David es culpable del asesinato de Laura

El jurado considera probado tanto el crimen como el incendio y se postula contra cualquier medida que reduzca la pena o lo indulte
David Batista, tras conocer la decisión del jurado que le asegura una larga estancia en prisión, ayer en Santa Cruz de Tenerife | SERGIO MÉNDEZ

No por esperado deja de ser contundente el veredicto del jurado en el caso de la joven quemada viva en una tienda de Santa Cruz de La Palma en julio de 2015: el acusado, David Batista Pérez, es culpable de los delitos de asesinato y de incendio, debe responder por ello, se aprecian las agravantes de género y parentesco y los miembros del jurado se postulan contrarios a toda medida que suponga una reducción de pena o que le indulte total o parcialmente. La acumulación de evidencias en tal sentido registrada durante las cuatro sesiones de la vista oral celebrada esta semana por la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife no dejaba lugar a las dudas y al tribunal de jurado popular, que recibió el objeto de veredicto (una suerte de test redactado por el tribunal que facilita la tarea a los ciudadanos, al fin y al cabo legos en Derecho) a las diez de la mañana de ayer, le bastaron unas seis horas de deliberación para tomar tal decisión. Eso sí, en esta ocasión se antoja modélico tanto el trabajo de la Fiscalía, que desplazó desde La Palma a la misma fiscal que estaba de guardia el día de autos, como la del propio tribunal, redactando un objeto de veredicto mucho más sencillo y concreto de lo habitual.

Para el jurado, hay asesinato porque se aprecia tanto la alevosía como el ensañamiento, probadas ambas circunstancias gracias a testimonios tan contundentes como el de Flora, la clienta que intentó salvar a la víctima (Laura, una joven de 27 años que rompió con David mes y medio antes del crimen tras cerca de cuatro años de relación sentimental), los mensajes de SMS alusivos al fuego e incluso las declaraciones de dos amigos de la infortunada a los que contó que el acusado la amenazó en San Juan que iría a la tienda y la quemaría. También apreciaron el incendio, al entender que David puso en peligro la vida de las otras cuatro personas presentes en la tienda, la de las 23 que se encontraban en ese edificio y las que pasaban por la calle en una jornada tan especial como la posterior a la Danza de los Enanos, día grande de la fiesta lustral palmera. Respecto a que se trata de violencia machista, basta con recordar el retrato que hicieron los amigos de la pareja para escribir un pequeño manual de lo que es una relación enfermiza, cargada de celos e inmadurez por parte del varón. Por el contrario, se descartaron tanto una posible dilación indebida o que el consumo de estupefacientes alegado por David tenga relevancia a la hora de responder penalmente por estos hechos.

David Batista durante el juicio por el asesinato de Laura en La Palma | SERGIO MÉNDEZ

Tras el veredicto, la fiscalía (y tras ella el resto de acusaciones) reiteró su solicitud de un total de 40 años de prisión, 25 por el asesinato y 15 más por el incendio. Por su parte, la defensa se centró en combatir la pena por el incendio, centrando el debate en la incognita que ahora dilucidará el tribunal: ¿fue el incendio un modo necesario para cometer el asesinato y, por tanto, no se debe castigar por el mismo, o se trata de otro delito, dado el riesgo en que se puso a otras personas? La respuesta llegará, seguramente, antes de un mes.

La diferencia entre el concurso real y el concurso ideal

David es culpable y será condenado por asesinato. Pero no todo está decidido. El jurado también lo considera culpable de incendio, pero será el tribunal quien decida si se le aplica otra pena por ese segundo delito o se subsume con la del primero al entender que en realidad se trata de la misma acción. Es lo que la Teoría Jurídica del Delito llama concurso de delitos. La clave pasa por decidir si hay concurso real (como pide la Fiscalía), en el que se castiga por los delitos cometidos y se suman las penas de cada uno de ellos, o ante un concurso ideal o medial, en el que una acción constituye dos o más delitos, pero solo se aplica la pena del más grave (como aboga la defensa). Para apreciar concurso real, el tribunal tendrá que considerar que, de por sí, llenar la garrafa, llevarla por la calle y dejarla casi llena en la tienda ardiendo son otra acción delictiva, distinta de la del asesinato.

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