El diseño del Festival de Música de este año, y, sobre todo, la defensa de ese diseño que ha hecho la consejera (“se abre al pueblo y deja de ser propiedad de las élites”), no solo la descalifican para gestionar la cultura en estas Islas, sino que confirman la evidencia de que Coalición Canaria, más allá del nacionalismo, está instalada en el populismo y la demagogia. Cuando se equipara y confunde lo culto y la calidad artística con lo elitista, la ignorancia se une a un intenso complejo de inferioridad social y cultural. En definitiva, la consejera ofende al pueblo que afirma defender y en cuyo nombre se atreve a hablar.
Ofende e insulta gravemente a los aficionados a la música clásica, de todos los sectores y clases sociales, que compran su entrada y asisten a los conciertos como a cualquier otro espectáculo, a los que niega la condición de pueblo, o sea, de ciudadanos. ¿Son élite los socios de la Orquesta Sinfónica y los asistentes a sus conciertos? ¿Son élite los abonados y los asistentes a las representaciones de Ópera de Tenerife, que el Cabildo Insular sostiene con dinero público después de dejar destruirse a la asociación privada que mantenía la ópera en Tenerife con la sola ayuda de modestas subvenciones, y de pretender absorber al Festival de Ópera de Las Palmas? La asociación privada de los amigos de la ópera de esa capital, similar a numerosas asociaciones, como la de Bilbao y otras ciudades, está celebrando brillantemente su cincuenta aniversario y demostrando que puede mantener su calidad de siempre a pesar de ser maltratados y ahogados económicamente por el Gobierno de Canarias y su Consejería de Cultura.
Una cosa es la promoción del talento canario, si lo hubiere, y otra muy distinta aumentar los contenidos canarios, solo por ser canarios. ¿Para formar parte de nuestra Orquesta Sinfónica es mérito preferente ser canario, al margen de la calidad interpretativa? La Comisión Asesora del Festival ya se adelantó a cuestionar el modelo de este año, y por eso la consejera va a modificar su composición, en busca de una Comisión más dócil y acomodaticia. Dice que el Festival estaba dando síntomas importantes de agotamiento.
Pero la que está mostrando síntomas importantes de agotamiento por incompetencia y sectarismo es su gestión, aunque los trapicheos políticos de los populares y otros grupos eviten su reprobación en el Parlamento. Allá ellos con sus complicidades.
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