La Copa fue demasiado cruel 26 años después

Los aurinegros llegaron diezmados a Málaga, donde sufrieron la mayor derrota en la historia del torneo ante el todopoderoso FC Barcelona
Alejandro Martínez, gran artífice del crecimiento del CB Canarias| SERGIO MÉNDEZ

Solo tres años después de la Copa del Rey de Valladolid el CB Canarias iniciaría su travesía por el desierto. Serían 21 años los que los aurinegros estuvieran fuera de la ACB y 26 los que tardarían en volver a jugar una Copa del Rey que, desgraciadamente, tiene un recuerdo muy agridulce. Los días posteriores a su disputa marcaron mucho aquella participación.

Las malas noticias para el Iberostar Tenerife empezaron en verano, cuando Fotis Lampropoulos, en un duelo con el Fraport Skyliners en Adeje, sufrió una grave lesión. El club contaba por aquel entonces con Diego Fajardo, que realizaba los entrenamientos con el CB Canarias a la espera de encontrar equipo y el icodense fue el elegido para sustituir al griego.

Blagota Sekulic
Por si fuera poco, una de las grandes incorporaciones de aquel verano, Juanpi Gutiérrez, tuvo problemas físicos buena parte del año, lo mismo que Saúl Blanco. Con todo, el equipo hizo una gran primera vuelta, con un balance de 9/8 gracias a un nombre, el de Blagota Sekulic. Él dio todo lo bueno a los aurinegros para llegar a Málaga y, con su marcha, dejó al equipo muy diezmado.

Sekulic vivió una segunda juventud en Tenerife. Su fichaje era una apuesta arriesgada, pues sus pasos por Real Madrid y UCAM Murcia no habían sido del todo brillante. Alejandro Martínez, entrenador de aquel Iberostar Tenerife, pidió paciencia para él y el montenegrino devolvió aquello con dos MVPs consecutivos, vitales a la hora de que el CB Canarias regresara a una fase final de la Copa del Rey.
Pero el sueño se truncó. Una gran oferta del Fenerbahce Ulker turco, que ofreció 200.000 euros por el jugador, llevó a Blagota lejos de la Isla. Desde el Canarias se trató de negociar con los turcos para que el jugador disputara la Copa y luego se marchara a Estambul, pero el Fenerbahce pagaba y mandaba, como así fue.

El club no pudo reaccionar rápido a aquella marcha algo precipitada. El mejor ejemplo de ello es que, ya estando el equipo en Málaga, se conoció que Lázaros Papadopoulos sería el sustituto de Blago. Sin Lampropoulos y Sekulic el juego interior canarista quedaba casi a expensas de lo que fuera capaz de hacer Luke Sikma, que vivía su primera experiencia en Liga Endesa. Los citados Fajardo y Gutiérrez, junto a Jesús Chagoyen, tendrían que hacer frente a Dorsey, Tomic, Lorbek o Nachbar en un duelo muy desigual a todas luces.

La consigna clara en el vestuario era disfrutar de todo aquello, vivir la experiencia copera, algo que solo poseían Saúl Blanco y Ricardo Úriz, que llegó a ganar un torneo con el Baskonia, más allá de verse presionados por nada.

El Iberostar Tenerife aguantó un cuarto (16-22), pero, a partir de ese momento, el FC Barcelona pasó el rodillo. Los catalanes no tuvieron compasión, desplegando un juego coral -anotaron sus doce jugadores, ante lo que nada pudo hacer el conjunto tinerfeño. El marcador final reflejaba un escandaloso 102-60 que es, a día de hoy, la mayor diferencia de puntos que se ha dado en una fase final de la Copa del Rey hasta el momento.

A todas luces, después del buen juego desplegado hasta aquel día, aquella eliminación fue sumamente injusta, pero puede servir para el duelo de mañana jueves, ante Baskonia.

“Peor no nos puede salir”, reconoce Nico Richotti, que vivió aquella experiencia en Málaga: “La baja de Blago nos condicionó mucho, como las lesiones que teníamos. Nos superaron en todo momento, pero, precisamente por eso, sabemos que en Vitoria no se va a repetir la historia”.

Paradójicamente, Sekulic no se adaptaría a Estambul, regresando solo meses después de su marcha a lo que consideró su “segunda casa”. Con el balcánico, seguramente, el Barça habría ganado también aquel cruce pero las sensaciones ofrecidas habrían sido más justas con un equipo que hizo historia para su club.

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