El Botánico, sin novedad

Es un auténtico misterio. Y si encima, nadie ofrece una explicación convincente ni nadie toma alguna iniciativa para desbloquear, el enigma se acentúa

Es un auténtico misterio. Y si encima, nadie ofrece una explicación convincente ni nadie toma alguna iniciativa para desbloquear, el enigma se acentúa. ¿Qué pasa con la ampliación del Jardín de Aclimatación de La Orotava, popularmente conocido por Jardín Botánico? Allí está, viendo pasar el tiempo, sin alguien que se ocupe o dedique una mínima atención, la realidad desoladora de unas obras inconclusas. Alguna razón muy poderosa tiene que haber para que, aun contando con dotaciones presupuestarias, la finalización del proyecto se demore sine die. Tan solo la ejecución del adecentamiento exterior de una curva de la carretera del Este, contigua al recinto, ha modificado algo la fisonomía. Es algo, insuficiente, y además nada que ver con la ampliación en sí.
Lo hemos planteado en varias ocasiones: hemos sido testigos en las guaguas de conversaciones de turistas que han repetido visita durante los últimos años y expresan su extrañeza, teñida de contrariedad, al comprobar que la situación es la misma que la última vez que la visionaron. Quienes circulan a diario -hablamos de una de las carreteras más transitadas de la isla- ya se han familiarizado: es una prolongada estampa de desidia, aumentada, si se quiere, por la muralla de piedra exteriores, ya concluida. Dentro, se ven muros y paredes de una distribución del espacio, escombros amontonados, desechos entremezclados, maleza, residuos…

Evidente parálisis, entonces, de la ampliación del Botánico, el segundo en antigüedad de toda España cuyos orígenes hay que situar en el reinado de Carlos III. El Jardín es resultante de las actividades desarrolladas durante la Ilustración o el Siglo de las Luces. La realización discontinua del proyecto, mediante consignaciones plurianuales en los Presupuestos Generales de la comunidad autónoma y de otras instituciones públicas, no habla a favor de los operadores implicados. Es hora de un empujón, desde luego. Es el momento de que algún responsable con capacidad de gestión y decisión se ocupe con determinación de este asunto con tal de desbloquear las obras paralizadas. Como todo sigue igual desde la última vez que nos ocupamos de la ampliación, como no hay novedad en el Botánico, recordemos que se está pendiente de la dotación de vegetación a la zona circundante al área de agua y de la habilitación de la conexión de acceso desde el recinto original. Quedan también los equipamientos del centro de visitantes y de los servicios interiores complementarios.
Sencillamente: hay que superar la estampa de parálisis y abandono, derivada de una resignación que llega a asombrar.

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