Carlos Saura: “El cine sufre ahora una censura impuesta por las cadenas de televisión”

Con más de cuarenta películas, el cineasta Carlos Saura (Huesca, 1932) es considerado hoy un clásico vivo del séptimo arte
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Con más de cuarenta películas, el cineasta Carlos Saura (Huesca, 1932) es considerado hoy un clásico vivo del séptimo arte. Su primer largometraje, Los golfos (1959), marcó un antes y un después en su carrera. Desde entonces, ha dejado su impronta en el cine español, década tras década. Sin descanso. Sus últimas producciones, Flamenco, Flamenco (2010), Zonda, folclore argentino (2015) o Jota de Saura (2016), desvelan a un director consagrado, siempre rompedor. Carlos Saura es también un sobresaliente fotógrafo, lo muestra la exposición que se cuelga desde el pasado miércoles, día 19, en el Espacio Cultural CajaCanarias de La Laguna, Carlos Saura fotógrafo. España, años 50. Y un relevante escritor de guiones y novelas, como ¡Esa luz! (1998) o Elisa, vida mía (2004). Ayer este periódico publicaba la primera parte de la entrevista. Así continuó la conversación…

-Del cine actual, ¿qué directores destacaría?
“No conozco bien el cine español en la actualidad, pero todavía está Pedro Almodóvar, un tipo muy interesante, su cine no es lo que yo haría, pero lo respeto. Víctor Erice, que no ha vuelto a hacer nada más de cine, también me gusta. Mario Camus, que tampoco ha hecho nada más, es otro nombre destacado. No obstante, hay una buena y nueva generación de cineastas españoles dando de qué hablar”.

-¿Qué cine ve Carlos Saura?
“Lo veo todo, más si me lo aconsejan”.

-¿Cuál es la película que volvería a ver una vez más?
“Ninguna. No conviene ver una película más de una vez, máximo dos. Yo nunca he visto una película más de dos veces porque no quiero que el estilo de otros directores me influya, o sentir que puedo copiar a alguno. Me gusta ir a mi aire. Que un cineasta vea varias veces una película me parece muy peligroso. Y además, ¡hay tanto donde elegir! En el cine ocurre algo curioso en la actualidad: cuando vas a comprar películas, tienes tantas opciones, que al final no sabes qué elegir, cuáles son las buenas o las malas”.

-¿Le da vértigo ir a comprar películas?
“Claro, y hay que sumarle que cualquier persona en la actualidad, con una cámara digital, puede hacer una película maravillosa si tiene talento. ¿Cómo saber si nos estamos perdiendo joyas del cine? A lo mejor nunca las podremos ver y menos si visionamos un mismo largometraje una y otra vez. Si lo piensas, todo ha cambiado tanto desde la llegada de esos cacharros [señala mi móvil]”.

-¿No tiene móvil?
“Tengo uno, pero no lo utilizo. Lo que sí uso es la tablet. Todavía me sorprende cuando voy en el tren y veo a la gente viendo películas maravillosas en una pantalla tan pequeña. Hay que ir al cine para ver las películas, o al menos en una televisión grande. Yo tengo el cine en casa”.

-… Pero, ¿va al cine?
“Ahora mismo voy poco, y solo voy a ver películas de catástrofes. Las últimas que he visto son del estilo del Caso Bourne. Me gustan esos filmes en los que se ven las ciudades hundiéndose, los volcanes entrando en erupción. Generalmente son historias muy tontas, pero son tan bonitas de ver. Se presentan en la sala con ese sonido atronador. Los personajes abren una puerta y parece una explosión nuclear. ¡Es una cosa impresionante! Los automóviles que saltan por los aires, esas son las películas que ahora voy a ver al cine”.

-Y ahora con el 3D, más impresionante todavía…
“No me gusta el 3D. Llevar unas gafas para ver una película me parece una cosa absurda. Nunca rodaría en 3D. Además, considero que eso es una moda pasajera”.

FOTO: Sergio Méndez

-¿La tecnología cambia la forma de ver el cine?
“La tecnología ha cambiado, pero las ideas siguen siendo igual de buenas que en el pasado. Aunque, también han cambiado los ritmos. El público no aguantaría ahora una película de Carl Dreyer, porque tiene un tempo que el espectador actual no soportaría. Los americanos han conseguido cambiar el tempo, a través de la publicidad, por ejemplo. La forma de narración es diferente”.

-En varias entrevistas asegura que no le gusta para nada el cine de Tarantino, ¿por qué?
“El cine de Tarantino no me gusta nada por la frivolidad. Pienso que la muerte es una cosa muy seria. Nunca he hecho una película donde la muerte de un personaje sea injustificada, y eso que he hecho muchas películas violentas. Matar por matar me parece horrible, amoral. Él como director ha hecho películas interesantes. Tampoco entiendo como ese tipo de cine tiene una audiencia tan grande, sobre todo, entre la gente joven. Me recuerda a las películas del Oeste de los años 40, cuando los personajes se dedicaban a matar a los indios. Eso me parece una falta de respeto”.

-Detrás de su objetivo, ¿cómo se retrata España en la actualidad?
“España forma parte del caos mundial. Es un país que ha cambiado tanto en tan poco tiempo. No obstante, para los que hemos vivido en otra época, este país parece estar floreciendo. Pero cuando lees en las noticias que esta Semana Santa hubo hasta 12 millones de desplazamientos, empiezas a preocuparte. Es la cuarta parte de la población moviéndose. ¡Es una barbaridad! Vivimos en una sociedad disparatada. Todo es excesivo. Eso de depender del coche, es tremendo. El tráfico, la contaminación. No entiendo como la gente aguanta el tráfico en Madrid, por ejemplo”.

-La reducción del IVA que se plantea para la cultura deja fuera a las producciones cinematográficas. ¿Cómo ve usted esta discriminación?
“El pretexto para no bajar el IVA es que el cine ya recibe una subvención, pero me parece ridículo. ¿Qué tiene que ver una subvención con el señor que va al cine y paga su entrada? Si se abarata la entrada del teatro, tiene que abaratarse la del cine también. Es absurda esa discriminación. El cine también sirve para demostrar que la cultura española es interesante. Hay que bajar el IVA a esta industria porque cada vez la gente va a ir menos al cine”.

-Desde su óptica, ¿cómo se ve la situación de la cultura en España?
“Muy mal, porque nadie habla de ella. A menudo reflexiono sobre este asunto. Si vas a Japón o a China y preguntas qué se sabe de España, la gente hablará del fútbol, del Madrid y del Barcelona; del turismo, por los paisajes y el clima; y por el arte, Goya, Velazquez, Cervantes. Nadie sabe sobre la industria española, porque esas cosas, obviamente, no se quedan en el imaginario. Los que gobiernan nunca se han dado cuenta de esto. En Francia sí se han dado cuenta y defienden la cultura. En España tenemos a mucha gente con talento, pero dispersa. No se le ayuda”.

-¿Ha tocado las puertas de canales de televisión para producir sus películas?
“Hoy en día es muy costoso rodar. Ciertamente es más fácil hacer una comedia o un película costumbrista, muy de acuerdo con la televisión. Para mí, este es un gran problema de la industria en la actualidad: es prácticamente imposible hacer una película en España si no es con la producción de un canal de televisión. Ellos aportan una gran cantidad de dinero y promoción, pero se convierten en un filtro. Los canales tienen sus comisiones que valoran lo que deben apoyar y lo que no. Y aquí es donde entramos en una nueva forma de censura. Antes, en el franquismo, la censura era total, política; ahora, viene de las comisiones de esas cadenas que finalmente deciden qué se hace y qué no. Incluso hay emisoras televisivas que se meten en los guiones o que deciden quienes serán los protagonistas. Esta situación me parece complicada, como para preocuparse. Están mandado ellos sobre nosotros, los cineastas”.

-Además de cine y fotografía ha hecho guiones y novelas. ¿Da igual el formato para expresar las ideas?
“He escrito todos los guiones de mis películas y mis novelas nacen como pretexto o génesis de mi filmografía. Esta el caso de Pajarico solitario (1997), que la escribí a posteriori, porque no he podido rodar esa película todavía. Mi literatura siempre ha ido a caballo con el cine. Es un género que me da mucha más libertad, en el folio, nadie me controla, y termina siendo un placer solitario. Todavía hoy sigo escribiendo”.

FOTO: Sergio Méndez

-¿Tiene alguna novela inédita?
“En breve se va a publicar una novela mía que usa como pretexto el mundo de la fotografía, se titula Ausencias. Yo escribo historias continuamente, así que, claro que tengo novelas inéditas en casa”.

-Si tuviera que hacer una foto del mundo actual, ¿qué perfil tomaría?
“Estamos viviendo en un caos mundial. Cuando miro las noticias me da miedo que se esté fraguando una nueva Guerra Mundial, lo que cada vez me resulta menos descabellado. Da la impresión de que el ser humano no puede estar demasiado tiempo en paz, parece que necesita de la violencia. Vivimos en una constante zozobra porque estamos enfrentando grandes conflictos en todo el mundo; Estados Unidos, Corea del Norte, el Islam, China, Medio Oriente, Israel y Palestina. Es un momento realmente complejo en la Historia, pero, como no iba a ser de otra manera, interesante si lo ves desde fuera. A eso hay que sumarle que cada vez somos más, y esto crea tanto desequili-brio entre los continentes y tanta pobreza, que la solución parece estar cada vez más lejos”.

-¿Tiene prevista una última película?
“Me gustaría hacer muchas películas más en esta vida. Por el momento, quiero acabar esta última en México, que me apetece mucho. Luego me gustaría hacer una película sobre el Guernica, y otra que tome como contexto La India. Y como no, tengo que terminar otros proyectos, como un documental sobre un arquitecto de Santander”.

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