El proceso judicial con el mirador de Humboldt impide al Ayuntamiento disponer del bien

CC analizará propuestas para el edificio que van desde una nueva concesión hasta el centro de interpretación de la cueva de Bencomo
La imagen que ofrece actualmente el mirador dista bastante de la que ofrecía en 2010, el año de su inauguración. DA

Desde hace más de dos años, el Ayuntamiento de La Orotava sigue a la espera de que se resuelva el proceso judicial con la empresa Teidesoft S.L. adjudicataria del bar y el restaurante del mirador de Humboldt para poder disponer del bien y decidir qué es lo que quiere hacer con el inmueble, si sacarlo nuevamente a licitación o destinarlo a otro fin.

Mientras tanto, la única responsabilidad que tiene el Ayuntamiento es de vigilarlo pero no tiene ningún poder para actuar, precisa el concejal de Patrimonio y portavoz del grupo de gobierno, Juan Dóniz.

El inmueble está intervenido desde julio de 2014 debido a que la adjudicataria presentó un concurso de acreedores y al mismo tiempo arrendó a una persona física la concesión que a su vez lo cedió a la empresa Restocan sin la debida autorización municipal.

Este último hecho provocó que el Ayuntamiento le abriera un expediente sancionador a Teidesoft S.L. que culminó el año pasado con una multa de 15.000 euros por una infracción en materia de actividades clasificadas.

Una vez que acabe el litigio, se pueda entrar al inmueble y comprobar en qué estado se encuentra, el Consistorio estudiará y analizará propuestas futuras, que incluyen desde una nueva concesión hasta destinarlo como centro de interpretación de la cueva de Bencomo, en Santa Úrsula, ubicada en la frontera entre ambos municipios.

Esta última posibilidad está recogida en el proyecto presentado por el investigador de la Universidad de La Laguna (ULL) Ramón Cebrián para rehabilitar la que fuera morada del penúltimo mencey de Taoro. El mirador de Humboldt sería el sitio idóneo sal encontrarse justo enfrente.

Juan Dóniz recuerda que en la propuesta inicial de adjudicación del famoso mirador era obligatorio que contara con una sala de exposiciones dedicada a la vida de Alexander Von Humboldt, una condición que nunca se cumplió.

Lo cierto es que la imagen que el mirador ofrece actualmente a los visitantes es lamentable y dista bastante de la que cautivó a finales del siglo XVIII al prestigioso naturalista alemán, quien cayó arrodillado ante la belleza del paisaje y posiblemente marcó el futuro y el nombre del lugar.

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