El triple que heló al CB Canarias

El ‘Matraco’ Margall pasará a la historia de las participaciones coperas aurinegras por una canasta que dio el triunfo al Joventut en la Isla
La plantilla canarista de la campaña 86/87 pasó a la historia como una de las mejores que nunca ha logrado reunir la entidad insular. DA
La plantilla canarista de la campaña 86/87 pasó a la historia como una de las mejores que nunca ha logrado reunir la entidad insular. DA
La plantilla canarista de la campaña 86/87 pasó a la historia como una de las mejores que nunca ha logrado reunir la entidad insular. DA

El Ron Negrita Joventut de la temporada 86/87 era un equipazo. Pero el CajaCanarias no le iba a la zaga. Por suerte, mala para los aurinegros, uno y otro equipo se vieron las caras en los cuartos de final de la Copa del Rey de aquel curso, un torneo que se disputó en el Palacio Municipal de los Deportes de Santa Cruz de Tenerife y que estará siempre vinculada, para los seguidores canaristas, al Matraco Margall, símbolo de la Penya y ejecutor de los tinerfeños.

La Copa del Rey de baloncesto de la campaña 86/87 se acercó a Santa Cruz de Tenerife, que ya había albergado una fase de grupo del Mundobasket 86, permitiendo al aficionado insular ver en directo a la Yugoslavia de Drazen Petrovic. El Palacio de los Deportes de Santa Cruz se quedó pequeño para todos los encuentros a pesar de que en el mismo se habían instalado gradas supletorias. Los seguidores llegaron a hacer cola hasta tres horas antes del inicio del primer encuentro, el que jugaban FC Barcelona y Cacaolat Granollers, por lo que la expectativa para el debut de los aurinegros era máxima.

A las 20.15 horas del sábado, 13 de diciembre de 1986, el balón se puso en juego ante 6.000 espectadores -siempre se habló que se había superado por mucho el aforo permitido- que vibraron con su equipo desde horas antes. Curiosamente, estaba programado que la sesión preparatoria previa del CajaCanarias fuera a puerta abierta, para que todo aquel que quisiera pudiera ver de cerca a sus ídolos, pero los desperfectos ocasionados en uno de los baños del recinto deportivo por parte de unos desaprensivos hizo que la organización cerrara los entrenamientos.

José Carlos Hernández Rizo entrenaba a aquel CB Canarias. El Zorro Plateado mantuvo hasta último momento las dudas de Carmelo Cabrera y Matías Marrero pero, finalmente, solo el segundo se acabaría perdiendo la cita.

El Ron Negrita Joventut era el equipo de todos, junto al Estudiantes Caja Postal, por aquello de ser el único grande que no dependía de una entidad futbolera, como el Real Madrid o el FC Barcelona. Por si fuera poco, el cariño que se le tenía a los badaloneses se acrecentó después de que Rafa Jofresa, capitán verdinegro, depositara un ramo de flores en la tumba de Juan Carlos Delgado, jugador del Tenerife Amigos del Baloncesto, recientemente fallecido en accidente de tráfico. A Jofresa lo siguió en aquel acto toda la plantilla del Joventut apoyando a su jugador, que había sido compañero en las categorías inferiores de la selección española del tinerfeño. El abrazo de Rafa a la madre de Carlos Delgado en el cementerio de Santa Lastenia es uno de los momentos más emotivos de la historia de la Copa.

A remolque

El encuentro estuvo muy bien jugado por parte del CajaCanarias, que era sensiblemente inferior al Joventut. Los badaloneses fueron por delante en el marcador durante todo el duelo, pero los aurinegros se acercaron peligrosamente en varias ocasiones. Fruto de ese esfuerzo, de no tirar la toalla en ningún momento, llegaron a situarse a solo cuatro puntos a falta de 40 segundos, pero fue entonces cuando le llegó el balón a Josep María Margall, que había estado muy gris hasta el momento. El catalán lanzó desde más allá del 6,25 colando la pelota en el aro del CajaCanarias. Aquel mazazo, más allá de la cuestión puntuativa, golpeó de lleno la moral de un equipo y su afición, algo de lo que no se pudo recuperar.

El 97-92 final para los catalanes hizo justicia para lo visto sobre el parquet. El Ron Negrita Joventut sería finalmente subcampeón, después de que solo el FC Barcelona fuera capaz de derrotarle en una polémica final en la que la actuación arbitral fue más que protestada por parte verdinegra.

“Al final perdimos contra el subcampeón”, rememoraba José Carlos Hernández Rizo que admitía que aquel lanzamiento de tres de Margall que “hasta el momento estaba haciendo un partido discreto” fue demasiado obstáculo para sus jugadores: “Estuvimos en todo momento buscando el momento para ponernos por delante en el marcador, pero siempre que estábamos en distancias cortas aparecían sus jugadores, como Jordi Villacampa, para poner nuevamente tierra de por medio”.

Aquella edición de la Copa del Rey celebrada en Santa Cruz fue el último gran evento baloncestístico celebrado en la Isla. Luego llegarían importantes partidos de Copa Korac del propio CB Canarias, también algunos amistosos que trajeron a Tenerife a algunos de los conjuntos más importantes de Europa, pero nunca un escaparate tan importante como una Copa del Rey.

El CB Canarias aún no lo sabía, pero el Joventut iba a convertirse en su bestia negra copera ya que, cuando acabó aquel encuentro, con aquel triple maldito, pocos esperaban que, solo unos meses después, en la misma competición, el conjunto aurinegro tendría la oportunidad de devolver la moneda a la mítica Penya.

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