El Palmetum: un oasis para las especies en peligro

Más de 32.000 personas pasaron por el Palmetum en 2016, un jardín que ya forma parte de la red internacional de intercambio de semillas
El Palmetum de Santa Cruz gana el premio Travelers' Choice 2022 de Tripadvisor
El ciclo de la vida en el Palmetum sigue su curso y ya cuenta con 2.000 especies en un jardín botánico que, como destaca su biólogo jefe, Carlo Morici, ya no solo pide sino que también comparte sus semillas. S. MÉNDEZ

La conocida como mariposa de la laurisilva hacía décadas que no se veía en Santa Cruz, en la ciudad. Su hábitat natural son los bosques de Anaga, sin embargo, desde hace ya dos años, visita de manera asidua el Palmetum. Allí, en este tiempo, el jardín botánico ha multiplicado la parte dedicada al bosque termófilo de Anaga, que puede observarse en la rampa que da acceso al interior. “No la hemos traído nosotros, ha venido porque aquí están las plantas que le interesan”, explica el biólogo Carlo Morici, responsable de este espacio único que, en el último año, ha conseguido que su número de visitantes crezca el 6,3%. “Hemos pasado de 30.000 personas en un año a 32.000”, aclara Morici, orgulloso de unas cifras que dejan a la vista el interés creciente por el único recurso turístico que gestiona de manera directa el Ayuntamiento de Santa Cruz. Un espacio en el que, además, un tercio de las palmeras cultivadas se encuentran en peligro de extinción, lo que convierte al Palmetum en un oasis de salvación para estos ejemplares únicos en el mundo.

Los logros de este antiguo vertedero convertido en jardín botánico siguen emocionando a Morici, quien lo ha visto crecer y desarrollarse y en el que es capaz de ver todo el potencial que aún le queda por desarrollar. Solo este año ha conseguido incorporar a las más de 2.000 especies vegetales que contiene el Palmetum, un centenar más que elevan, si cabe, el valor natural de este lugar. Así, detalla, se han traído unas 100 especies de palmeras desde Hawái; 35 variedades de plataneras raras, procedentes del banco internacional de germoplasma ITC en Bélgica; docenas de especies de plantas autóctonas de Anaga, cedidas por el vivero del Cabildo de Tenerife en La Tahonilla, y unas 30 especies más del Caribe, que proceden del Jardín Botánico (Puerto de la Cruz). Insiste Morici en que “un tercio de las palmeras que tenemos aquí, están en la lista roja de de especies en extinción y ya formamos parte de la red internacional de distribución de semillas”. “Ya no solo pedimos, sino que también compartimos nuestras semillas. Tenemos pedidos de Hawái, Tailandia, Florida, Cuba, Italia…”, comenta.

El vivero. | SM

La investigación, con profesionales que vienen al Palmetum a desarrollar sus estudios, la educación, formando a los guías y monitores que ofrecen a su vez rutas a niños de entre cinco y siete años o las nuevas piezas adquiridas para el museo, también forman parte de la memoria de 2016 del Palmetum. Recuerda Morici que el jardín, como tal, nace hace tres años. “El primer año y medio estuve de bombero, apagando fuegos, arreglando un parque casi impresentable. Lo adecentamos un poquito para los Príncipes y desde entonces no hemos hecho otra cosa que mejorar, mejorar, y mejorar. Por fin, este tercer año empezamos a construir cosas nuevas”.

Morici repasa el trabajo que se ha hecho para conseguir que venga más gente al Palmetum. “Cada tres meses invitamos a todos los monitores y guías turísticos de la Isla a que vengan a una visita gratis. Les enseñamos el jardín para que luego ellos a su vez lo vendan a sus clientes. Esto funciona bien, porque el Palmetum no tiene guías propios, puede decirse que todos los de la Isla, son nuestros de alguna manera”.

Carlo Morici y Alfonso Cabello. | SM

Una de las partes de las que más orgulloso está el biólogo jefe del Palmetum, es del vivero. “Es un invernadero modesto, incluso caótico, pero es el típico invernadero de jardín botánico donde las plantas están mezcladas entre sí y al que ya hemos podido sumar medios técnicos suficientes”, subraya. “Aquí es donde empieza todo. Sembramos, germinan, dos años y a tierra. Otros cuantos más y ya pueden pasar al jardín”, porque, los tiempos de la vida en el Palmetum son los que son y lo que hoy es un magnífico parque, dentro de unos 10 o 20 años es posible que sea, no solo el jardín botánico de palmeras más importante del mundo, sino el más impresionante, una auténtica reserva mundial, refugio de las especies amenazadas. Morici trabaja para ello.

Cabello: “Cada vez son más los turistas frente a los grupos locales”

Alfonso Cabello, concejal de Turismo de Santa Cruz, asegura que se empieza a rentabilizar turísticamente el Palmetum, “se ha invertido el ritmo” dice. “Baja la visita de los grupos locales y funciona cada vez más el turista final, no solo el de turoperación, sino también el que viene por su cuenta”.

PALMETUM:
Extensión: 12 hectáreas
Altura: 40 metros
Especies: 2.000
Palmeras: 500
Especies amenazadas: 70

El coco de mar. | SM

El coco de mar
El incipiente museo del Palmetum cuenta con pequeños tesoros como la semilla de palmera más grande del mundo, el coco de mar. Una semilla fértil tiene un coste de unos 1.000 euros y sus supuestos poderes afrodisíacos (dada su forma) lo elevan en el mercado asiático a los 10.000.

Vivero
Cerca de un millar de semillas esperan a formar parte del Palmetum en el futuro. Plataneras que dan frutos negros o azules son algunas de las rarezas que esconde este lugar apartado de los ojos del visitante. De momento, han generado 35 especies.

Futuro
Abrir aún más el Palmetum a nuevas actividades es parte de la estrategia. Una de ellas poder realizar campamentos infantiles.

TE PUEDE INTERESAR