Un viaje de Don Benito a Lyon

“Creo que el ascenso a EBA en Don Benito, si no el que más, sí es uno de los partidos más importantes de la historia del club, porque fue la base de lo que somos ahora”. Félix Hernández, actual presidente del CB Canarias, era tesorero de la entidad cuando un grupo de jugadores amateurs que vestían la camiseta aurinegra lograban ascender a categoría nacional tras una travesía por el desierto. El 30 de mayo de 1998 es una de las fechas claves en la historia canarista porque, a partir de ahí, comenzó todo.

El camino
Tras descender de la ACB en el curso 90/91, el CB Canarias atraviesa graves problemas económicos. Es entonces cuando se funda el Club Baloncesto Tenerife Canarias, que juega en EBA, mientras que el CB Canarias lo hace en Primera Autonómica, donde trata de seguir manteniendo sus raíces a pesar de la categoría.

“Entrenábamos más de lo que era normal al estar en Primera: si otros clubes lo hacían tres veces por semana nosotros lo hacíamos cinco”, recuerda Jou Costa, técnico de una plantilla en la que figuraban nombres como Édgar Núñez, Benito Cabello, Israel Martín, Celestino Martín o Henry Jorge.

Como suele ser habitual cuando se consiguen objetivos importantes, el grupo humano dentro del vestuario resultó fundamental. La mejor muestra de ello era la total disposición de los jugadores a trabajar de cara al objetivo del ascenso: “Era nuestro segundo año juntos porque fichamos a gente joven además de tres o cuatro veteranos. Nadie negociaba el esfuerzo en aquella plantilla. Trabajaban mucho”.

El CB Canarias quedó campeón regional, con los mismos puntos que el Real Club Náutico de Tenerife entrenado por Luis Macía, pero con mejor diferencia de puntos, por lo que acudió a la Fase de Ascenso de Don Benito donde, desgraciadamente, se encontraron con un primer problema muy importante: “Se había creado en Tenerife la Liga Sub-23 y, una vez en Don Benito, no nos dejaron jugar a nuestros dos pívots, que tenían menos de 21 años. Perdimos así a Isidro Jiménez y a Celestino Martín. Aquello fue un palo muy duro, porque jugamos sin interiores”.

El rival era el Linense, que se impuso por 88-102 de forma incuestionable. Las cosas no comenzaban de la mejor manera, pero todo iba a cambiar.

Pocho Jerez, ayudante de Costa, recuerda el segundo encuentro ante el Moraleja extremeño. Las sensaciones no fueron buenas pero los aurinegros ganaron, que era lo realmente importante: “Hicimos un muy mal partido y, aún así, ganamos 98-74. Todo se decidiría contra el Villanueva de Córdoba, que se había paseado, literalmente, durante su competición regional y en aquella fase”.

Los cordobeses despreciaron abiertamente a los aurinegros. Jerez recuerda comentarios “muy desagradables” cada vez que ambos equipos coincidían en el comedor del hotel en el que estaban todos concentrados. Aquello fue clave: “Solo el entrenador nos respetaba. Recuerdo que nos decían que nos iban a ganar de mucho, que en cada partido metían más de 100 puntos y que iba a ser igual ante nosotros. Además, no teníamos buenas sensaciones, así que parecía que estaba todo de cara para ellos”.
Costa y Jerez decidieron dar libre a su plantilla justo antes del tercer encuentro. Debía de servir para eliminar la presión que pudieran tener ya que la motivación, después de lo que habían escuchado de sus rivales, estaba asegurada.

Benito Cabello, que posteriormente lograría también ascender a la LEB con club, recuerda cómo sucedió: “Sabíamos que todo aquello era muy importante, no solo para el club, sino para cada uno de nosotros. Éramos aficionados, ninguno cobraba, pero nuestra mentalidad era la de defender hasta el final los colores de una entidad como el Canarias”.

Casi no hubo partido, porque los tinerfeños ganaron al Villanueva por el 87-63, lo que les permitía clasificarse como primeros de grupo, dejando segundos a los andaluces.
El triunfo fue una inyección de moral tremenda justo antes de tener que jugarse el ascenso ante el Don Benito, organizador, que llenaría su pabellón.

“Eran 3.000 personas, pero al descanso ya ganábamos de 20 puntos; estaba resultado. Habíamos ascendido y el club retornaba a categoría nacional”, rememora Jou Costa.

Para todos, más allá de lo conseguido, que fue histórico, lo verdaderamente importante que mantienen en su memoria fue el grupo humano, clave por lo que luchó por el escudo, como afirma Israel Martín, exjugador de aquel equipo y actual técnico del Tindastoll islandés: “Éramos un grupo de amigos que nos divertíamos muchísimo jugando a baloncesto. No existían los egos, porque lo importante era el equipo. Jamás he disfrutado tanto jugando a baloncesto como en aquel equipo”.

Recordar el pasado para valorar el presente

Benito Cabello, que sigue compitiendo en Segunda Autonómica, es especialmente cuidadoso a la hora de poner en valor lo que vivió aquel grupo de jugadores, no por una cuestión de vanidad, sino para reconocer lo que hace el actual Iberostar Tenerife. “Es importante, porque es el premio al trabajo de gente como Félix Hernández, que continúa, de Guillermo Ramos o Juan Pedro Núñez, que también siguen en el club”, destaca el que fuera base en dos de los ascensos de la entidad. Cabello ve “fundamental” que no se pierda el conocer “de dónde se viene” para que el liderato en la ACB sea aún más importante para las nuevas generaciones: “No hace tanto tiempo se fue a Don Benito a tratar de poner al club en el lugar que merecía. Mucha gente estuvo ahí por amor al baloncesto y a los colores y eso hay que recordarlo siempre”