Pautas de cambio

La resistencia al cambio es un denominador común de los procesos de coaching. El cambio nos puede atemorizar porque nos enfrenta a lo desconocido. Comprender los tres tipos de cambio que pueden darse en nuestra vida puede servirnos para gestionarlos de una manera eficiente.

  1. El cambio voluntario positivo es el ideal perseguido en un proceso de coaching dado que la toma de conciencia de cuál es el estado deseado y en qué se diferencia del estado presenta impulsa a la persona a trazar un plan mejor organizado para conseguirlo.
  1. El cambio involuntario positivo es el que se da, por ejemplo, cuando recibo inesperadamente como premio una sustanciosa cantidad de dinero. Eso no es, en sí, ni bueno ni malo: todo dependerá de cómo encaje en nuestras necesidades.
  1. El cambio involuntario negativo sucede ante un imprevisto desagradable como una situación de despido o el fallecimiento repentino de un ser querido. Desde el coaching abordamos la resistencia a ese cambio cuando la persona no asume que por causa de ese cambio hay futuros posibles que quedan cerrados. Es necesario que el cliente comprenda que de nada le sirve sentirse víctima con verbalizaciones como, por ejemplo, “así es la vida” o “¿qué le vamos a hacer?”. Una postura más ecológica consiste en plantearse a qué posibilidades invita dicho acontecimiento inesperado.

Como habrás comprobado, en coaching no contemplamos que haya un cambio voluntario negativo porque según uno de los postulados de la Programación Neurolingüística siempre escogemos la mejor de las soluciones posibles conforme a la información de la que disponemos. Ante cualquier cambio, querido o no, positivo o negativo, es conveniente repasar nuestras prioridades y motivaciones a fin de trazar un plan de acción que nos permita ajustarnos a la nueva situación.

TE PUEDE INTERESAR