Malentendidos

Un periodista pide a Angela Merkel y a Donald Trump un apretón de manos ante las cámaras. Trump permanece impávido

Un periodista pide a Angela Merkel y a Donald Trump un apretón de manos ante las cámaras. Trump permanece impávido. Merkel le pregunta si desea estrechar su mano. Trump sigue sin inmutarse. Merkel pone cara de circunstancia. La de Trump no cambia. ¿Está sordo? ¿Es insensible?¿Ignora las reglas de la buena educación? Nada de eso: está transmitiendo un mensaje con su lenguaje corporal. Mensaje que va a ser interpretado de muchas maneras por los millones de espectadores que lo captan.

¿Cuántas veces te ha pasado que has querido decir una cosa y te han entendido otra? Eso sucede porque, independientemente de la intención de quien emite un mensaje, quien le da el sentido final es quien lo recibe.

En coaching me encuentro continuamente con clientes que me comentan que viven situaciones desagradables debidas a malentendidos, es decir, a que su intención no ha sido interpretada tal y como ellos deseaban. Esto puede deberse a tres causas:

1. La persona no ha sabido transmitir lo que quería, bien porque no escogió las palabras correctas, bien porque su lenguaje corporal era incongruente con lo que estaba diciendo.

2. El interlocutor no tenía activado el modo “escucha activa” a causa de sus propios prejuicios, lo inadecuado del entorno o del momento, su estado de ánimo u otras causas por el estilo.

3. El emisor no se cercioró de que la otra persona había percibido y entendido correctamente la idea porque no hizo preguntas para comprobar que así era.

Imagínate ahora que Angela Merkel, ante la actitud de Trump, le pregunta “¿me estás escuchando? ¿Por qué no quieres darme la mano?”, e insiste, ante el silencio de su interlocutor,diciéndole algo así como “por favor, te pido que me mires cuando te hablo”. La escena hubiera sido percibida por los espectadores de una manera muy diferente.

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