La comisaría de la Policía Nacional del Puerto de la Cruz es una vergüenza

DIARIO DE AVISOS desvela las terribles e inaceptables condiciones del recinto en el que trabaja la Policía Nacional en el Puerto de la Cruz, donde, por ejemplo, solo un toldo oculta el vestuario para las agentes

Inaceptable. Las imágenes que hoy desvela DIARIO DE AVISOS sobre las condiciones que sufren los policías nacionales destinados a la comisaría ubicada en el Puerto de la Cruz (que también cubre buena parte del municipio de Los Realejos) no soportan la más benevolente inspección, tanto desde la perspectiva laboral como estrictamente sanitaria, con el añadido que supone la evidente discriminación que sufren las funcionarias en este recinto. Ello se debe, y sirva como mascarón de proa de esta denuncia, al bochornoso vestuario reservado para ellas, que consiste simplemente en la parte de una habitación que se oculta tras un toldo.

Pero hay más, mucho más. Otra imagen con trazas de convertirse en icónica sobre el asunto es la de un servicio existente en dicha comisaría, donde resulta obvio que solo los valientes tendrán el ánimo suficiente de hacer uso del mismo. A buen seguro que no pasaría un examen administrativo de los que se realizan en cualquier empresa privada de Tenerife.

Tampoco el mantenimiento técnico del inmueble, ubicado en el número 7 de la portuense avenida de José María del Campo Llarena, se antoja precisamente el más idóneo. Cables a la vista justo en el acceso al cuadro eléctrico y ese detalle del letrero que anuncia un extintor inexistente, al menos cuando se obtuvo la fotografía.

Otro punto negro, siempre lejos de las zonas a donde pueden acceder los usuarios de esta comisaría, se detecta en los calabozos, en cuyo pasillo de acceso se comprueba que el remate de las obras, no es, precisamente, algo de lo que se pueda presumir en este edificio que, no hay que olvidarlo, es el epicentro de la seguridad ciudadana en dos municipios, como el Puerto de la Cruz y Los Realejos, por mucho que ambas policías locales aporten un respaldo fundamental para el objetivo común.

En general, tanto en los baños como en la zona de los calabozos y otras, las señales del abandono son notables. Las muestras de humedad y esa mugre que resiste la limpieza del día a día se advierten por doquier, más un mobiliario que inevitablemente nos retrotrae al estilo de hace unos cuantos lustros, evidencia de la falta de una renovación básica del mismo.
Aunque no es una novedad que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado sufren serias carencias materiales en todo el Archipiélago y particularmente en la provincia tinerfeña, la situación de la comisaría del Puerto de la Cruz supera cualquier límite de lo admisible, como se aprecia en estas imágenes.

La hoy delegada del Gobierno en Canarias, Mercedes Roldós, no dudó en reconocer la necesidad de más efectivos y medios en cuanto tomó posesión de su cargo hace apenas unos meses, y cierto es que se sabe de su empeño en poner remedio en la medida de sus posibilidades, pero la tarea es ardua porque, salvo la comisaría del Sur, el resto de las existentes en Tenerife tampoco alcanzan el mínimo exigible.

En cuanto a la reciente inversión de más de cuatro millones de euros en una comisaría de Las Palmas de Gran Canaria, donde sí se cuenta con instalaciones como la supercomisaría, es el delegado provincial de la CEP, José Luis Gallardo, quien mejor opina al respecto: “Nosotros nos alegramos de que los compañeros de Gran Canaria puedan trabajar en unas condiciones dignas. Precisamente, es eso lo que nuestro sindicato exige para los de esta provincia”.

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