Máscaras

Ciertas personas se desinhiben y dan rienda suelta a sus emociones, sentimientos y deseos tras ponerse una máscara

Ciertas personas se desinhiben y dan rienda suelta a sus emociones, sentimientos y deseos tras ponerse una máscara. Esto siempre me ha resultado un contrasentido: sólo son ellas mismas cuando ocultan su rostro.Me pregunto cuántas veces actuamos así en la vida cotidiana, aunque no sea carnaval. Es decir: cuántas veces mostramos una cara (o lo que es lo mismo, adoptamos un rol) que no tiene nada que ver con cómo somos realmente.

He observado que esto puede convertirse en una fuente de estrés para la personaque lo hace de forma continua porque la tensión que se genera entre lo que se espera de ella y lo que es capaz de dar puede llegar a convertirse en sufrimiento. Piensa en tu propio caso y en las distintas actitudes que adoptas a lo largo del día según los entornos sociales en los que te mueves: no muestras los mismos sentimientos con tu familia que con tus compañeros de trabajo, y acaso haya opiniones que te reserves según sea tu interlocutor. Esto, por supuesto, tiene una finalidad adaptativa y responde a un grado básico de prudencia. La dificultad surge cuando la situación es involuntaria y nos vemos obligados a actuar así aunque quisiéramos ser sinceros sobre lo que pensamos.

Cuando en un proceso de coaching abordamos este tipo de casos hay una pregunta que desbloquea al cliente: ¿de qué tienes miedo? En su respuesta aparecen valores esenciales para la persona, que por regla general tienen que ver con sentirse excluido o con crear “mal rollo” con alguien importante de su vida. Prefieren ponerse la máscara a asumir la responsabilidad de mostrarse tal cual son.

Puede que el secreto consista en saber que llevamos la máscara, en tomar conciencia de que podemos ponérnosla y quitárnosla a voluntad. Lo triste es que hay personas que no se dan cuenta de las que llevan puestas.

www.andresbrito.com

TE PUEDE INTERESAR