Mi diario

Harto de la política, de los políticos y de los jueces y fiscales, harto de las plataformas y de las platajuntas, escribiré de mí, que no me compromete y a ustedes les entretiene, históricamente

Harto de la política, de los políticos y de los jueces y fiscales, harto de las plataformas y de las platajuntas, escribiré de mí, que no me compromete y a ustedes les entretiene, históricamente. El miércoles me levanté con un fuerte dolor de cabeza. Es raro, porque en el vacío no suele existir dolor. Me tomé la tensión y tenía 16-10, es decir, altísima; algo que en mí no es normal. Con la medicación -captopril y trankimazin, debajo de la lengua, más lo habitual, blokium y paraprés, adiro y nexium- me quedé zombie y a las cuatro y media tenía que ir al Mencey, a una entrevista para el lunes en el DIARIO DE AVISOS. Sobreponiéndome a la mamadera, lo conseguí, superé la modorra e hice la entrevista; incluso la pude pasar a limpio. Con la tranquilidad de un cajero de banco también pasé a limpio el primer capítulo de un libro que estoy escribiendo, con lo que me cundió el día mucho más que cuando tengo la tensión normal. Y luego me quedé como un bobo porque no encontré más trabajo que llevar a cabo. En el Mencey me tomé un cortado bombón que tiene dos efectos negativos para mí: uno, que me sube el azúcar y dos que me escarrucio todo, así que como ven fue un día completo. Y, luego, el fútbol. Estoy leyendo el último libro de Baricco, que me da que es un rollo, aunque no he hecho más que empezarlo. Este chico se quedó en Seda, me da. Ya les diré cuando lo termine. Anoche me olvidé de escribir este artículo y lo tengo que mandar hoy, a toda prisa. Me contacta un lector para decirme que el DC-9 matrícula EC-BIO de mis sueños existió, primero en Iberia y luego en Aviaco, y que ahora descansa en el desierto del Mojave. Cojonudo.

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