Los controladores del agua

Emmasa ha conseguido tecnificar toda la red de suministro en la capital con el objetivo de hacerla más eficiente, además de garantizar su calidad con la realización de análisis diarios y la comprobación en tiempo real de su estado
Juan Ayala (y Juan Santiago. Fran Pallero
Juan Ayala (y Juan Santiago. Fran Pallero
Juan Ayala (y Juan Santiago. Fran Pallero

Los números indican que Santa Cruz cuenta con 965 kilómetros de tuberías que transportan agua potable, que las fugas de la red se han reducido a solo el 10% del caudal o que no hay restricciones de consumo. La Empresa Mixta de Aguas de Santa Cruz de Tenerife (Emmasa), responsable del ciclo integral del agua en la capital, lleva años trabajando para alcanzar esas cifras y conseguir que la supervisión y control de toda la red de abastecimiento ofrezca como resultado que el agua en la capital no solo se pueda beber, sino que además cumpla con todos los parámetros legales de calidad establecidos. Para ello cuenta con un nivel de tecnificación que está alcanzando sus cotas más altas. A través de la tecnología se pueden abrir y cerrar válvulas de un depósito sin necesidad de acudir al lugar, localizar fugas en la red gracias a la monitorización de consumos, proceder al corte de suministros por averías o comprobar en tiempo real la calidad del agua.

Para que todo esto funcione, el trabajo de Juan Ayala y de Juan Santiago, responsables del control de operaciones y de redes, respectivamente, es vital. Son los “controladores del agua”, los que están pendientes de que todo funcione como es debido. “Mi trabajo consiste en crear sinergias entre las distintas áreas, es decir, que no se concentren todos los recursos en un mismo punto, distribuirlos eficientemente”, explica Ayala, a quien sus compañeros llaman “el controlador aéreo de Emmasa”.

Desde el área que dirige Ayala se aplican soluciones integrales para que, por ejemplo, haya una mayor eficiencia energética. “En nuestro caso, la desaladora es la que más consumo energético tiene; por eso, parte de los esfuerzos en los últimos años han estado encaminados a reducir su consumo energético”, detalla. Concretamente se ha logrado en los últimos cuatro años un ahorro de 700.000 kilowatios/hora, lo que equivale al consumo medio de unas 1.400 viviendas. Como controlador, Ayala también debe hacer frente a los imprevistos, que, por lo general, tienen que ver con los que provocan las inclemencias meteorológicas o los accidentes.

“Durante las lluvias torrenciales debemos garantizar el suministro a la población, además de la producción de agua, puesto que, por ejemplo, se pueden romper los canales que transportan el agua hasta la ciudad y que, en nuestro caso, supone el 50% del suministro”. Ayala destaca que los parámetros de calidad del agua se comprueban en tiempo real y sobre la marcha se puede conocer el índice de turbidez, la cantidad de cloro o flúor que contiene el agua. “Cumplimos al 100% con lo que establece la ley en estos parámetros y la prueba está en que no hay ninguna zona en Santa Cruz con restricción de uso”, defiende.

Los controles de calidad se realizan diariamente no solo en los depósitos, sino también en el conjunto de la red. La inversión en tecnología para garantizar todo este trabajo alcanza ya los ocho millones de euros.

Redes

La inversión realizada ha permitido contar con un centro de telecontrol, que es el que permite conocer en tiempo real el estado de la red en su totalidad y que, desde la oficina principal de Emmasa, permite llevar a cabo distintas tareas, como el cierre de segmentos, la apertura de válvulas o la localización de fugas. Y ese control de la red es el trabajo específico de Juan Santiago, el controlador de redes. “A través del telecontrol podemos observar, por ejemplo, los picos de consumo, comprobando que todo está bien o que hay algún problema específico”.

Ya se han “barrido” los 965 kilómetros de tuberías existente en los últimos 10 años. “Podemos ver los depósitos en tiempo real, ver qué agua se está consumiendo, si hay averías, etcétera”, detalla Santiago. En el caso de las fugas, por ejemplo, “hemos conseguido sectorizar toda la red, de forma que ya no hay que levantar 200 metros de calle para localizar una avería”. En cuanto al tipo de incidencias más comunes en la red capitalina, estas son las que tienen que ver con averías, “muy pocas con enganches ilegales”, admite. “Cuánta más información tengamos, más eficientes seremos”, detalla Santiago, quien considera que aún se puede sectorizar más la red para aumentar ese control. Y ese, admite, es el reto de Emmasa para el futuro.

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