Loulogio: “Cerraría YouTube para ver qué harían otros ‘youtubers”

Loulogio es el nombre artístico del catalán Isaac Sánchez, un youtuber de 35 años que lleva desde 2006 subiendo vídeos a la red social, acumulando, en 2017, más de 730.000 suscriptores y millones de reproducciones

Loulogio es el nombre artístico del catalán Isaac Sánchez, un youtuber de 35 años que lleva desde 2006 subiendo vídeos a la red social, acumulando, en 2017, más de 710.000 suscriptores y millones de reproducciones. El vídeo que le hizo popular fue el de la batamanta, un hilarante monólogo sobre la prenda de abrigo, con él ha conseguido más de ocho millones de visualizaciones. Este coleccionista de reproducciones antes fue profesor de arte y monologuista, un oficio al que todavía se dedica, y por el que viene a Tenerife mañana, para presentar su último espectáculo, A contrapelo, a las 21.00 horas, en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna. Al día siguiente presentará el texto en el The Paper Club de Gran Canaria. Con su característico estilo y sentido del humor, responde a las preguntas de DIARIO DE AVISOS.

-¿Qué trae a Tenerife?
“Lo habitual, un grupo de bailarinas y varios aviones fletados que hemos reservado con Iberia, porque, como soy youtuber, puedo permitirme este tipo de lujos [ríe]. Es broma. A Tenerife vamos a llevar un monólogo de toda la vida, con el que vamos a intentar hacer reír al público durante una hora y cuarto. Es algo que siempre consigo”.

-Si no nos reímos, ¿nos devuelven el dinero?
“Seguro que habrá muchas risas; no hay de qué preocuparse. Se trata de un monólogo estrenado este año, el último que he escrito y el que mejor está recibiendo la gente. En el escenario noto que la gente de verdad se lo pasa bien”.

-Entonces, ¿monologuista o youtuber, o una cosa hace la otra?
“Soy un monolotuber, o mejor, un youtubarbuder, que me gusta más por el tema de la barba. Yo disfruto mucho con los monólogos, porque siempre me ha gustado hacer reír a la gente. Tengo la suerte de poder hacerlo desde el escenario y también desde mi canal en YouTube. En mi caso, las dos cosas van de la mano, igual que una batamanta, que puede ser bata y manta, yo también puedo ser youtuber y monologuista”.

-¿Ser youtuber se puede considerar ahora como un oficio?
“Y tanto, aunque me da un poco de pena cuando algunos niños le dicen a sus padres que de mayores quieren ser youtubers. ¡Pobrecitos!, porque poder dedicarse a esto es muy raro, poder vivir de YouTube en estos momentos es como sacarse la lotería”.

-El youtuber que dio galletas con dentífrico a un vagabundo, el que llamó “caranchoa” a un trabajador en la calle, el que besaba a las chicas sin su consentimiento. ¿Qué opinión tiene sobre estos ejemplos tan cuestionables?
“Estos ejemplos son muy lamentables, por eso salen a la luz pública. Evidentemente, un perro que muerde a un hombre no es noticia, pero un hombre que muerde a un perro sí que lo es; todo lo que es así de llamativo es lo que sale en los medios. A nivel personal, este tipo de bromas no me gustan, no considero que sean un género divertido. Muchos chavales quieren llamar la atención por la vía rápida y cada vez cruzan una línea más para conseguir su propósito. Los chicos que hicieron todo eso no eran youtubers reconocidos, eran chavales que buscaban meterse en el mundillo y lo intentaron hacer liándola. Esto es un peligro, porque es muy fácil cruzar esa línea que separa el humor de la vergüenza. Estoy muy en contra de estos contenidos”.

-Polémica también fue la visita de Wismichu a Tenerife. Incluso, una madre denunció el espectáculo al considerarlo escandaloso. ¿Son conscientes del público que les sigue?
“En mi caso, ya hacía monólogos antes de ser youtuber y le tengo mucho respeto al lenguaje y al contenido. Tengo 35 años y cada vez me interesa menos la rebeldía de la juventud y la provocación, y me interesa más hacer reír al mayor número de personas posible. Asimismo, mi público es un poco mayor de la media de YouTube. En todo caso, mis espectáculos no tienen el objetivo de ofender a nadie, son accesibles para todos y no hablan de mundos que solo comprenden los más jóvenes, yo hablo de la vida, de cosas divertidas. En el caso de Wismichu, lo suyo fue más un exceso de provocación que de humor y un error de conceptualización del público que realmente te sigue”.

-¿Qué opinión tiene como youtuber del control que deben ejercer los padres sobre lo que ven sus hijos en las redes sociales?
“Si fuera padre, estaría pendiente siempre de lo que ven mis hijos en Internet. No solo limitaría lo que ven en YouTube, también les enseñaría a buscar cosas que valgan la pena, que también están en esta plataforma. Les enseñaría algún vídeo de Auronplay, pero luego les mostraría otro de Les Luthiers. No es tanto limitar lo que se podría considerar como mala influencia, sino mostrarles y guiarles hacia las buenas”.

-Si fuera padre, ¿dejaría que sus hijos siguieran el canal de Loulogio?
“La respuesta es sí, porque hasta la fecha no he recibido ninguna queja de otros padres. Eso es porque medito mucho las cosas antes de decirlas, intento dejar siempre una reflexión, intento no hacer daño en mi canal, dar un buen ejemplo”.

-YouTube sigue siendo una plataforma muy potente, pero ¿qué ocurriría con todos los que se dedican a esto si la red social pierde popularidad?
“Me gustaría mucho que YouTube cerrase, por curiosidad y por egoísmo. Sé muy bien cómo reaccionaría yo, qué haría, cómo me buscaría la vida, porque no tengo todas mis esperanzas de futuro puestas en YouTube. Como ves, tengo una relación de amor y odio con esta plataforma. Me da curiosidad saber cómo lo harían otros, en qué se transformarían esos creadores de contenidos. Seguramente llegue un día en que esto se acabe, porque nada es eterno”.

-Entonces, ¿los youtubers pueden ser una moda pasajera?
“Seguro que sí. No sé si moda es el calificativo correcto, pero, como todo entretenimiento, esto no va a durar para siempre. Tenemos muchos ejemplos de grandes humoristas que ya nadie reconoce. Y es que casi nadie aguanta tanto tiempo. Solo aguantarán los que tienen algo que ofrecer a largo plazo, pero los que solo se retroalimentan del sistema lo tendrán más complicado”.

-YouTube es una red social que permite compartir contenido diferente con un lenguaje propio. Aunque lleva desde 2006 en este medio, ¿todavía le queda mucho que aprender?
“En efecto, los youtubers tenemos nuestro propio lenguaje audiovisual a la hora de montar los vídeos. Eso hace que a mucha gente, que no está acostumbrada, no le guste en absoluto lo que hacemos. Como todos los lenguajes, este también evoluciona. Lo bueno que tiene crear contenidos para esta red social, y eso es innegable, es el hecho de que cualquiera puede hacer sus productos, cualquiera puede exponerse al mundo y ver si funciona lo que hace, por eso YouTube es cada vez más democrático. Lo que ocurre es que, como en la tele, lo más llamativo no suele ser lo que tiene más calidad. Es como todo”.

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