Refugio para un músico

El guitarrista alemán Walter Abt encuentra en la Villa y Puerto un entorno cautivador para componer, preparar conciertos, dedicarse a su sello discográfico, y concretar nuevos proyectos
Walter Abt toca desde muy joven el laúd, un instrumento de origen oriental que domina a la perfección. Fran Pallero

Desde hace un año, Walter Abt es un vecino más de Garachico. Acude a la plaza, en el bar ya conocen cómo le gusta el café, lo saludan incesantemente, nada en El Caletón casi todos los días, y sube en bicicleta hasta el Teide.

No sabe exactamente qué lo enamoró ni tampoco cuándo fue el momento exacto del flechazo, pero desde hace un año el guitarrista, compositor y arreglista alemán nacido en Múnich está integrado perfectamente en la sociedad y en la cultura, no solo de la Villa y Puerto sino de toda la Isla Baja, algo que considera un gran honor.

Aunque hace más de dos décadas que viaja a Canarias, en 2016 con motivo de unas vacaciones llegó a Garachico y ya no quiso moverse, cautivado por su belleza, “como cuando te enamoras de una mujer y no sabes exactamente por qué”, justifica. Desde entonces, tiene su refugio en el barrio de San José, conocido como ‘el volcán’, donde encuentra inspiración para componer y preparar conciertos.

En junio de 2016 quiso hacerle un homenaje al pueblo que lo acogió y así nació Las puertas de Garachico, un videoclip de cinco minutos en los que se puede disfrutar de la música de su guitarra que encaja a la perfección con rincones emblemáticos del municipio, que alberga un casco histórico encantador.

Quizás muchos vecinos no sepan que Walter es un músico polifacético, conocido a nivel mundial, fundador de la primera Orquesta de Guitarras de Múnich y del conjunto de flamenco Sol y Sombra. Abt se mueve por caminos artísticos insólitos e innovadores y prueba de ello es que es uno de los pocos en dedicarse a tocar el laúd, un instrumento de origen oriental que desde hace siglos “está metido en una caja olvidada en el fondo del mar a 10.000 millas”, dice. Él lo toca a la perfección pese a que su aprendizaje es muy difícil ya que no se lee con partituras de notas sino de cifras y tiene una tablatura diferente en cada país.

Walter comenzó a estudiar música en el Mozarteum de Salzburgo, en Austria, y después se perfeccionó en Italia. Con 18 años ya dominaba unos diez instrumentos de tecla y viento. Los tres años que vivió en Granada marcaron su carrera artística y profesional. Desde entonces, el flamenco es su gran pasión y Paco de Lucía su referente. Con él pudo compartir proyectos que finalmente no se llegaron a materializar debido a su fallecimiento, pero que no descarta concretar algún día, como un museo internacional de la guitarra.

Abt fue artista de Universal, compañía con la que grabó unos cinco CD, pero quería más independencias y por eso hace dos años fundó ABT Music, un sello discográfico propio con el que pretende dar salida a nuevos trabajos y promocionar a jóvenes talentos. De momento, tiene editado dos obras, Goldberg Variations, destinada a Bach, uno de sus músicos favoritos, y Suite Havana, un trabajo que realizó junto al también compositor y guitarrista cubano Eduardo Martín y Ensemble Global.

Mientras tanto, prepara la primera edición del Djangoo Gyosy Music Festival, una iniciativa que se realizará durante cinco años en cinco países europeos diferentes para favorecer la integración educativa y social de la etnia gitana. El dinero recaudado se destinará a la educación de este pueblo, porque considera que es el único modo de que pueda ser integrado en la sociedad. Seguramente sus proyectos sean muchos más, porque si de algo puede presumir Walter Abt son de ideas, marcadas por un compás único que sólo él conoce y del que Garachico es también culpable.

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