La mediocridad en la gestión política

En muchas ocasiones nos lamentamos de la mediocridad en la gestión de muchos políticos, pero en realidad también somos nosotros tan mediocres o culpables por votarles en épocas de elecciones. Un país o una comunidad autónoma no pueden funcionar si al frente tienen políticos que están en el poder por haber sido elegidos democráticamente, pero a su vez, por trabajar para sus respectivos partidos. Sin duda, y viendo el currículum académico de muchos de ellos, cualquiera puede ser consejero, director general, asesor, comunicador o personal de confianza. Lo curioso es, que para cualquier puesto de trabajo te piden formación académica, incluyendo idiomas. Del mismo modo, la fecha de nacimiento juega un importante papel en el futuro laboral de todas aquellas personas que necesitan una oportunidad; especialmente desde que se creó la tan triste y destructiva  reforma laboral del 2010, en el segundo mandato José Luis Rodríguez Zapatero como Presidente del Gobierno español, motivó que millones de personas con edades entre 40 y 50 años, ya no pudieran tener muchas oportunidades en el mercado laboral. Sin embargo, para las clases políticas de España no hay decretos que exijan a sus candidatos una formación universitaria que este asociado también a las ciencias políticas. Pero si se permiten, al margen de ser muchos de ellos unos verdaderos ignorantes, a las adicciones que matan (el aburrimiento); sacando sus iPad o teléfonos móviles para entretenerse en videojuegos. Así se defiende nuestro país… nuestra tierra. Por poner un ejemplo de una realidad de quienes nos representan en la actualidad en Canarias, de los 31 asesores y trabajadores eventuales asociados a Presidencia, 16 no tienen carrera universitaria. Tres de ellos han terminado hasta EGB y desempeñan funciones como secretario de Dirección o ayudante de Gabinete. Los salarios anuales de estos cargos oscilan entre los 18.000 y 47.000 euros. Al igual que sucede constantemente en los ambulatorio de la Sanidad de Canarias, los pacientes se ven afectados por los constantes cambios de sus respectivos médicos de familia. Unas veces, por cursos de formación y otras por bajas por enfermedades. Lo mismo pasa con las Consejerías, Viceconsejerías y Direcciones Generales del Gobierno de Canarias. Es decir, ONGs, pacientes, asociaciones, proveedores, etc., que llevan varios años intentando buscar soluciones y compromisos en proyectos de convenios, entre otros asuntos, con el Gobierno de Canarias, se ven afectados al cambiar a sus máximos responsables de las distintas direcciones gubernamentales. Vuelta a empezar de nuevo y más tomadura de pelo. Así funciona nuestro Gobierno. Así se ganan sus suculentos sueldos. Así,  pues, la vida del político debe ser muy aburrida. Disfrutar de amplios despachos, coches oficiales, viajes pagados y dietas a costa del ciudadano, no debe ser suficiente recompensa para poder aguantar unas pocas horas de debate parlamentario entre sus semejantes. No importa, como ya ha quedado demostrado en muchos momentos, nuestro país se defiende durmiendo en los sillones del Parlamento o en el Congreso de los Diputados.  Es normal que la clase política busque algo para entretenerse y qué mejor manera que echarse una partida a algún juego en sus dispositivos móviles mientras que el resto de sus colegas se enfrascan en estériles debates sobre cómo sacarnos de la situación en la que vivimos. Total, ¿quién no le da un rato al Candy Crush en sus horas de trabajo o al solitario? Pero no hay que olvidar que ellos están ahí por culpa nuestra. Es decir, por nuestro voto de confianza democrático, convirtiéndonos en cómplices de sus malas y nefastas gestiones en la defensas de los intereses de nuestro país.

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