Salir de noche

El otro día salí de noche y parecía un pulpo en un garaje

El otro día salí de noche y parecía un pulpo en un garaje. Unos amigos me llevaron a comer al San Sebastián 57, donde el cocinero Alberto González Margallo, al que escucho de vez en vez en la COPE elaborando unas sabrosas recetas, nos preparó un menú de degustación. Me comí unas algas magníficas, que creo que vienen del norte de España, como se dice ahora en tempura. Y no quiero hacer una crónica chunga, parecida a las del enano malvado, así que mandaré la gastronomía a otra parte, pero dejando constancia de la buena cocina del citado restaurante, que recomiendo, además de los sabrosos caldos de Toño Armas, al que encontré muy recuperado de su operación. Pues mucho que me alegro. Y me di cuenta de lo bien que conecta con esta sociedad Juan Narbona, director de la COPE y un comercial de primera, que no tiene puta idea de periodismo pero ha levantado la cadena, que en España es la más saneada económicamente y en Canarias gana una buena pasta. Me alegro porque mi emisora es la COPE. Comulgo absolutamente con su línea editorial.

Luego, yo me fui de copas con mi amiga Olga Henao; dice que la tengo abandonada, pero es que yo no salgo de noche, desde hace muchos años. La noche me da miedo, prefiero quedarme en casa, escribir, ver la tele y ver también desde arriba la ciudad, cayéndose muerta. Vaya muermo en el que han convertido a Santa Cruz con tantas pegas que ponen para montar un negocio. Bueno, algunos tienen más suerte que otros. El Mencey ha recuperado un poco el pulso, han colocado sillones en el intocable césped y unas hamacas en las que, si me estiro dos veces, las reviento. Siempre ve uno las mismas caras, aunque algunas de ellas son muy agradables. Pero yo no quiero salir de noche.

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