Oro, incienso, mirra… y escándalo

La víspera de Reyes de 1992, los instantes finales de un Canarias- Juventud Alcalá se vieron envueltos en una polémica que aún recuerdan los protagonistas
El gomero Manolo Hernández Cruz, durante su etapa como colegiado| DA
El gomero Manolo Hernández Cruz, durante su etapa como colegiado| DA

“Yo la jugada la vi muy clara: hubo falta previa, por lo que la canasta posterior no fue válida”. Han pasado 25 años, pero Manolo Hernández Cruz, por aquel entonces árbitro de Primera División, siempre se ha mantenido firme en la decisión tomada en aquel CB Canarias- Juventud Alcalá que se decidió cuando, a falta de siete segundos, el colegiado gomero señaló una falta en ataque del canarista Édgar León. Su compañero José Carlos Cabrera anotó un decisivo triple pero, como la jugada anterior estaba invalidada, la canasta no subió al marcador. El cuadro local perdió por 78-79 ante un equipo con mayoría de jugadores amateurs que estaba lejos del nivel que se le suponía a aquel cuadro canarista entrenado por Wayne Brabender, que acababa de descender desde la ACB que aspiraba a recuperar por la vía rápida.

En la previa, Albert Illa, jugador del CB Canarias que fue duda para ese encuentro hasta el último momento por sufrir un accidente de tráfico días antes, hizo unas declaraciones muy poco habituales a día de hoy, donde los tópicos rodean la relación entre medios de comunicación y deporte de élite: “En general, somos superiores al Juventud Alcalá, no deberíamos tener problemas para ganar”.

Después de un encuentro con muy poca calidad, en el que los madrileños no anotaron un solo triple, todo quedaba por decidir a falta de siete segundos. Cuando Cabrera anotó el lanzamiento de tres puntos que podía haber supuesto el 81-79, el pabellón Juan Ríos Tejera explotó de júbilo, pero a Manolo Hernández Cruz no le tembló el pulso: “Imagino que la gran polémica posterior fue porque no se escuchó el silbato, la gente pensó que la canasta era válida; el Ríos Tejera estaba lleno a reventar”.

Hernández Cruz insistió -e insiste- en que en ningún momento invalidó la canasta, sino la jugada anterior. A pesar de ello, la polémica estaba servida: “El Canarias no firmó el acta bajo protesta, pero es cierto que el ambiente estaba muy caldeado. Hubo personas que hablaron de nombrarme persona non grata, se coreó que aquello había sido un “robo gomero” e, incluso, José Manuel Carbajo, directivo del Canarias, me dedicó una poesía en un diario local. Aquel encuentro, además, tuvo consecuencias personales para mí”.

La Policía Nacional desplazada al pabellón se ofreció a escoltar al árbitro hasta su coche, algo que rechazó al estar su hija presente en el pabellón. “Vine sin ustedes y me voy sin ustedes”, señaló el colegiado, que, curiosamente, vivió su peor recuerdo como árbitro en el Palacio de los Deportes de Santa Cruz de Tenerife, tras la disputa de un Cepsa- Banco Exterior de la máxima categoría femenina.

En aquella ocasión, no como en San Benito, Hernández Cruz pasó apuros: “El tirón del baloncesto femenino era brutal, tanto que el CD Tenerife fijaba el horario de sus encuentros condicionado a estos, para que no fuera menos público al Heliodoro Rodríguez López. En aquella ocasión, en las gradas, hubo público no habitual al pabellón, que fueron los que se arremolinaron alrededor del túnel de vestuarios. Al final, por fortuna, la cosa no pasó a mayores”.

En el encuentro al que nos referimos, el Juventud Alcalá se llevó al triunfo del Ríos Tejera y, posteriormente, el CB Canarias presentó ante la Federación Española de Baloncesto (FEB), en Madrid, un informe sobre aquel arbitraje. Pepe Cabrera, gerente de la entidad, dejó claro que aquello no era para “ir en contra” de Manolo Hernández Cruz, sino para “preservar” los derechos aurinegros. La FEB desestimó tomar cualquier tipo de medida con el colegiado gomero, mostrando su conformidad con su arbitraje y la decisión que había tomado.

La polémica pasó pronto, pues solo cuatro días más tarde la noticia era otra llegando, curiosamente, de boca de uno de los protagonistas de lo sucedido, José Carlos Cabrera: “La directiva nos ha dicho que no hay un duro y que no cobraremos hasta el mes de marzo. Hasta ese día, según lo que se nos ha dicho, cobraremos lo justo para poder subsistir”.

El CB Canarias llegaría esa temporada a semifinales, sin poder lograr el ansiado ascenso desde la Primera División B. Aquel curso fue el comienzo de una travesía por el desierto que concluiría en la temporada 11/12, con el regreso a la Liga ACB.

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