Una facultad en ruinas con el arte por los suelos

La mudanza al nuevo edificio de Bellas Artes deja en estado de abandono la antigua sede, donde incluso obras de estudiantes se mezclan con la basura, según comprobó DIARIO DE AVISOS
Imágenes de la visita realizada por DIARIO DE AVISOS al edificio en ruinas ubicado en Santa Cruz. Mobiliario destruido, cristales por todas partes, basura y grafitis son protagonistas | ANDRÉS GUTIÉRREZ
Imágenes de la visita realizada por DIARIO DE AVISOS al edificio en ruinas ubicado en Santa Cruz. Mobiliario destruido, cristales por todas partes, basura y grafitis son protagonistas | ANDRÉS GUTIÉRREZ
Imágenes de la visita realizada por DIARIO DE AVISOS al edificio en ruinas ubicado en Santa Cruz. Mobiliario destruido, cristales por todas partes, basura y grafitis son protagonistas | ANDRÉS GUTIÉRREZ

Salta un mensaje en Facebook. Es la artista Mireia Tramunt. Llevábamos algunos días intentando contactar con ella. “¡Wow! Ese trabajo lo hice para anatomía, en clases de dibujo. El profesor se quedaba algunos, para mostrar a los siguientes alumnos”. Se refiere a la ilustración de una calavera -que figura en estas páginas- y que encontramos tirada y pisoteada en el suelo de uno de los salones de la antigua Facultad de Bellas Artes, en Santa Cruz . Data del año 2009 o 2010, cuando la joven de Gran Canaria estudiaba arte en la Isla. “Estuve en esa facultad dos años y luego me fui a terminar la carrera a Madrid. ¿Cómo es que mi dibujo estaba en el suelo? ¿Se puede entrar a la facultad vieja todavía?”, nos pregunta impresionada y extrañada ante el mensaje de DIARIO DE AVISOS. Acabábamos de descubrir su dibujo entre las ruinas del viejo recinto universitario.

Decía Salvador Dalí (1904-1989) que “nada hay más surreal que la realidad”. El antiguo edificio de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna, ubicado en la Calle Camino del Hierro (Santa Cruz), es ahora, en efecto, una auténtica obra surrealista, un decorado para una película apocalíptica, un edificio que intenta sobrevivir después de una guerra. El inmueble quedó vacío en 2014, cuando alumnos, profesores y trabajadores se mudaron a la flamante facultad en Guajara (La Laguna). Esta nueva residencia recibió el premio Iconic Awards 2014 por su diseño innovador; es el merecido primer mundo para los artistas que estudian en Tenerife, y que tanto se manifestaron y trabajaron para conseguir un espacio acorde a sus necesidades. Abajo, en Santa Cruz, quedó el tercer mundo; las humedades, las goteras y la ruina.

Solo tres años han pasado y los fallos se han acentuado, algunos son incorregibles ahora, el traslado se hizo a medias, las obras de arte que quedaron, y que nadie se llevó, están por el suelo, y ya no hay vigilancia en la facultad. Cabe imaginar el panorama. Cualquier persona puede entrar sin problema. Por eso, allí ya no queda cobre que robar, ventanas que romper, mobiliario que destruir y hasta las tuberías han sido expoliadas. Desvalijada, así ha quedado la facultad antigua. No hay pared que no sostenga un grafiti, ni puerta que se mantenga sana.

Decía también el pintor Edvard Munch (1863-1944) que “el espectador debe adquirir conciencia de lo que la pintura tiene de sagrado, de modo que se descubra ante ella como en la iglesia”. En el suelo de las aulas de la antigua facultad de Bellas Artes, las obras de tantos estudiantes se convierten en una especie de alfombra a la que nadie le pone cuidado. Los lienzos se muestran pisoteados, manchados y rotos, ultrajados de esa condición sagrada, y uno, el espectador, de repente tiene la sensación desoladora de que la ruina está más allá de las paredes pintadas o de las ventanas y puertas reventadas; es en esa alfombra de obras donde se muestra realmente la decadencia de la que un día fue la casa de estudios de tantos artistas canarios. Entre ellos, Mireia Tramunt, nuestra dibujante casual. “Me quedé impresionada cuando vi las fotos de la facultad que me enviaste. ¿Cómo es posible que esté así? En ese edificio hubo tanta vida, era un centro educativo en el que no paraba de haber gente joven, motivada, artistas de verdad”, apunta sin dar crédito a las imágenes.

Botellas rotas y cristales por todas partes forman parte de este decorado en el que ya no queda nadie. Solo un grupo de alumnos de la Escuela Fernando Estévez se refugia en uno de los salones de la facultad para fumar en el recreo. En los pupitres que quedan, los jóvenes relatan a DIARIO DE AVISOS que fue en noviembre cuando la facultad se vino abajo de verdad, después de que la seguridad abandonara el recinto. Puede entrar cualquiera a hacer lo que quiera, a la hora que le apetezca. Suerte que todavía en el edificio no hay okupas, o eso creen ellos.

En octubre, el Cabildo de Tenerife propuso convertir este espacio apocalíptico en una residencia de estudiantes que se formen en el mundo de las artes, en todas las modalidades. José Luis Rivero, director insular de Cultura y Educación, precisó que se estaba negociando esta idea con la Universidad de La Laguna, así como con la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias. Este proyecto, del que todavía se estudia su viabilidad, pretende dar cobijo a los estudiantes que procedan del norte y sur de Tenerife, y de otras islas, y que se trasladen al área metropolitana para cursar estudios en el Conservatorio de Música, la Escuela Fernando Estévez, la Escuela de Actores de Canarias o los centros de formación profesional de este ámbito; el que llaman ahora el Distrito de las Artes y para el que el Cabildo pretende invertir un total de tres millones de euros para el desarrollo de proyectos conjuntos.

Decía Picasso (1881-1973) que “la calidad de un pintor depende de la cantidad de pasado que lleve consigo”. En este caso, el pasado se ha quedado en la Calle Camino del Hierro. “Mi dibujo, que fue valorado por un profesor hace unos años, ha acabado pisoteado como si fuera basura”, señala Mireia Tramunt con desconsuelo. “Ahora tengo la sensación de que lo que pasó en aquella Facultad se quedó allí como una triste anécdota, se dejó tirado todo el pasado”. Rememora la artista que fue aquí, en Tenerife, donde descubrió que lo suyo eran las pinturas de gran formato. “Si es que me pongo a pensar y me entra la nostalgia, recuerdo a la profesora Emilia, que vio que yo estaba limitada por el lienzo pequeño y me motivó a buscar un espacio mayor”. Ahora Tramunt trabaja en varios proyectos. “Experimento con el espray en el lienzo, con el dibujo en la pared y comienzo a adentrarme en el mundo de la fotografía analógica y digital”, repasa. Mireia volverá a Tenerife. Entonces le entregaremos su obra. Una de las miles que hoy siguen en el suelo de la antigua facultad de Bellas Artes.

 

Decía el pintor Marc Chagall (1887-1985) que “el arte es sobre todo un estado del alma”. Desolación es el sentimiento que despierta hoy esta facultad en ruinas, que de bella le queda poco, y que tiene el arte por los suelos.

“Me gustaría volver a Tenerife, visitar la vieja facultad y recordar cada aula”

La artista grancanaria Mireia Tramunt estudió en esta facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna entre 2009 y 2010. Entonces decidió viajar a Madrid para acabar su carrera en la capital; la joven sentía que aquí le sobraban problemas y “le faltaban estímulos”. “Sobre todo fue por cuestiones personales, pero recuerdo mi paso por la Isla como un momento de crecimiento y aprendizaje. En el segundo año, tuve como profesora a Emilia, que es de las que más me han marcado, ella vio en mí que estaba limitada por el lienzo. Fue la que me despertó y, en cierta forma, me descubrió”, apunta a DIARIO DE AVISOS.

Considera que la Facultad de Bellas Artes siempre estuvo mal. “Recuerdo que las aulas se inundaban cuando llovía y que las humedades cubrían las paredes”. El pasado se quedó entre esos tabiques, prosigue la artista. “Ahora me gustaría volver a Tenerife, visitar la facultad, observar cada aula y recordar”.

Después de acabar su carrera, Tramunt no ha dejado de experimentar y seguir creciendo como artista. Justo al acabar sus estudios presentó una exposición individual en Madrid, en el Espacio Ciento y Pico, que se ubica en Malasaña. Era una muestra con retratos de gran formato. “Estoy contenta, buscando ahora un nuevo camino, abierta a trabajar en nuevos retos”, señala.

La artista siempre ha estado relacionada con la pintura. “Recuerdo que de pequeña pintaba en todas partes, en los manteles, en los periódicos, en todas las superficies posibles. Mis padres son escritores y gracias a ellos siempre he sentido el ambiente artístico como mío”.

Al acabar su carrera, indica, “ahora todo es incertidumbre, toca buscarse la vida, no parar de pedir residencias artísticas, no dejar de trabajar”. Da forma a la portada de un disco de jazz, elabora el mural de un festival de teatro y el 17 de marzo presenta un foto-libro en su isla.

Mireia Tramunt hizo el dibujo de una calavera para su clase de anatomía en su primer año de carrera
Mireia Tramunt hizo el dibujo de una calavera para su clase de anatomía en su primer año de carrera

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