheikne Samoura y Elhadij Diouf
Mahamadou Cámara Danthioko, Elhadij Diouf y Cheikne Samoura, posan sonrientes en La Laguna. Fran Pallero

La lucha canaria es un deporte integrador, generador de oportunidades, solidario y participativo, que ha tendido la mano a todo aquel que ha querido bregar sin mirar su lugar de nacimiento, religión o color de piel. De esta manera, descendientes de canarios y oriundos de diferentes partes del mundo han sido acogidos como uno más entre los equipos, con amistad, nobleza y respeto, haciendo suyos los valores que representan la lucha y destacando por su afán de superación. Sobresalen los menores inmigrantes que llegaron a nuestras costas buscando una vida mejor y que vieron en la lucha no solo una manera de integrarse en nuestra sociedad, sino otra oportunidad para enviar dinero a sus familias.

El drama de la emigración a Canarias todavía escuece. En 2006 llegaron a nuestras costas más de 30.000 inmigrantes irregulares, entre ellos muchos menores que fueron acogidos en los 27 centros de internamiento habilitados por todo el Archipiélago que llegaron a tener a su cargo más de 1.400 jóvenes. La lucha canaria fue la primera en derribar prejuicios y rechazos absurdos y ofreció la primera oportunidad de reiniciar su vida entre nosotros. Hablamos con Mahamadou Camara, Cheikne Samoura y Elhadij Diouf, tres ejemplos de integración que buscaron en la lucha nexos de unión con la sociedad canaria. No son los únicos, en conjunto del Concepción de El Hierro lucha Khadin Fall, otro senegalés que también llegó en cayuco a nuestras costas.

El destacado A del Tegueste, Mahamadou Danthioko, más conocido como Cámara, es actualmente el luchador más destacado entre los deportistas no nacidos en nuestro Archipiélago que practica nuestro deporte autóctono. Nacido en Malí, llegó con 14 años en patera al puerto de Los Cristianos, de eso hace ya nueve años. El Rey León posee unas cualidades innatas para la lucha. Su “padrino” fue Carmelo Rodríguez, en aquella época presidente del Machado, y que realizó una labor impagable favoreciendo la integración de muchos jóvenes del Centro de Acogida para Menores Inmigrantes (CAMI) Nivaria de la Esperanza.

Mahamadou Camara
Mahamadou Cámara Danthioko, en una luchada con su actual equipo, el Tegueste, y el anterior, Llano del Moro. | DA

“Recuerdo que nos venía a buscar en su furgoneta para llevarnos al campo de Machado a entrenar o luchar y después nos devolvía al centro. Éramos casi diez compañeros, algunos dejaron la lucha tras conseguir trabajo, otros los papeles y algunos al marcharse de la Isla. En mi caso, Carmelo me ayudó a regularizar mis papeles y a buscar un trabajo. Carmelo e Iban Ramallo, en aquel tiempo capitán del Machado, me ayudaron mucho a crecer como luchador y como persona. Allí luché desde categoría cadete hasta senior. Después fiché en el Llano del Moro a mitad de temporada, y después el año 2014, y ahí fui donde crecí hasta que llegó la oferta del Tegueste y ya llevo dos años con ellos”. A Mahamadou Cámara “la lucha me ha aportado muchas cosas positivas, muchos amigos en cada club y entre los rivales, he tenido la suerte de que me han tratado muy bien y me han acogido como si fuera de su familia. Siento el cariño y el respeto de los aficionados, por eso cuando salto a la arena intento dar lo máximo posible”, afirmó.

lucha canaria Victoria Guamasa
Samoura en una agarrada de la luchada entre Guamasa y Victoria. | Fran Pallero

Por su parte, en Guamasa brega Cheikne Samoura, otro luchador de Malí que llegó a Los Cristianos y que hasta los 18 años no se acercó a la lucha. Cuando cerraron el Centro de La Esperanza en 2010 lo trasladaron al Centro de Tegueste hasta que cumplió la mayoría de edad y fue acogido en un piso de Cáritas en Santa Cruz de Tenerife. “Aunque quería, yo no pude practicar la lucha en los centros. Un día fuí a La Salud, donde luchaba el Santa Cruz, y comencé a entrenar y me hicieron la ficha”. Ha militado en el Santa Cruz, Victoria, Tacuense y Llano del Moro. “Siempre me he sentido uno más y muy arropado por el club y los compañeros, que me han ayudado y se han preocupado por mí”, aseguró Samoura.

Elhadij, el pionero
Por su parte, Elhadij Diouf, el mayor de los tres protagonistas, llegó en cayuco hace más de diez años a La Gomera y de allí fue trasladado primero a La Esperanza y después a Tegueste. Este senegalés fue uno de los pioneros en practicar lucha y con 17 años fue convocado para la selección juvenil de Tenerife que compitió en el Pancho Camurria 2007.

“Una tarde en las actividades deportivas nos mostraron la lucha y me gustó. Junto a mi primo Mahamadou comenzamos en el Tegueste. El club, presidido por Encho, me ayudó a buscar un trabajo. A los pocos meses participé en un campeonato, hice un buen papel, y me convocaron para la selección juvenil de Tenerife. Posteriormente me lesioné y durante más de un año y medio no luché, hasta que me llamó el Guamasa. “La gente de la lucha es muy buena y solidaria. He tenido grandes compañeros”, resaltó.

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Elhadij Diouf durante una luchada entre su equipo, el Guamasa, y el Rosario. | S.M.

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