‘Rocky’: la leyenda cumple 40 años

Chuck Wepner fue el boxeador en el que Sylvester Stallone se inspiró para crear la historia después de verle pelear con Muhammad Ali
Fotograma de la película ‘Rocky’. | DA

Tres días tardó Sylvester Stallone en escribir el guion de la que sería la joya de su corona. Han pasado 40 años desde el estreno de Rocky y la película sigue siendo una referencia deportiva y cultural que nunca pasa de moda. Y es que la figura del perdedor Potro italiano sigue tan vigente como en aquel año de 1977, cuando se estrenara en Europa después de convertirse en un éxito y un fenómeno de masas en los Estados Unidos, donde debutó en las salas el 3 de diciembre de 1976.

Muchos se identificaron de inmediato con Rocky Balboa, un boxeador de medio pelo, semianalfabeto, con muy poco talento para el boxeo, pero, eso sí, mucha capacidad de sacrificio y una fortaleza física a prueba de bombas. En el país de las oportunidades, Balboa encontró la suya y luchó para aprovecharla, aunque finalmente perdiera por decisión de los jueces ante el campeón ficticio Apollo Creed. De forma paralela, la relación de Balboa con Adrianna Pennino en aquellos barrios de Filadelfia le dio un desdoble importante a una obra que rompió récords.

Rocky, como película, consiguió tres estatuillas de los Oscars, incluida la de mejor película y la de mejor director para John G. Avildsen, pero es que además obtuvo otras siete nominaciones y su banda sonora, compuesta por Bill Conti, se convirtió en un himno que a día de hoy se sigue utilizando para identificar el boxeo y sus protagonistas principales, los boxeadores. Su Gonna fly now es la banda sonora del noble arte.

Con un presupuesto de poco más de un millón de dólares, la película se fue hasta los 225 millones de dólares de recaudación. Así, aquella idea inicial de un Stallone que había sido rechazado en varias ocasiones por la industria cinematográfica se convirtió en una leyenda que sigue viva. La saga continuó después con Rocky II, donde Balboa consigue el título mundial venciendo épicamente a Apollo Creed en la revancha tras un doble knockdown del que el Potro italiano se levanta primero.

En la tercera entrega Rocky cede el cetro ante Clubber Lang, pero pierde algo más importante, a su entrenador, el viejo Mickey Goldmill, que sufre un problema cardiaco antes de comenzar el combate. Rocky acaba la película derrotando a Lang antes del límite para vengar la derrota y la muerte de su mentor. La cuarta entrega de Rocky se sirve en 1985 para escenificar el duelo mundial entre la potencia norteamericana y su archienemigo ruso. Es ahí cuando Rocky viaja a Rusia para pelear y batir a Iván Drago, el verdugo de Apollo Creed, al que el campeón ruso le quita la vida sobre el ring al inicio de la cinta.

Rocky V ya muestra a un Balboa retirado de la actividad que vuelve al boxeo para entrenar a una joven promesa, Tommy Gun. El papel de Gun fue encarnado por el malogrado Tommy Morrison, que en la vida real fue un púgil que años después fallecería tras contraer el VIH.

Morrison era sobrino-nieto del mítico John Wayne y se hacía apodar El Duque, igual que la inolvidable estrella del western.

Rocky Balboa es la sexta película de la saga y en ella el veterano Stallone se entrena para escenificar un duelo de generaciones ante un campeón mundial tanto en la ficción como en la vida real, el zurdo norteamericano Antonio Tarver, que desarrolla el papel de un imbatible Mason Dixon, el retador de un Rocky decadente que había perdido a su esposa, la inolvidable Adrianna, por un cáncer.

En la última de las películas es el hijo de su antiguo enemigo y posteriormente su entrenador, Apollo Creed, el que llama a la puerta de un viejo y enfermo Rocky, para que le lleve a lo más alto en el mundo del boxeo. Adonis Johnson es el jovenzuelo que acaba peleando por el título mundial con un boxeador también en la vida real, el británico Tony Bellew. Además, asimismo interviene en esta última película Gabriel Rosado, púgil igualmente en activo y natural de Filadelfia.

El éxito de Stallone con el personaje del Potro italiano es el legado de una película apreciada por muchos y denostada también por el boxeo más moderno, que considera, con absoluta certeza, que la saga no se corresponde con la realidad de la escenificación de un combate de boxeo.

La ficción agudizó más el drama sobre el cuadrilátero, con intercambios de golpes encarnizados que han sido objeto hasta de parodia. Así, Hovik Keuchkerian, actor, poeta y excampeón de España del peso pesado, reflejaba en uno de sus exitosos monólogos que “es imposible que alguien se lleve 750 hostias así en el primer asalto”, sin que el árbitro detenga el combate.

Pero aquella ficción de finales de 1976 tuvo un inicio. Cuenta una leyenda urbana que Sylvester Stallone gastó los últimos dólares que había en su maltrecha cuenta corriente en la entrada para un combate de boxeo: Muhammad Ali contra Chuck Wepner.

Wepner, conocido como el sangrador de Bayonne (the Bayonne bleeder) por la facilidad que tenía para sangrar por sus cejas, recibió la oportunidad de su vida cuando Don King le ofreció 100.000 dólares por aceptar una pelea contra George Foreman que nunca se celebró.

Y es que Ali rompió los pronósticos en aquella histórica Rumble in the Jungle en Kinshasa, donde noqueó a Foreman y recibió como herencia el combate con Wepner, que llevaba 30 victorias y 9 derrotas en su trayectoria. King quería una pelea fácil para su representado Foreman después de la guerra con Ali y no le quedó otra que aceptar el duelo entre The Greatest y el perdedor.

Wepner perdió, pero antes de hacerlo tumbó a Ali en el noveno asalto. Luego aguantó todo el castigo que le tiró el campeón. Sus cejas sangraron, como las de Rocky, y el árbitro detuvo el combate a 19 segundos del final de decimoquinto y último asalto. Wepner no tuvo la suerte que sí tuvo Balboa de que le dieran una revancha, pero tras arruinarse y pasar por la cárcel demandó a Stallone, y antes de ir a juicio obtuvo la mayor bolsa de su carrera, dicen que 15 millones de dólares, en un acuerdo privado con Stallone.

Así la vieron los fajadores tinerfeños del momento

Adán Silvera: “A mí me sigue inspirando. Es el ejemplo claro del sacrificio que conlleva este deporte, en especial para los que no nacimos tocados con una varita mágica y nos toca caer y volver a levantarnos”.

Francis Javier: “Cada vez que tengo un combate me motivo viendo una película de las de Rocky. Es una historia de superación y de amor y yo en el fondo soy un romántico, aunque no me influyó a la hora de boxear”.

Juan Carlos King Daluz: “Es cierto que es una película, pero ha sido un referente. Para mí es una leyenda. Es la historia de un hombre que lucha por sus sueños con esfuerzo y humildad, una historia de trabajo y sacrificio”.

Cristian Rodríguez: “Como películas para mí son muy buenas, aunque la verdad es que a mí no me inspiró para convertirme en boxeador, pero sí que me motiva su historia porque entrenando se consigue todo”.

Goyo Domínguez: “La vi cuando era pequeño con mi abuela y al día siguiente me llevó a la venta y había unas escaleras enormes y las subí corriendo como Rocky. Cuando éramos pequeños todos queríamos ser como él”.

Jacob Barreto: “He visto todas las películas, son muy inspiradoras por la capacidad de sacrificio y superación. Es la realidad de este deporte. Rocky es el boxeo, muestra lo que significa nuestro deporte”.

Jonay Risco: “Todos los amantes del boxeo nos hemos sentido identificados con él. ¿Quién no ha salido a correr o ha entrenado escuchando su música? Yo me venía arriba con ella. Es una película inspiradora”.

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