El actual sistema electoral deja al 12% de votantes sin diputados

La triple paridad y las barreras envían a la ‘basura’ a 113.461 votos sin representación en el Parlamento; la normativa está abierta a debate tanto en Canarias como en las Cortes Generales
Parlamento de Canarias
Parlamento de Canarias
Salón de plenos del Parlamento de Canarias, cuyo reparto de escaños se realiza mediante un método cada vez más discutido. / FRAN PALLERO

El controvertido sistema electoral canario se halla en un doble envite parlamentario: por un lado, en la Cámara autonómica, está en marcha una comisión de estudio, y, por otro, en las Cortes Generales, se tramita ya la reforma del Estatuto de Canarias, con una revisión de la normativa electoral incluida. Con CC y ASG como máximos detractores de grandes cambios -pues, además de encajar en su modelo de Canarias, son los más beneficiados del actual régimen electoral-, la realidad es que en las Cortes Generales el nuevo Estatuto puede salir por varias combinaciones en las que no esté Coalición Canaria.

Las consecuencias del actual método para asignar los escaños en el Parlamento regional son cada vez más conocidas por los votantes, pero muchos ignoran a qué se atiene su voto cuando lo deposita en la urna. En las últimas autonómicas, más del 12% de quienes ejercieron el derecho de sufragio apoyó a un partido que se quedó sin representación parlamentaria alguna.

Cierto que algunas candidaturas, con pocos votos, jamás conseguirían diputados, ni en el sistema más generoso con las minorías, pero no es menos cierto que partidos como Ciudadanos (C’s), con más de 54.000 votos, se quedaron sin parlamentarios, mientras la Agrupación Socialista Gomera (ASG) logró tres con poco más de 5.000. En los comicios de 2015, la friolera de 113.461 canarios depositaron su voto por una candidatura que no entró en el reparto de escaños, de los 931.876 sufragios emitidos. No se cuentan en este cómputo los 16.770 votos nulos, ni los 16.769 en blanco, que ya en sí mismos indican el descontento del elector con todas las alternativas que tenía para elegir.

Las consecuencias del actual sistema electoral se observan también en el hecho de que el partido con más diputados en el Parlamento regional, CC, con 16, es sin embargo el tercero en votos (17,65%). Podemos, con el 14,28% de los sufragios totales, obtuvo 7 escaños en la Cámara regional.

Y ello es así porque el reparto de sillones en la Cámara se basa en la triple paridad: igual número de diputados para cada provincia, para cada isla capitalina y para cada grupo de islas no capitalinas en cada provincia. Eso supone que el 83% de la población (la de Tenerife y Gran Canaria) elige a la mitad de los parlamentarios, y el 17% restante (que vive en las islas no capitalinas) elige al restante 50%. Cambiar este método implica también otra concepción de Canarias. Sus defensores alegan que romper la triple paridad supondría marginar a las islas menos pobladas. Pero, de otro lado, la inmensa mayoría de los partidos cree que esa visión de desconfianza y pleito entre islas ya está superada, o lo debe estar.

LA PROPUESTA DE DEMÓCRATAS POR EL CAMBIO: UN MÉTODO POR ISLAS Y POR “RESTOS”

El foro ciudadano Demócratas para el Cambio, impulsor del debate sobre el sistema electoral en Canarias, propone un Parlamento basado en 69 diputados, 10 más que ahora, con una barrera electoral del 3 % autonómico y el 15% insular (la mitad de las actuales, algo en lo que parece haber consenso en todos los grupos parlamentarios).

Tal cual expuso su portavoz, Vicente Mujica, el pasado año en el Parlamento autonómico, donde compareció en la comisión de estudio para la reforma del sistema electoral, una primera tanta de escaños de atribuiría por representación territorial: a Tenerife y Gran Canaria le corresponderían 12 diputados a cada una; seis a Lanzarote, Fuerteventura y La Palma y tres a La Gomera y El Hierro.

Los otros 21 parlamentarios se asignarían a partir de la llamada “bolsa de restos” de votos no usados para repartir los escaños de representación territorial, con la fórmula D’Hondt. Se identificarían los 21 cocientes mayores y cuántos diputados corresponderían a cada partido, y se verificaría para cada uno en qué circunscripción tiene los cocientes más elevados. Es una de las propuestas sobre la mesa del Parlamento.

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